El Gobierno juega con fuego: tendrá que controlar el gasto para cumplir con el déficit
El déficit del Estado hasta septiembre se situó en el 2,2% del PIB, 8.200 millones más que hace un año, lo que abre las primeras dudas sobre el cumplimiento del objetivo de 2024
España se ha librado por poco de recibir un expediente por déficit excesivo de la Unión Europea. Lo hizo con una condición: cerrar el año con un déficit inferior al 3% del PIB. Sin embargo, el ritmo de la ejecución presupuestaria está complicando el objetivo y obligará al Gobierno a realizar una política de gasto prudente hasta que acabe el año.
El déficit del Estado hasta el mes de septiembre ascendió al 2,17% del PIB, frente al 1,75% registrado en el mismo periodo de 2023. A pesar del crecimiento económico y del buen ritmo de la recaudación, el déficit estatal está hoy 0,4 puntos del PIB por encima del de hace un año. En millones de euros, se trata de un incremento del déficit de 8.300 millones de euros, un 32% más que hace un año. Es el resultado de un incremento del gasto del 8,3% frente a un avance del 5,1% de los ingresos.
Hasta ahora, los datos mensuales de ejecución presupuestaria del Estado estaban maquillados por las transferencias pendientes a las comunidades autónomas. Por ejemplo, hasta julio, el déficit era idéntico al del año anterior, con la única diferencia del aumento del gasto en los intereses de la deuda. Sin embargo, el Estado tenía pendiente la liquidación del ejercicio de 2022, abonada en agosto, y la actualización y pago de las entregas a cuenta, abonadas en septiembre, han revelado la realidad del déficit del Estado.
El saldo negativo del Estado alcanzó el 2,17% del PIB en septiembre. Es el mayor déficit registrado en los nueve primeros meses del año desde 2021, cuando todavía existían muchos gastos derivados de la pandemia. El Gobierno todavía tiene margen de déficit, ya que el compromiso es que la Administración Central cierre el año en el 3% del PIB. Esto es, tendría todavía 0,8 puntos del PIB para cumplirlo.
Sin embargo, los últimos meses del año suelen actuar de coche escoba, cubriendo gastos que se hayan ido retrasando. En 2022, el déficit del Estado subió en 1,8 puntos del PIB desde septiembre hasta el cierre del año y, en 2023, se incrementó en 0,6 puntos. La diferencia entre ambos años es significativa, pero ambos datos muestran la misma historia, una acumulación de déficit en el tramo final del año.
El Gobierno tiene muy mermado su margen de déficit. Sobre todo, teniendo en cuenta que la situación presupuestaria del resto de organismos que componen la Administración Central está también en una situación peor que la del año pasado. En este caso, el último dato publicado es hasta agosto y muestra un superávit del 0,14% del PIB, poco más de la mitad que en el mismo periodo del año anterior, del 0,22%.
El Ministerio de Hacienda no cuenta con este colchón, y tampoco con el del resto de administraciones públicas. Su plan es que los ayuntamientos compensen todo el déficit de los Fondos de la Seguridad Social, equivalente al 0,2% del PIB. ¿Y las comunidades autónomas? Aquí está el otro problema.
El Gobierno necesita que las CCAA cierren el año en equilibrio presupuestario para cuadrar las cuentas, pero la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) prevé que tendrán un déficit del 0,2% del PIB.
El Ministerio de Hacienda presionó hasta septiembre a los gobiernos autonómicos para contener su gasto a través de la congelación de las entregas a cuenta. Es posible que los problemas de liquidez hayan obligado a las CCAA a contener sus gastos, pero esta restricción desapareció en septiembre. También es posible que las comunidades hayan prorrogado algunos gastos hasta disponer de la actualización de las entregas a cuenta.
Sea como sea, el ritmo del déficit en los últimos dos meses ha generado un resquicio de duda donde no lo había. Y cumplir el déficit este año es doblemente importante: primero para no entrar en el brazo correctivo de la UE y, segundo, para no dejar en mal lugar a la Comisión Europea tras el voto de confianza que hizo en el Ejecutivo. Otros países protestaron por el trato favorable a España, pero la Comisión insistió en no meter a España en el procedimiento de déficit excesivo si en 2024 iba a cumplir con el límite del 3%. Ha llegado el momento de la verdad.
España se ha librado por poco de recibir un expediente por déficit excesivo de la Unión Europea. Lo hizo con una condición: cerrar el año con un déficit inferior al 3% del PIB. Sin embargo, el ritmo de la ejecución presupuestaria está complicando el objetivo y obligará al Gobierno a realizar una política de gasto prudente hasta que acabe el año.
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