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La caída de la natalidad está impulsando la reducción de la brecha de género salarial
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La 'penalización por hijo'

La caída de la natalidad está impulsando la reducción de la brecha de género salarial

Cada vez hay más mujeres que no quieren ser madres para evitar la penalización por hijo. Otras lo retrasan para no perjudicar su ascenso

Foto: Dos personas pasean con un carrito de bebé. (Europa Press)
Dos personas pasean con un carrito de bebé. (Europa Press)
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Una de las principales causas de la brecha salarial es la maternidad. La llegada de los hijos, especialmente del primero, provoca un parón en la carrera laboral de las mujeres que afecta a sus ingresos. Por un lado, las mujeres siguen siendo quienes más reducen su tiempo de trabajo, con permisos, reducciones de jornada, excedencias o incluso quienes dejan sus trabajos temporalmente. Este frenazo también reduce las posibilidades de progresar en su puesto de trabajo y conseguir ascensos, lo que genera una brecha con los hombres que ya no desaparecerá en el resto de su carrera laboral.

Sin embargo, los cambios sociales de las últimas décadas están llevando a que el número de nacimientos se haya desplomado, lo que está impactando en la reducción de la brecha salarial. A mediados de los setenta, cada 1.000 mujeres de entre 25 y 29 años nacían casi 190 niños, en la actualidad son menos de 45. Entre los 30 y los 34 años, nacían 123 hijos, y en la actualidad son 75 niños. En los últimos años, incluso se está reduciendo el número de hijos entre los 35 y los 39 años.

Esta caída de la natalidad es incluso mayor si se observa exclusivamente a las mujeres españolas, ya que la inmigración ha ayudado a frenar el desplome de los nacimientos en España. El descenso de la natalidad tiene un cierto componente económico, pero, sobre todo, se trata de un movimiento cultural: un grupo creciente de la sociedad no quiere tener hijos.

Esta decisión está contribuyendo a reducir la brecha salarial. El motivo es simple: cada vez hay menos mujeres afectadas por la llamada child penalty (penalización por hijo). Las mujeres jóvenes entran al mercado laboral con unos salarios muy parecidos al de los hombres, pero esta brecha se amplía drásticamente cuando llega el primer hijo. Sin embargo, quienes no tienen hijos pueden seguir la progresión profesional de los hombres.

Un estudio reciente, elaborado por Luis Guirola, Laura Hospido y Andrea Weber, muestra que las mujeres con 30 años con hijos ganan un 15% menos que las mujeres que no han tenido hijos, incluyendo el impacto de las reducciones de jornada, excedencias, etc. Esto es, sigue existiendo una brecha muy importante cuando llega el primer hijo. Una situación que no ocurre en el caso de los hombres, que con 30 años ganan un 5% más que los no padres. En el caso de los hombres, se aumenta el esfuerzo laboral tras tener hijos, lo que se traduce en más horas extras, trabajos adicionales o promociones.

El efecto composición

La participación de las mujeres en las ocupaciones con mejores salarios ha crecido intensamente en la última década. Pero este incremento ha sido especialmente intenso entre las mujeres que no han sido madres. Por ejemplo, en las ocupaciones de técnicos y profesionales, esto es, servicios de alto valor añadido, el peso de las mujeres no madres de 20 a 40 años ha aumentado en 10,5 puntos desde 2011, frente a 7,5 puntos en las mujeres madres.

"La caída de la brecha de salario por hora también puede explicarse por una reasignación intersectorial de las mujeres hacia ocupaciones mejor remuneradas en términos de salario por hora", explica Ángel Martínez, consultor de AFI, en un artículo reciente publicado en la revista Cuadernos de Economía editada por Funcas.

Martínez realiza un cálculo: cuál sería el salario de las mujeres si las mujeres mantuviesen la misma distribución ocupacional que hace una década. El resultado es que ganarían un 4,6% menos por hora trabajada que en la actualidad. Esto es, las mujeres tienen ahora trabajos mejores, lo que explica una parte de la caída de la brecha salarial. Aunque la penalización por tener a un hijo sigue existiendo, son menos mujeres las que están soportando este impacto por la caída de la natalidad.

En las generaciones más jóvenes, la brecha salarial ya ha desaparecido. Según los últimos datos del INE, las mujeres de menos de 25 años cobran casi un 4% más que los hombres y entre los 25 y los 35 años, los hombres cobran más, pero apenas un 2,3%. En buena medida, esta reducción de las diferencias salariales es la consecuencia de que las mujeres están mejor formadas y acceden a ocupaciones similares, o incluso mejores (el fracaso escolar es mayor entre ellos), que las de los hombres, al inicio de su carrera profesional.

Si estas mujeres no están sometidas a la penalización por hijo, pueden llevar una carrera similar a la de los hombres de su generación. Además, muchas mujeres que quieren ser madres retrasan la llegada del primer hijo. De hecho, es más común que las mujeres españolas tengan su primer hijo a los 38 que a los 27. La llegada más tarde del primer niño evita que las madres trabajadoras sufran un parón de su carrera laboral al inicio, que es cuando se producen las mayores mejoras salariales.

"La brecha de género ha caído mucho durante los últimos veinte años gracias a cambios de composición, mejor acceso a ocupaciones mejor remuneradas y, en los últimos años, mayor intensidad de horas trabajadas", explica Martínez.

La incorporación de mujeres a empleos de mayor calidad tiene otra ventaja, y es que la penalización por hijo es menor en los casos de trabajos que requieren estudios superiores. Según el estudio de Guirola, Hospido y Weber, las mujeres con 30 años que son madres ganan casi un 20% menos que las no madres si no tienen estudios (ESO o inferior), pero si tienen título universitario, la brecha se reduce a menos del 5%.

En buena medida, esta diferencia tan abultada se debe a que las mujeres con más estudios deciden no interrumpir su carrera laboral tras la maternidad. Es comprensible que sea así, después del esfuerzo para formarse, no están dispuestas a renunciar a su progresión. En estos casos, el cuidado de los hijos se reparte con el padre, otros familiares o con servicios externos (guardería, cuidadores, etc.).

Aunque la mejora de la ocupación de las mujeres está reduciendo la brecha salarial, existen todavía diferencias que son difíciles de eliminar. "Estas vías para reducir la brecha salarial terminarán por agotarse, y entonces reducir más la brecha salarial será cada vez más difícil, ya que implicará cambios en el tipo de empleo, tiempos de trabajo, reparto de tareas, cosas que se mueven mucho más lentamente que el cambio ocupacional o las horas trabajadas", señala Martínez. Para que se complete, será necesario también un cambio social para que los hombres compartan plenamente el esfuerzo de la crianza. Y una vigilancia, por parte de los poderes públicos, para que no surja una nueva brecha, entre quienes tienen y quienes no tienen hijos.

Una de las principales causas de la brecha salarial es la maternidad. La llegada de los hijos, especialmente del primero, provoca un parón en la carrera laboral de las mujeres que afecta a sus ingresos. Por un lado, las mujeres siguen siendo quienes más reducen su tiempo de trabajo, con permisos, reducciones de jornada, excedencias o incluso quienes dejan sus trabajos temporalmente. Este frenazo también reduce las posibilidades de progresar en su puesto de trabajo y conseguir ascensos, lo que genera una brecha con los hombres que ya no desaparecerá en el resto de su carrera laboral.

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