La mitad de los inmigrantes en España está en riesgo de pobreza, el peor dato de Europa
Los inmigrantes ocupan mayoritariamente los empleos peor pagados y la escasez de ayudas públicas a las familias y contra la pobreza impide corregir las desigualdades del mercado
España celebró el miércoles uno de los debates parlamentarios más importantes de la legislatura, el de la política migratoria. Se enfrentaron dos visiones contrapuestas. El Gobierno defendió la importancia de los flujos migratorios para afrontar el invierno demográfico al que se aproxima España por el envejecimiento de sus nacionales y la caída de la fecundidad durante décadas. Del otro lado, una oposición alarmista por la llegada masiva de inmigrantes y el colapso del sistema de acogida. Resumiendo la discusión, los inmigrantes son vistos como un activo por unos y un pasivo por otros.
Los inmigrantes fueron los protagonistas del debate parlamentario, pero su situación fue ampliamente ignorada. Casualmente, la sesión coincidió con el día que Eurostat actualizaba los datos sobre la situación de los inmigrantes en los diferentes países europeos. Y España sale en la peor posición en cuanto a la situación económica de sus inmigrantes.
La mitad de los extranjeros mayores de edad que viven en España (el 49,7%) se encuentra en situación de pobreza o exclusión social. Se trata de un dato dramático que no se reproduce en ningún otro país europeo. Esta tasa de pobreza es diez puntos superior a la del conjunto de la eurozona, lo que significa que los inmigrantes de España tienen un 25% más de probabilidades de vivir en una situación económica muy delicada.
Hay dos causas que explican esta situación y que expuso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Congreso. La primera, que estos inmigrantes ocupan los puestos que no quieren los españoles, y que son los de más baja remuneración: agricultura, hostelería, cuidados o construcción. La segunda, que las prestaciones, servicios y ayudas públicas para este colectivo son muy escasas, inferiores a las de los nacionales. El gasto público de España está muy volcado hacia las pensiones, de las que se ven privados de forma generalizada los inmigrantes por sus cortas carreras de cotización y por su juventud.
La escasez de ayudas a las familias y contra la pobreza explican que la situación de la mayoría de inmigrantes sea límite. El sector público apenas corrige el riesgo de pobreza de mercado entre los adultos en edad de trabajar, por lo que quedan expuestos a las malas condiciones del mercado laboral. La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) tampoco ha conseguido corregir esta situación, por la escalada de los precios y porque el problema de los bajos ingresos reside en que trabajan pocas horas a lo largo del año.
En España se ha propagado el discurso de que los inmigrantes quitan ayudas públicas a los nacionales, pero la realidad es que las ayudas públicas son tan escasas que muy pocos llegan a recibirlas. Por ejemplo, España es el sexto país de la eurozona con menores ayudas públicas a las familias con hijos, con un gasto per cápita que es la mitad que el de los países del euro.
La escasez de ayudas públicas explica que la situación de los inmigrantes sea mucho peor que la de los nacionales. Y eso a pesar de que existen grandes grupos de españoles en una situación económica muy delicada. El porcentaje de los inmigrantes en riesgo de pobreza o exclusión social duplica al de los nacionales. En concreto, es del 49,7% frente al 22,1% de los nacionales, en ambos casos teniendo en cuenta a los mayores de edad.
La brecha de pobreza es de 28 puntos, la mayor distancia de toda la eurozona entre los nacionales y los inmigrantes. Una situación muy distinta a la de Portugal, donde la diferencia es de apenas 7 puntos.
Una de las principales causas está en las pensiones. El riesgo de pobreza o exclusión social de los españoles mayores de 65 años es del 19%, pero el de los inmigrantes asciende al 70%. La gran mayoría de extranjeros mayores que residen en España vive una situación económica dramática.
Se crean así bolsas de pobreza que complican la integración de los inmigrantes en la sociedad. Y este sí supone un riesgo evidente de ruptura social como consecuencia de los flujos migratorios si surgen capas sociales frustradas por la falta de oportunidades. Por este motivo, es importante que la situación de los inmigrantes también forme parte del debate político sobre la gestión de la inmigración.
España celebró el miércoles uno de los debates parlamentarios más importantes de la legislatura, el de la política migratoria. Se enfrentaron dos visiones contrapuestas. El Gobierno defendió la importancia de los flujos migratorios para afrontar el invierno demográfico al que se aproxima España por el envejecimiento de sus nacionales y la caída de la fecundidad durante décadas. Del otro lado, una oposición alarmista por la llegada masiva de inmigrantes y el colapso del sistema de acogida. Resumiendo la discusión, los inmigrantes son vistos como un activo por unos y un pasivo por otros.