Bruselas quiere analizar las inversiones de las empresas de la UE en sectores críticos en el extranjero
El Ejecutivo comunitario pide a los países que analicen las inversiones de sus empresas en el extranjero en los campos de los semiconductores, la IA y las tecnologías cuánticas
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La Comisión Europea da quince meses a los Estados miembros para que entreguen análisis exhaustivos sobre las inversiones que sus empresas están haciendo en terceros países en tres sectores críticos: semiconductores, inteligencia artificial y tecnologías cuánticas. El Ejecutivo comunitario pide a las capitales que "evalúen los riesgos para la seguridad económica que puedan derivarse de tales transacciones". Países como Japón o China ya realizan controles de inversiones salientes, y en Estados Unidos se está desarrollando el marco. Aunque la institución europea no pone públicamente nombre y apellido a los países en los que está pensando a la hora de pedir este análisis, en privado todas las fuentes apuntan a China.
Bruselas lleva tiempo aplicando una nueva agenda de seguridad económica centrada en reducir los riesgos derivados de la apertura del mercado europeo a países terceros, especialmente en la era del uso instrumental de las dependencias económicas y geoestratégicas. Como parte de esa agenda, el Ejecutivo comunitario ya ha establecido y está endureciendo el sistema de monitoreo de las inversiones que países terceros hacen en la Unión Europea, especialmente en sectores sensibles y en infraestructuras críticas. La idea es evitar que empresas de países que puedan ser considerados como rivales o poco seguros se hagan con el control de empresas importantes para la Unión Europea.
Ahora, la Comisión Europea está dando sus primeros pasos en la otra cara de la moneda: las inversiones salientes, es decir, las que hacen empresas europeas fuera del territorio comunitario. Hay un término que obsesiona especialmente a los técnicos comunitarios: filtración o transferencia de inteligencia o conocimiento. Es decir, la posibilidad de que estas inversiones en países terceros puedan provocar una transferencia de conocimientos a la industria en dicho Estado tercero, que pueda utilizar esa información para reducir la ventaja tecnológica y competitiva que las compañías europeas puedan tener respecto a las autóctonas. Eso, cuando ocurre en sectores que se identifican como los que van a marcar el siglo XXI, como son los semiconductores o las tecnologías cuánticas, puede representar a ojos de Bruselas un riesgo para la seguridad, ya no económica, de toda la Unión Europea.
Así, en el documento el Ejecutivo comunitario señala que "la evaluación de riesgos debe identificar elementos de riesgos y vulnerabilidades potenciales, en particular en relación con la fuga de tecnología, como los principales tipos de amenazas y actores de amenazas y cualquier factor geopolítico, como patrones históricos de adquisición de tecnología, relevantes para evaluar la probabilidad de impactos negativos en la seguridad económica". Bruselas identifica esta "fuga de tecnología" como especialmente grave cuando afecta a "un reducido conjunto de avances tecnológicos que pueden mejorar las capacidades militares y de inteligencia de actores que pueden utilizarlos para socavar la paz y la seguridad internacionales".
Los técnicos comunitarios recuerdan que dicha transferencia de inteligencia no debe ser "alimentada por el capital, la experiencia y los conocimientos de la Unión, ni siquiera en el contexto de las inversiones salientes de la Unión". Siguiendo esta lógica, la Comisión pide a las autoridades nacionales que obtengan toda la información referente "cualquier acuerdo contractual de investigación y desarrollo, licencia de propiedad intelectual y movimiento de personal clave como parte de la inversión", lo que se considera uno de los elementos centrales de la transferencia de conocimiento.
Una muestra de la importancia que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, otorga a la cuestión de la seguridad económica es que se ha añadido ese título al de comisario de Comercio, un puesto que actualmente ocupa Maros Sefcovic, que está también a los mandos de esta estrategia. “La UE está y seguirá estando entre los líderes tanto en proporcionar como en atraer inversiones de categoría mundial. Sin embargo, la geopolítica actual nos obliga a tener un conocimiento más profundo de los riesgos potenciales que puede entrañar”, ha explicado en un comunicado el eslovaco.
La Comisión Europea da quince meses a los Estados miembros para que entreguen análisis exhaustivos sobre las inversiones que sus empresas están haciendo en terceros países en tres sectores críticos: semiconductores, inteligencia artificial y tecnologías cuánticas. El Ejecutivo comunitario pide a las capitales que "evalúen los riesgos para la seguridad económica que puedan derivarse de tales transacciones". Países como Japón o China ya realizan controles de inversiones salientes, y en Estados Unidos se está desarrollando el marco. Aunque la institución europea no pone públicamente nombre y apellido a los países en los que está pensando a la hora de pedir este análisis, en privado todas las fuentes apuntan a China.