Un mapa y cuatro preguntas clave sobre las zonas más afectadas por las inundaciones
Analizamos la cartografía de todas las zonas inundables de España y su relación con la renta, la población o el año de construcción de las viviendas
El cambio climático acecha. Y es casi una obviedad decir que afecta a todos: ricos y pobres. Pero menos atención se presta a una realidad incontestable. Las rentas más bajas afrontan los mayores riesgos derivados del cambio climático. En particular, en los países pobres, mucho más vulnerables, pero estas diferencias también se ven entre la población de aquellos con mayor nivel de vida. La renta determina, de hecho, la probabilidad de que el cambio climático golpee con más fuerza a unas familias que a otras.
Las recientes inundaciones en Valencia y otras zonas del país lo demuestran con claridad. Las zonas más afectadas concentran menores niveles de renta per cápita y, al mismo tiempo, las viviendas ahí construidas, donde el suelo es más barato (por su alta exposición a riadas), están menos preparadas para afrontar este tipo de contingencias. Es más: es muy significativo observar cómo el año de la construcción de las viviendas determina en buena medida el grado de vulnerabilidad de los edificios ante las catástrofes.
El proceso de deslocalización humana ha sido tan intenso en las últimas décadas que si la provincia de Valencia tenía 1,34 millones de habitantes en 1950, cuando comienza el despegue de la economía española tras la guerra civil, en 1980 había superado ya los dos millones. Es decir, un crecimiento de la población del 54% en apenas tres décadas. Muchos de esos habitantes se instalaron en zonas de alto riesgo. Para entender mejor cómo son las áreas inundables en España hay algunas preguntas que es necesario responder.
La primera: ¿cuál es el nivel de renta?
Lo que muestra el gráfico es que, de forma general, el desigual reparto de la riqueza en España hace que haya un mayor porcentaje de viviendas construidas en aquellas secciones donde la renta es menor. Esto quiere decir que, de los casi doce millones de edificios que figuran en Catastro (no se incluyen datos de País Vasco ni Navarra, que cuentan con su propio organismo catastral), algo más de la mitad, un 57% están en áreas donde la renta se encuentra por debajo del cuarto decil o, lo que es lo mismo, por debajo de los 23.800 euros de renta anual mediana por unidad de consumo (una medida del INE que tiene en cuenta el número de habitantes de los hogares para calcular el ingreso medio).
De esta forma, de los casi 424.000 edificios que se encuentran en una zona que se puede inundar con una frecuencia media de una vez cada 500 años, un 55,1% se encuentra en este grupo de ingresos bajos. Si prestamos atención a los lugares donde las rentas se encuentran en los tres últimos deciles, los más ricos, la cifra desciende hasta el 15,7% de las edificaciones.
El siguiente gráfico incide en la cuestión sobre la renta pero, ¿qué pasa cuando se observa a escala provincial?
Si realizamos un desglose de las zonas inundables a un nivel más detallado, los resultados son mucho más variados que a nivel nacional: las cinco provincias con mayor número de construcciones en zonas en riesgo de inundación son Murcia, Sevilla, Valencia, Alicante y Tarragona, por ese orden. El efecto de la vulnerabilidad económica asociada a la climática es en muchas de ellas más evidente que en el nivel nacional.
El caso de Murcia representa a la perfección que la fragilidad ante las riadas que sufren las viviendas en secciones más empobrecidas es mucho mayor: un 78,1% de ellas está en secciones donde la renta está por debajo del decil tres, que en el caso de la región mediterránea es de 16.450 euros o menos.
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En cambio, en otros sitios también castigados por las riadas, se da un patrón diferente. Es el caso de la costa catalana o las Islas Baleares, donde el riesgo de inundación no es solo fluvial sino también marítimo. Allí, son las secciones con mayores niveles de renta las que concentran mayor número de edificaciones en riesgo de inundación. En Barcelona, en concreto, de las 15.000 construcciones analizadas que se encuentran en riesgo, el 51% se encuentra en las zonas donde vive el 40% más rico de la población. Las viviendas en primera línea de playa, normalmente más exclusivas, rebajan la relación entre renta y riesgo de inundación.
Llegamos así a la tercera cuestión: ¿cuándo se han construido las casas que están en zonas inundables?
En los años del desarrollismo, los 60 y los 70, se vivió el mayor impulso de la construcción en nuestro país. En un tiempo en el que se producían enormes desplazamientos del campo a la ciudad, los nuevos emplazamientos industriales (los polos de desarrollo) necesitaban viviendas para alojar a los trabajadores que requería la economía, lo que produjo una construcción en aluvión y de ínfima calidad.
En muchos casos, se hizo además sin que hubiera por medio ningún planeamiento urbanístico. Se construía casi en cualquier zona porque era más barato, incluso en barrancos o ramblas donde históricamente se han producido escorrentías. Esto, unido a que los permisos urbanísticos, si los había, eran más laxos, ha creado las condiciones objetivas para este tipo de desastres cuando no se actúa con previsión.
Las zonas inundables no fueron una excepción. En ellas se construyó de forma similar a como se hacía en el resto del territorio. Así, en las zonas inundables, se construyó de forma similar es similar al del resto de construcciones: el número de edificaciones es bajo hasta después de la guerra, comienza a producirse un leve ascenso a partir de los años 60 y la cifra alcanza máximos a partir de los 80, para desinflarse tras la crisis de 2008. De esta forma, casi el 69% de los edificios erigidos en zonas potencialmente inundables se construyeron entre 1961 y 2011, un 41,5% en la primera mitad del periodo y un 26,8% en la segunda.
Si además del año de construcción atendemos al nivel de renta de cada sección en la que se encuentran las edificaciones, la principal conclusión es la siguiente: a más antigüedad, menor renta. Así, prácticamente la mitad de los edificios erigidos antes de 1900 en áreas de riesgo están en zonas de rentas bajas. Para los construidos entre 1961 y 1990, la cifra desciende hasta el 43% y para aquellos que se edificaron entre 1991 y 2011 baja hasta el 36%.
Pero de nuevo, cuando bajamos al nivel de provincia y atendemos a aquellas con más opciones de sufrir inundaciones, la situación cambia un poco. En éstas, las edificaciones construidas a partir de los años 90 y ubicadas en zonas de rentas más altas concentran el mayor grupo de viviendas en riesgo de inundación.
En Murcia, la región más amenazada de toda España, como se ha indicado, las riadas impactan más en las zonas de rentas bajas. Pero el cruce de la renta y el año de construcción apunta a las viviendas construidas entre 1990 y 2011 y de secciones de ingresos en torno a la media como el grupo más amplio de casas potencialmente afectadas. En ese caso, muchas veces no se trata de primeras viviendas, sino que abunda la segunda residencia, lo que sugiere que el desarrollo turístico ha influido de forma relevante en las estadísticas. En La Manga, por ejemplo, una zona con muchos edificios en riesgo, los mayores picos de construcción se vieron en los 80 y en los 2000
Después de analizar el nivel de renta y la evolución de los edificios, respondemos la última cuestión: ¿cómo se distribuye la población en estas áreas?
No existen grandes diferencias entre la población que vive en las secciones más ricas y más pobres de las zonas inundables de España. Pero de nuevo, en las provincias con mayor riesgo de inundabilidad, las distancias parecen abrirse a ambos extremos del espectro, aunque no de forma exagerada. De este modo, en las secciones más pobres de Murcia, por ejemplo, sí que hay mayor población concentrada que en las más ricas.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico cifra en casi 2,7 millones la cantidad de personas que viven en zonas donde la probabilidad de que una inundación tenga lugar es de una cada 500 años, según Planes de Gestión del Riesgo de Inundación. Estas cifras solo contemplan el riesgo de inundación fluvial, esto es, por desbordamiento de ríos, por lo que la población total afectada en España es incluso superior. El 59% de la población en riesgo vive en las cuencas del Guadalquivir, Segura o Júcar.
En conclusión, de forma general, los municipios de rentas más bajas tienen más superficie inundable que aquellos de rentas más altas. Así ocurre, por ejemplo, en La Algaba, un municipio de unos 16.500 habitantes, donde la mediana de ingresos por unidad de consumo es de apenas 14.350 euros y un 94% de los edificios de la localidad está en riesgo de inundación. Por fecha de construcción, un 77,2% de estos se erigieron entre 1961 y 2011.
Algo similar sucede en Los Alcázares, en Murcia, donde el 86,4% de las viviendas se encuentran en terreno inundable y donde la renta mediana es de 14.117 euros. En un estrato incluso inferior se encuentra Dolores (Alicante). Un 89,5% del perímetro urbano de esta localidad de cerca de 8.000 habitantes es susceptible de ser alcanzado por las riadas con una probabilidad de que suceda una vez cada 500 años. El nivel de ingresos está por debajo de la media de la provincia y casi un tercio de sus edificios se construyeron entre 1990 y 2011.
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Pero como se ha advertido, hay otros ejemplos en los que una renta más baja no es indicativo de un riesgo menor. Es el caso del municipio balear de Marratxí, donde los ingresos medianos alcanzan los 23.188 euros y algo más del 40% de los edificios se encuentra en zona inundable.
Sevilla es otro buen ejemplo, con más de un 80% de su tejido urbano construido en terreno inundable, lo que supone casi 20.000 edificios en peligro, los ingresos medios alcanzan las cotas más altas de la provincia.
Metodología
Para este análisis se ha tomado en cuenta la superficie de zona inundable fluvial y marítima con un periodo de retorno de 500 años, la más amplia disponible.
Esta superficie se ha cruzado con la cartografía de todos los edificios disponoble en Catastro (no se incluye información para País Vasco y Navarra). Para determinar cuántos están afectados, se suman aquellos que tienen el menos un 80% de la superficie dentro de la zona inundable.
Estos datos se han combinado también para el análisis con la información del Atlas de Distribución de Renta de los Hogares, la estadística del padrón continuo y el año de construcción de los edificios.
El cambio climático acecha. Y es casi una obviedad decir que afecta a todos: ricos y pobres. Pero menos atención se presta a una realidad incontestable. Las rentas más bajas afrontan los mayores riesgos derivados del cambio climático. En particular, en los países pobres, mucho más vulnerables, pero estas diferencias también se ven entre la población de aquellos con mayor nivel de vida. La renta determina, de hecho, la probabilidad de que el cambio climático golpee con más fuerza a unas familias que a otras.