Gobierno y Generalitat confían en que Chery sea la excepción china para salvar Barcelona

El plan del Gobierno español y la Generalitat para atraer a la empresa china Chery para que fabrique coches en Barcelona ha topado con la nueva guerra comercial entre China y Europa por los aranceles a los coches eléctricos que vengan del gigante asiático. Hay orden china de ralentizar las inversiones en la UE. Las administraciones españolas confían en una excepción para Chery, ya que el Gobierno de Pedro Sánchez se abstuvo en la votación final a favor de gravar la importación de coches chinos.

Portavoces de la conselleria de Empresa aseguran que no hay cambios en el calendario previsto con Chery, el cual no revelan. Por otra parte, fuentes del Ministerio de Economía han señalado que no creen que la empresa china esté ralentizando su inversión en Barcelona.

La Generalitat recuerda que este mes de noviembre Ebro ya se ha comprometido a fabricar los primeros modelos en la planta de Zona Franca que en 2021 abandonó Nissan y donde la administración catalana afronta su plan de reindustrialización más ambicioso.

De este plan depende la recolocación de más de 1.000 trabajadores afectados por el cierre de Nissan, a quienes ya se les ha acabado el paro y para quienes existe el compromiso con CCOO, UGT y el resto de sindicatos del comité de empresa de buscar una salida laboral.

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Los primeros vehículos que se ensamblarán serán los modelos S700 y S800, bajo la marca Ebro (EV Motors), aunque serán versiones de los vehículos de Chery Tiggo 7 y Tiggo 8, respectivamente. Servirán para recolocar de manera inicial cerca de 500 trabajadores. Se supone que, una vez en marcha, Chery llegará con más fondos y modelos.

Uno de los clavos ardiendo a los que se aferran Gobierno y Generalitat es que Chery no estuvo presente en la reunión, destapada por una exclusiva de la agencia Reuters, en la que el Ministerio de Comercio chino animó a SAIC, BYD y Geely a pausar sus grandes inversiones en Europa en aquellos países que hubieran respaldado la imposición de aranceles. La Comisión Europea ha declinado hacer comentarios al respecto.

Tensión comercial

De fondo están los aranceles que la Unión Europea acaba de empezar a imponer a los vehículos eléctricos importados desde China tras una investigación anti-subsidios, en la que la Comisión Europea dictaminó que estos coches se beneficiaban de diversos subsidios que les permitían competir con ventaja en el mercado europeo. Los aranceles se suman a los ya existentes del 10%, lo que hace que algunas marcas afronten tarifas ligeramente superiores al 45%. En el caso de Chery, los aranceles serán del 30%.

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Las autoridades chinas han rechazado estas conclusiones desde que Bruselas las anunció antes del verano, y desde entonces la Comisión Europea y el Ministerio de Comercio chino han negociado para intentar llegar a un acuerdo que evitara los aranceles. Pekín ha hecho ofertas de compromiso de precios mínimos, pero el Ejecutivo comunitario considera que esos precios son todavía demasiado bajos y no eliminan el efecto distorsionador de la subvención recibida.

Matiz español

España era, originalmente, uno de los Estados miembros que apoyaban la investigación de la Comisión Europea. En las votaciones orientativas que se celebraron durante el verano, la delegación española apoyó la imposición de aranceles.

Sin embargo, durante un viaje a China del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este señaló que la Unión Europea debía “reconsiderar” la imposición de aranceles, y finalmente España acabó absteniéndose en la votación definitiva, donde las nuevas tarifas recibieron el respaldo suficiente por parte del resto de países, lo que abriría la puerta para la excepción de Chery.