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Ocho capitales pequeñas resurgen en plena migración a las grandes ciudades
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Ocho capitales pequeñas resurgen en plena migración a las grandes ciudades

En los últimos treinta años la población se ha concentrado más en torno a las cinco grandes ciudades, pero la inmigración está permitiendo revitalizar algunos núcleos del interior

Foto: Teruel. (EFE/ Antonio García).
Teruel. (EFE/ Antonio García).
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Las capitales de provincia españolas se llenaron durante la segunda mitad del siglo XX por el éxodo del campo a la ciudad, y la historia en lo que va de siglo XXI es mixta. Está marcada por los picos de población que provocan las llegadas de extranjeros, pero dentro de una tendencia general de concentración en torno a las grandes urbes y de expansión del perímetro de influencia de estas.

Según reflejan los datos históricos del padrón, las cinco provincias punteras (Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Sevilla) concentraban el 37,6% de la población en 1996 y el porcentaje ha crecido hasta el 40,3% en 2024. Esto evidencia que el récord de 48,6 millones de habitantes a fecha del uno de enero de este año se ha producido con una distribución más desigual en el territorio. No obstante, el dato agregado oculta dos paradojas principales.

La primera es que si se mide la concentración por municipios, no solo no aumenta, sino que disminuye notablemente. Las 20 urbes más grandes de España tenían al 27,6% de los residentes totales del país en 1996, pero solo al 18,9% en 2024. Esto se debe principalmente a que han emergido municipios cercanos a las grandes capitales que, en cierto modo, las descargan y que a principios de siglo tenían un tamaño más reducido.

Tanto Madrid como Barcelona y el resto de grandes metrópolis expulsan población a los alrededores, fundamentalmente dentro de las propias provincias, pero también a otras limítrofes. Esto hace que, aparentemente, los residentes estén más repartidos por municipios, aunque los ejes económicos de ellos giren en realidad en torno a las propias capitales

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El ejemplo más claro es la provincia de Madrid, que tenía siete municipios de más de 100.000 habitantes en 1996, frente a los 11 que tiene en 2024. Rivas-Vaciamadrid, por ejemplo, ha pasado de tener 22.620 habitantes hace 28 años, menos que ninguna capital de provincia, a los 101.949 actuales. El crecimiento de la provincia de Madrid es tan intenso que el 53% de sus municipios han, al menos, duplicado su población en el periodo analizado, mientras que la capital solo ha crecido un 19,2%.

La segunda sorpresa, que ha pasado más desapercibida y es más reciente, es que hasta ocho capitales de provincia pequeñas y de la llamada España vaciada están resurgiendo y en 2024 han alcanzado su récord de población de la serie histórica reciente. Es el caso de Lugo, Cáceres, Guadalajara, Toledo, Ciudad Real, Huesca, Soria y Teruel, todas con menos de 100.000 habitantes.

El efecto de la inmigración

Si bien es cierto que el crecimiento de Guadalajara y Toledo, más fuerte en sus provincias que en sus capitales, se debe principalmente al mismo efecto anteriormente descrito de la expansión de Madrid, el resto tiene una explicación menos intuitiva, ya que se encuentran alejadas de la capital y de grandes urbes en general. La respuesta la da el análisis de los flujos migratorios, disponibles solo desde 2021 a nivel municipal.

Lugo, Cáceres, Ciudad Real, Huesca, Soria y Teruel han logrado flujos migratorios positivos desde 2022 gracias, sobre todo, a la inmigración procedente del exterior del país, ya que algunas incluso siguen perdiendo población por traslados dentro de España. Aunque la ganancia no es muy abultada en ninguna de ellas en comparación con lo que sucede en las grandes ciudades, es suficiente para que vuelvan a máximos de población de este siglo, pues logran compensar sus crecimientos vegetativos negativos.

El boom demográfico que vive España gracias a la inmigración, siendo el país que más crece en población de la UE a pesar de tener más muertes que nacimientos, está revitalizando a estas capitales pequeñas, aunque no tanto a sus provincias. Las de Ciudad Real, Teruel, Soria, Cáceres y Lugo tuvieron más población en algún otro momento del siglo. El caso más llamativo es el de Huesca, con récord de población en 2024 tanto en la provincia como en la capital.

Tres capitales decrecen

Aunque estas ocho capitales son la nota positiva del panorama general, la tendencia continúa siendo negativa en Cádiz, Cuenca y Córdoba, las tres únicas capitales de provincia que perdieron población en 2024 a pesar del auge migratorio. Si se amplía el análisis a los municipios de toda España, se observa cómo el noroeste y, en general, las zonas rurales del interior, siguen vaciándose.

La provincia de Cuenca tiene una de las densidades de población más reducidas de la UE y su capital tampoco aguanta, con Huesca superándola en 2023. El declive de la ciudad en términos demográficos se inició en 2012, tras ganar población en los años de la burbuja inmobiliaria, y desde entonces no logra revertir la tendencia, a pesar de que sí conserva más residentes que a principios de siglo: 53.429 en 2024 frente a 45.707 en el 2000.

Desde 2012 la capital ha tenido una fuga de jóvenes, que, sumada a la baja natalidad, hace que ya sean más los residentes en edad de jubilación (el 19,8% en 2023) que los de menos de 16 años (el 14,5%). Según los datos municipales de origen y destino de 2021, los vecinos de Cuenca se marchan sobre todo a Madrid y a Valencia.

Cádiz registra un decrecimiento más acelerado que Cuenca, con caídas ininterrumpidas de residentes desde finales del siglo pasado, convirtiéndose en la capital que más población ha perdido desde 1996 (un 23,8%). No obstante, sus vecinos suelen irse bastante cerca, a otros municipios de la provincia (San Fernando, Puerto Real y Chiclana de la Frontera).

En la ciudad conviven varios problemas estructurales, entre los que se encuentran el elevado desempleo, la escasez de trabajos especializados y la falta de vivienda. La combinación entre la paralización de la construcción, la falta de suelo y el impacto del turismo tensiona el mercado en una localidad que solo cuenta con 13,3 km² y que tiene límites geográficos para extenderse más. Actualmente, cuenta con 110.914 habitantes, pero existe un debate sobre cuándo llegará a caer por debajo de los 100.000.

En cuanto a Córdoba, registra una pérdida de población continuada en los últimos años, tanto en la provincia como en la ciudad, aunque sigue estando entre las capitales de provincia más grandes de España. El decrecimiento de la ciudad no se traduce, como sucede en Cádiz, en una expansión en la provincia, ya que las mayores mudanzas de Córdoba tienen como destino las urbes españolas más grandes: Madrid, Sevilla, Málaga y Barcelona.

Las capitales de provincia españolas se llenaron durante la segunda mitad del siglo XX por el éxodo del campo a la ciudad, y la historia en lo que va de siglo XXI es mixta. Está marcada por los picos de población que provocan las llegadas de extranjeros, pero dentro de una tendencia general de concentración en torno a las grandes urbes y de expansión del perímetro de influencia de estas.

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