El Gobierno subirá impuestos a los hogares para compensar el alivio a las energéticas
Hacienda ha pactado subir los impuestos a los seguros médicos, el diésel, el tabaco, los vapeadores o los pisos turísticos, tributos que afectarán a las clases medias para ‘salvar’ a las energéticas
Cuando el Gobierno planteó abordar la reforma fiscal para incrementar los ingresos del Estado, pensaba, básicamente, en dos tributos: el de las energéticas y los bancos. Convirtiendo en permanentes estas dos figuras, habría conseguido una recaudación de cerca de 3.000 millones de euros, con la que cumplir los compromisos prometidos a Bruselas. Pero Repsol se interpuso, con Junts de por medio, y obligó a redirigir los impuestos hacia las clases medias y bajas.
Junts recogió las amenazas de Repsol y forzó al Gobierno a retirar el impuesto excepcional a las energéticas y le dio un buen tijeretazo al de la banca (tanto en cuantía como en el tiempo, al limitar su aplicación a tres años). El pacto con Junts para salvar a las energéticas obligó al Gobierno a buscar otras fuentes tributarias para contentar a sus socios, lo cual ha terminado en una subida de impuestos a los hogares. Los partidos a la izquierda del PSOE comenzaron a exigir otras subidas de impuestos cuando conocieron que Hacienda concedía a Junts el alivio fiscal a energéticas y bancos.
La cesión a Junts provocó una reacción en cadena. Y las negociaciones y concesiones todavía no han terminado, ya que Esquerra Republicana y Bildu siguen mostrando su desacuerdo con el contenido actual de la reforma. Ambas formaciones exigen incorporar también algunas de sus enmiendas.
El último en incorporar sus propuestas ha sido Sumar. Hacienda cerró el pacto con su socio de Gobierno el mismo lunes. Entre las medidas incorporadas está la eliminación de la exención al impuesto sobre primas de seguros a los de salud. Actualmente, los seguros médicos están exentos de este tributo especial, pero pasarán a pagar el tipo general del 8% cuando se complete la tramitación de la reforma fiscal.
El comunicado publicado por Sumar señala que este beneficio fiscal "tiene un claro sesgo regresivo beneficiando fundamentalmente a las personas y familias de renta alta". Sin embargo, según los registros de Unespa, la patronal de las aseguradoras, en España hay más de 12,4 millones de seguros de salud privados. De modo que su impacto excede a las rentas altas para afectar también a parte de las clases medias.
El otro gran impuesto que se introduce es el del diésel. El Gobierno pretende eliminar el beneficio fiscal del gasóleo para equipararse al que tiene la gasolina. El argumento de este tributo es que el diésel es incluso más contaminante que la gasolina, por lo que no tendría sentido medioambiental privilegiar este combustible. Sin embargo, más de la mitad de los vehículos en España funcionan con gasolina, lo que implica una importante subida del impuesto para rentas medias y bajas.
El Ministerio de Hacienda ya intentó impulsar esta subida del diésel hace unos años, pero el PNV se opuso y obligó a retirar la propuesta. En esta ocasión, los nacionalistas vascos están dispuestos a aceptar esta subida a cambio de transferir a Euskadi lo que queda del impuesto extraordinario a la banca, así como de cualquier otro tributo de nueva creación en este paquete.
Hacienda también ha cedido a Sumar la incorporación de la subida del IVA de los pisos turísticos al 21%. Esta era una de las reclamaciones de la formación para desincentivar el surgimiento de este tipo de servicios que, además, compiten desde una posición privilegiada con el resto del sector turístico, que sí paga IVA.
Otra de las medidas incorporadas a la reforma fiscal es la subida del impuesto al tabaco tradicional (cigarros, cigarrillos y de liar), así como la incorporación al tributo de los vapeadores. Un impuesto orientado a desincentivar el consumo de estas sustancias nocivas, pero que tendrá un impacto distribuido entre todos los grupos sociales, con mayor afectación entre los jóvenes, el grupo poblacional que más fuma.
Todas estas medidas fiscales lograrán compensar la pérdida de recaudación por la desaparición del impuesto a las energéticas y la rebaja del impuesto a la banca, valorada entre 1.500 y 2.000 millones de euros. La labor de lobby realizada por los grandes grupos empresariales ha dado sus resultados a través de Junts. Ahora los grupos tienen que asumir subidas de impuestos mucho más impopulares que afectarán a buena parte de la población.
Cuando el Gobierno planteó abordar la reforma fiscal para incrementar los ingresos del Estado, pensaba, básicamente, en dos tributos: el de las energéticas y los bancos. Convirtiendo en permanentes estas dos figuras, habría conseguido una recaudación de cerca de 3.000 millones de euros, con la que cumplir los compromisos prometidos a Bruselas. Pero Repsol se interpuso, con Junts de por medio, y obligó a redirigir los impuestos hacia las clases medias y bajas.