Los BRICS buscan una alternativa al dólar y Trump activa las alarmas
Lo que preocupa a Washington es que el privilegio del dólar como moneda de intercambio afecte a su economía, que se beneficia de los flujos internacionales de divisas. EEUU es el principal receptor de inversión extranjera en el mundo
La amenaza salió hace unos días de Mar-a-Lago, la residencia en Florida de Donald Trump, y en síntesis consiste en imponer unos aranceles del 100% a los países que renuncien a utilizar el dólar para sus transacciones comerciales como estrategia política. La propuesta de renunciar al dólar salió de la reciente cumbre de Kazán (Rusia), donde los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, más otros cinco que han anunciado su incorporación) se han conjurado para buscar una alternativa al dólar como moneda hegemónica en el conjunto del planeta.
Lo que preocupa a la próxima administración estadounidense es que el privilegio del dólar como moneda de intercambio internacional afecta a su economía, que se beneficia de los flujos internacionales de divisas (EE.UU. es el principal receptor de inversión extranjera del mundo), manejando el tipo de cambio mediante instrumentos como la política monetaria. De ahí que Trump haya sido especialmente duro en este asunto, incluso por encima de su animadversión hacia China por razones comerciales. Lo que quiere el próximo presidente de EE.UU. es un dólar fuerte.
Hoy el dólar, según datos de Atlantic Council, un think tank estadounidense, representa alrededor del 58% del valor de las reservas de divisas de todo el mundo, casi el triple que el euro, lo que da idea de su relevancia. El porcentaje hace buena aquella célebre reflexión de John Connolly, entonces secretario del Tesoro de EE.UU.: “El dólar es nuestra moneda, pero es vuestro problema”.
La propuesta de los países BRICS no es cualquier cosa. El peso de sus economías en el mundo se sitúa en torno al 34% del PIB en términos de paridad del poder adquisitivo, alrededor de seis puntos porcentuales por encima de lo que pondera el G7. Esto representa una seria amenaza a la hegemonía histórica del dólar desde el fin de la II Guerra Mundial y la creación de las instituciones financieras internacionales (FMI y Banco Mundial). Entre otras razones, porque una de las vías de transmisión de la fortaleza del dólar radica en su utilización como moneda de intercambio en los bienes energéticos, y hay que tener en cuenta que entre los BRICS y los nuevos socios —han entrado en el club Irán y Emiratos Árabes Unidos— controlan ya el 30% de la producción mundial de crudo. El gigante Arabia Saudí lo está considerando.
Una entelequia
La posibilidad de crear una moneda común, sin embargo, no deja de ser hoy una entelequia, en la medida en que las economías de los BRICS son muy distintas. De ahí que sea más importante, incluso, la posibilidad de encontrar una alternativa a la plataforma de intercambios por la que circulan los dólares, habida cuenta de que esto afectaría a la hegemonía económica de EE.UU. a través de instrumentos como el sistema SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication). SWIFT es la autopista tecnológica por la que transita la inmensa mayoría de las transacciones económicas del planeta, y es allí donde EE.UU. tiene una posición de privilegio. La plataforma, con sede en Bélgica, aunque su ubicación geográfica es más simbólica que representativa, conecta más de 11.000 organizaciones bancarias y de valores en más de 200 países y territorios.
Su importancia radica en que quien maneja SWIFT, que es la gran banca estadounidense, maneja un impresionante volumen de información del conjunto del planeta. De ahí que su control sea fundamental para los intereses de Washington, en particular desde el 11-S, cuando la NSA, la Agencia de Seguridad Nacional, aumentó sus competencias para vigilar las operaciones que se mueven en SWIFT. Hasta el Parlamento Europeo pidió en su día que se suspendieran los acuerdos de Europa con la NSA por la vigilancia ilegal que hace esa agencia de los movimientos financieros.
La plataforma habilita, por ejemplo, que se pueda saber qué país cumple con las sanciones impuestas a Rusia o a otros países que no están en la órbita de EEUU. Desde los ataques terroristas de las torres gemelas, EEUU intercepta de forma encubierta los datos de mensajería SWIFT en el marco del Programa de Seguimiento del Financiamiento del Terrorismo (TFTP).
La fortaleza del dólar
Rusia fue expulsada de SWIFT en 2022 en el marco de las sanciones que impuso una parte de la comunidad internacional tras la invasión de Ucrania, y desde entonces utiliza su propia plataforma, además de la denominada CIPS (Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos, por sus siglas en inglés), que es la que usa China para sus pagos entre estados. Igualmente, Brasil ha apoyado la expansión de infraestructuras que impulsan el papel del renminbi en la economía. El Banco Central de Brasil (BCB) ha establecido una línea de swap con el Banco Popular de China (PBOC) y ha anunciado una cámara de compensación del renminbi en Brasil para facilitar el comercio en monedas locales con China.
Esto no es óbice, sin embargo, para que el dólar continúe siendo fundamental en las reservas de divisas y en la liquidación de exportaciones de Brasil. En Rusia, por el contrario, y tras las sanciones, el renminbi ha desplazado al dólar como la moneda más utilizada en las transacciones comerciales. India, por el momento, no colabora en la expansión de la plataforma china de compensación y liquidación, mientras que la propia China ha llegado a acuerdos con unos cuarenta bancos centrales de todo el mundo.
Aunque el dólar sigue siendo hegemónico, lo cierto es que los datos del BIS, que es una especie de banco central de los bancos centrales, muestran un debilitamiento general en su capacidad de influencia. Según el BIS, el crédito denominado en dólares concedido a los países emergentes y en desarrollo continúa contrayéndose, mientras que el crédito denominado en el renminbi chino —la moneda utilizada en las transacciones internacionales— sigue aumentando, principalmente a los prestatarios de la región de Asia y el Pacífico. Es decir, las áreas de mayor influencia de los BRICS.
El dólar, en todo caso, sigue siendo hegemónico
En concreto, el crédito a los mercados emergentes y en desarrollo en dólares lleva descendiendo desde principios de 2022, coincidiendo con el inicio del ciclo de ajuste de la Reserva Federal. La disminución acumulada del crédito en dólares supera los 380.000 millones de dólares, afectando principalmente a los prestatarios de Asia y el Pacífico. Por el contrario, el crédito transfronterizo denominado en renminbi lleva creciendo por noveno trimestre consecutivo, lo que representa un aumento acumulado de casi 240.000 millones de dólares desde principios de 2022.
El dólar, en todo caso, sigue siendo hegemónico. En abril de 2022, última encuesta realizada por el BIS, estuvo presente en el 88% de todas las transacciones en el mercado —denominado OTC (Over the Counter)— que mueve diariamente alrededor de 7,5 billones de dólares, cinco veces el PIB anual de España. Las siguientes tres monedas más negociadas fueron el euro, el yen y la libra esterlina, cuya posición es estable.
Los datos del BIS muestran que el euro sigue siendo la segunda moneda más negociada del mundo, con un 30,5% de todas las transacciones, mientras que el yen y la libra esterlina representan, respectivamente, el 17% y el 13% de todas las operaciones. En todo caso, el renminbi chino muestra el mayor aumento en participación de mercado desde 2019, al suponer un 7% de todas las transacciones. La divisa china es hoy la quinta moneda más negociada, frente al octavo lugar hace tres años, y eso es lo que preocupa a Washington. Atlantic Council, de hecho, estima que dado que los participantes directos del CIPS, la plataforma china, pueden liquidar transacciones sin depender de SWIFT o del dólar, los indicadores tradicionales del uso del renminbi “pueden estar subestimando el valor real”. La moneda china, en este sentido, como el dólar, puede ser utilizada como moneda de reserva o de pago en las transacciones comerciales.
La amenaza salió hace unos días de Mar-a-Lago, la residencia en Florida de Donald Trump, y en síntesis consiste en imponer unos aranceles del 100% a los países que renuncien a utilizar el dólar para sus transacciones comerciales como estrategia política. La propuesta de renunciar al dólar salió de la reciente cumbre de Kazán (Rusia), donde los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, más otros cinco que han anunciado su incorporación) se han conjurado para buscar una alternativa al dólar como moneda hegemónica en el conjunto del planeta.
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