Sumar lleva al Congreso un impuesto del 34% para las herencias de las grandes fortunas

Sumar ha presentado finalmente en el Congreso su propuesta de Impuesto a las Grandes Herencias para gravar con hasta un 34% todas las herencias superiores al millón de euros, independientemente del grado de parentesco. En concreto, forma parte de su batería de enmiendas presentadas a la reforma fiscal que está en plena tramitación en la Cámara. La formación que lidera Yolanda Díaz se ha volcado con esta propuesta, adelantada al inicio del año por este diario, porque considera que los grandes patrimonios deben aumentar su contribución al erario público.

En la práctica, supone que las herencias y donaciones de más de un millón de euros (descontada la vivienda habitual) no gozarán de las bonificaciones que actualmente aplican las distintas comunidades autónomas. Las CCAA han ido desmontando este impuesto a base de bonificaciones, que se centran principalmente en los grados de consanguinidad más cercanos: ascendientes y descendientes directos o hermanos. Con la enmienda presentada por Sumar, este beneficio fiscal desaparecería, por lo que las herencias más cuantiosas tendrían que tributar a un mínimo del 34%, independientemente del grado de parentesco. Esto antes de la aplicación de la cuota tributaria del impuesto.

El tributo se aplicaría por igual en todo el territorio nacional, salvo en el País Vasco y Navarra, que tienen su régimen foral propio sobre el cual los partidos no quieren introducir cambios. El impuesto sería estatal, pero se descontaría la parte del impuesto de sucesiones y donaciones ya abonado a nivel autonómico (por tratarse de un impuesto cedido). De esta forma, se evita la doble imposición.

El impuesto actuaría como ya lo hizo previamente el impuesto de solidaridad: el Estado cobrará la parte que bonifiquen las comunidades autónomas. En ese caso, las CCAA optaron por eliminar las bonificaciones aplicadas en el impuesto sobre el patrimonio para retener esta recaudación que, en caso contrario, hubiese ido a la Administración Central. El caso más extremo en cuanto a las bonificaciones, el de Madrid, eliminó todas ellas con el argumento de utilizar esa recaudación para bajar otros impuestos sobre los que sí tiene competencia, como el IRPF.

El impuesto que grava las sucesiones y donaciones recauda anualmente más de 2.500 millones de euros, una cifra similar a la suma de los impuestos extraordinarios a la banca y las energéticas. Sin embargo, la Agencia Tributaria no dispone de estimaciones precisas sobre cuál podría ser su potencial recaudatorio total, ya que la información que proporcionan las CCAA sobre las bases imponibles no es completa.

Esa enmienda se debatirá en el Congreso el próximo lunes, 11 de noviembre, cuando se tratarán las diferentes enmiendas presentadas por los grupos a la reforma fiscal. El texto quedará cerrado en la Comisión antes de ser sometido a la votación del Pleno del Congreso el próximo 14 de noviembre. Ese es un día clave para el PSOE. En el caso de conseguir los apoyos suficientes, tendrá el camino despejado para presentar los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, si la subida de impuestos es rechazada, tendrá más complicado armar una mayoría suficiente para los PGE y dispondrá de menos recursos para convencer a los partidos que apoyaron la investidura.

El impuesto a las grandes herencias será uno de los debates clave, ya que es visto con buenos ojos desde los partidos a la izquierda del PSOE. Sin embargo, el propio PSOE tiene dudas sobre esta propuesta de Sumar, y aún más lejos están los partidos conservadores de la investidura: PNV y Junts.

Impuesto a los billetes de avión

Existen otras enmiendas muy relevantes que han pasado desapercibidas en los últimos días. Una de ellas es la propuesta de Podemos de gravar el transporte en avión, una práctica que es muy contaminante y que no cubre las externalidades negativas que genera sobre el medioambiente. Podemos plantea crear un nuevo impuesto indirecto a los billetes de avión y otro directo a la compra de queroseno. Una propuesta que, además, se inspira en la recomendación del grupo de expertos que nombró el Gobierno para la reforma fiscal.

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Javier Jorrín

En el caso de los billetes de avión, la formación liderada por Ione Belarra propone establecer un impuesto único de 7,85 euros a cada billete de avión. Sería una tarifa única independiente del precio del billete o la longitud del trayecto. Esto significa que afectaría especialmente a los billetes más baratos y a los de corta distancia, sobre los que supondría un porcentaje mayor. Por ejemplo, para un billete rebajado de 20 euros, supondría elevar su precio casi un 40%. La enmienda señala que las aerolíneas tendrán que repercutir todo el impuesto a los clientes para desincentivar el uso de este transporte.

Además, propone crear un impuesto sobre el queroseno que utilizan las compañías de transporte aéreo. En concreto, la cuantía asciende a 10,75 euros por cada gigajulio de energía generado con este combustible. En la UE ya existe una iniciativa para gravar el uso de queroseno, con 7,53 euros el gigajulio. En el momento de presentación de esta iniciativa, hace un año, las aerolíneas calcularon que elevaría el coste del combustible cerca de un 40%.