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La mitad del crecimiento de España se debe al gasto público en consumo y salarios
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El 55% del aumento del PIB desde 2019

La mitad del crecimiento de España se debe al gasto público en consumo y salarios

El consumo público ha aportado más crecimiento económico desde 2019 que el consumo privado o las exportaciones netas de servicios y turismo. El impulso ha sido compatible con la reducción del déficit público

Foto: Los ayuntamientos aceleran su gasto durante las navidades. (EP/Eduardo Parra)
Los ayuntamientos aceleran su gasto durante las navidades. (EP/Eduardo Parra)
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La economía española sigue sorprendiendo por su gran dinamismo. La Comisión Europea ha subido al 3% su previsión de crecimiento de 2024 y espera que se mantenga por encima del 2% en los dos próximos años. España es ya uno de los países europeos que más ha avanzado desde el inicio de la pandemia, con un crecimiento del PIB del 6,6%, dos puntos más que el conjunto de la eurozona (todos los datos, salvo los de salarios, están corregidos de inflación). Esta estadística no incluye la inversión pública.

Este dinamismo de la economía nacional tiene un secreto: el empuje del sector público. El consumo público, que incluye también los salarios de los trabajadores públicos y los servicios públicos externalizados, ha aportado más de la mitad del crecimiento del PIB. En concreto, el 55%. Y este es solo el impacto directo del consumo público, pero también genera un efecto indirecto gracias al aumento de la demanda interna.

El consumo público explica el incremento del déficit público que ha experimentado España en estos años. El Gobierno espera un saldo negativo de 40.000 millones de euros este año, casi 10.000 millones más que en 2019. Este aumento del déficit ha sido un motor para la economía nacional. El crecimiento económico logrado ha neutralizado el incremento del déficit, dejándolo en el 3% del PIB, cifra idéntica a la de 2019. Se ha logrdo el objetivo de que el aumento del gasto se traslade en crecimiento económico, permitiendo que este estímulo público sea sostenible en el tiempo.

Este resultado se debe, en buena medida, a que el Gobierno ha acompañado el aumento del gasto con impuestos a rentas altas y medias, que son quienes tienen más capacidad de ahorro. Esto ha provocado que una parte del exceso de ahorro de la economía española se haya canalizado hacia el gasto público, generando así un estímulo a la actividad.

Una parte de estos recursos adicionales se han destinado a reforzar las plantillas públicas y sus salarios. El número de trabajadores públicos ha aumentado en casi medio millón de personas desde 2019, según los registros de la Seguridad Social. De los 2,56 millones de empleados públicos se ha pasado a algo más de 3 millones en estos cinco años desde los niveles prepandemia. En total, las administraciones públicas han creado uno de cada cuatro nuevos empleos.

La mayor parte de las contrataciones públicas las han realizado las comunidades autónomas. En concreto, han generado el 70% del nuevo empleo público. El gasto público se ha concentrado en reforzar los servicios públicos, muy deteriorados durante los años de los ajustes provocados por la crisis financiera. Y los principales servicios, Educación y Sanidad, están transferidos a las CCAA. Pero también el Estado ha reforzado sus plantillas con la incorporación de casi 110.000 trabajadores adicionales.

Además del empleo creado, también han subido los salarios públicos, que han aumentado con más intensidad que en el sector privado. Según los datos del INE, el salario medio para los trabajadores a jornada completa en las AAPP, la Seguridad Social y el Ejército han aumentado casi un 20% desde 2019 (comparativa del segundo trimestre de 2019 con el segundo de 2024). Son cuatro puntos más que la media del conjunto de la economía.

España es uno de los países europeos que más ha incrementado el consumo público en estos cinco años. En concreto, el crecimiento es del 17%, frente al 10% de la eurozona. Si se compara con los grandes países del continente, el aumento del consumo público es casi el doble en España. Por ejemplo, en Alemania el incremento ha sido del 9,7%; en Francia, del 7,5% y en Italia, del 6,4%.

La aportación del sector público supera con creces al resto de componentes de la demanda. Ni siquiera el auge del sector servicios, tanto turísticos como de alto valor añadido, consigue tanta relevancia. Las exportaciones netas de servicios han aportado el 52% del crecimiento total del PIB. Por su parte, las exportaciones de bienes han restado 24 puntos al PIB.

Al contrario de lo ocurrido con el sector público, los hogares han tenido que contener su consumo debido a la pérdida de poder adquisitivo provocado por la crisis inflacionista. El consumo privado ha crecido apenas un 1,5%, uno de los peores datos de toda la eurozona, lo que supone una aportación al crecimiento del PIB del 14%.

Al inicio de la pandemia aumentó mucho el gasto público, sobre todo en prestaciones de los ERTE y otras ayudas directas. Sin embargo, ese gasto no es consumo público, sino transferencias a hogares o familias. Cuando realmente empezó a incrementarse el consumo público fue con la compra de material sanitario, incluyendo las vacunas, pero se consolidó con el refuerzo de las plantillas públicas. De ahí que, al contrario de lo que se piensa, la aportación del consumo público al PIB haya sido bastante estable desde el año 2020 hasta hoy.

Las previsiones de la Comisión Europea anticipan un crecimiento del consumo público del 3,3% este año, frente al aumento del 3% del PIB. Esto significa que el consumo público sigue tirando de la economía española casi cinco años después del inicio de la pandemia. De ahí que parte del secreto del éxito de la economía nacional siga siendo consecuencia del aumento del gasto público.

La economía española sigue sorprendiendo por su gran dinamismo. La Comisión Europea ha subido al 3% su previsión de crecimiento de 2024 y espera que se mantenga por encima del 2% en los dos próximos años. España es ya uno de los países europeos que más ha avanzado desde el inicio de la pandemia, con un crecimiento del PIB del 6,6%, dos puntos más que el conjunto de la eurozona (todos los datos, salvo los de salarios, están corregidos de inflación). Esta estadística no incluye la inversión pública.

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