El Gobierno se asegura un crecimiento del PIB superior al 2% hasta 2026
BBVA Research ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para España. Y lo que le sale es que Moncloa se asegura un crecimiento superior al 2% hasta 2026. Un 2,9% este año, por encima de su potencial, y un 2,4% el próximo
La economía española seguirá siendo una isla en Europa entre las grandes economías, al menos hasta 2026. Este año crecerá un 2,9%, muy por encima de su potencial, y el año próximo avanzará un 2,4%. ¿La causa? El tirón de las exportaciones, en particular los servicios no turísticos, pero también por el incremento del consumo privado, aunque en este caso por la creación de empleo, en su gran mayoría extranjero, más que por un aumento significativo de la renta disponible real de los hogares. Y todo ello en un contexto de reducción de la deuda pública, que volverá a situarse por debajo del 100% del PIB, y del déficit, un 2,9% este año y cuatro décimas menos el próximo.
Estas son las previsiones de BBVA Research, que ha retrasado su presentación respecto de otros años para tener en cuenta las recientes revisiones al alza de Estadística, que han obligado a los institutos de coyuntura a poner al día sus estimaciones. En el caso del BBVA, lo más sobresaliente es la consolidación de España como la economía más dinámica entre las grandes, principalmente a causa de factores estructurales como su elevada exposición al sector servicios, que es el que realmente está tirando de la economía.
Las otras grandes economías, Alemania, Francia e Italia, sufren más por el deterioro de la industria manufacturera, que desde antes de la pandemia no levanta cabeza. Hay que recordar que, frente a lo que sucede en otros sectores, los servicios (turismo, asistencia social o sanitaria) son intensivos en mano de obra, lo que obviamente influye en el crecimiento.
De forma complementaria, el otro factor determinante es el aumento de la población. Nada menos que el 90% del incremento de la población activa desde el año 2021 (ocupados y parados que buscan activamente empleo) tiene que ver con la inmigración. Y, según sus economistas, en ausencia de cuellos de botella y medidas que reduzcan el atractivo de venir a España o que impongan barreras de entrada, “se espera que la inmigración continúe”. Este es el principal diferencial de España con la Unión Europea en estos momentos, donde los flujos de migrantes son más modestos.
Ahora bien, como señala Rafael Doménech, responsable de análisis económico, para que esto suceda es clave que funcione el mercado de la vivienda, ya que si se hace inaccesible, dejarán de venir los inmigrantes que, por razones obvias, necesitan una casa para vivir. Por el momento, aseguran, estaría aumentando, aunque sólo de manera tímida, la inversión en vivienda nueva, como refleja el número de visados de obra nueva. Entre los cuellos de botella, precisamente, se encuentra que no vengan suficientes inmigrantes para cubrir la demanda en ocupaciones intensivas de mano de obra, como la construcción o la hostelería. O, incluso, servicios como los relacionados con la seguridad.
Bajadas de tipos más pausadas
España, en todo caso, aunque en este caso también el conjunto de la Unión Europea, podrá aprovechar la suavización de la política monetaria a consecuencia de la menor inflación, lo que provocará un impulso adicional al consumo privado. BBVA Research estima que el euríbor se situará a finales del año pasado en el 2,5%, aunque matiza que, en su opinión, los sucesivos descensos serán “más pausados” de lo que descuenta el mercado.
Como sostienen sus analistas, los menores tipos de interés “aliviarán las cargas financieras y permitirán un mayor avance del endeudamiento, lo que debería sostener el crecimiento del consumo y de la inversión”. Hay que recordar que, frente a lo que sucede en otros países, la mayoría de los hogares ha contratado sus hipotecas con tipos de interés variable, lo que les favorece cuando baja el precio del dinero, aunque les penaliza cuando ocurre al contrario.
La parte más negativa, como afirma Doménech, es, precisamente, que la inversión sigue bajo mínimos pese a los fondos europeos. Es más, lo que está ocurriendo es que las empresas no parecen, dice BBVA Research, querer expandir su capacidad productiva.
Tampoco la existencia de recursos vinculados a los fondos europeos está incentivando la llegada de empresas a actividades que requieran la construcción de nuevos centros de trabajo. A esto hay que añadir el bajo tono de las licitaciones públicas, lo que la economía española podría pagar en un futuro, cuando se desaceleren los impulsos que hoy tiran de la economía. La inversión, de hecho, todavía se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia, algo que explica, por ejemplo, que la tasa de ahorro siga fuerte, por encima de sus medias históricas.
Se estima, en concreto, que este año y el siguiente representará el 13,3% de la renta bruta disponible, casi el doble de lo que ha sido tradicional. No se trata, desde luego, de un fenómeno estrictamente español, sucede lo mismo en otros países europeos, lo que se achaca a factores como las incertidumbres geopolíticas y, sobre todo, al envejecimiento. Las familias con miembros de mayor edad tienen menor necesidad de bienes de consumo y de inversión que los jóvenes.
El “ruido geopolítico”, en cualquier caso, como afirma Jorge Sicilia, economista jefe de BBVA, condiciona el futuro, aunque lo cierto es que hoy, en el conjunto de la UE, el crecimiento es más equilibrado. Por un lado, por una mejora de la oferta y, por otro, por una demanda más débil. Es decir, se estaría produciendo un aterrizaje suave de la economía. Y lo que no es menos relevante, el empleo aún mantiene fortaleza. Ahora bien, mientras que en EEUU el dinamismo del empleo se ha trasladado al consumo privado, eso no está sucediendo en Europa. Por ahora, sostiene “los sustos no se están trasladando a la actividad”.
La economía española seguirá siendo una isla en Europa entre las grandes economías, al menos hasta 2026. Este año crecerá un 2,9%, muy por encima de su potencial, y el año próximo avanzará un 2,4%. ¿La causa? El tirón de las exportaciones, en particular los servicios no turísticos, pero también por el incremento del consumo privado, aunque en este caso por la creación de empleo, en su gran mayoría extranjero, más que por un aumento significativo de la renta disponible real de los hogares. Y todo ello en un contexto de reducción de la deuda pública, que volverá a situarse por debajo del 100% del PIB, y del déficit, un 2,9% este año y cuatro décimas menos el próximo.
- La gran mutación: la deuda externa baja por primera vez en dos décadas del 50% del PIB Carlos Sánchez
- El INE revisa al alza su cálculo del PIB de 2023 en 36.400 millones con más consumo e inversión Javier Jorrín
- El turismo aportará en España el 17% del PIB dentro de una década Agustín Rivera. Málaga