Es noticia
La gran mutación: la deuda externa baja por primera vez en dos décadas del 50% del PIB
  1. Economía
LA FINANCIACIÓN DE LA ECONOMÍA SE SANEA

La gran mutación: la deuda externa baja por primera vez en dos décadas del 50% del PIB

Está en marcha un cambio de paradigma que hace que el sector privado sea ya acreedor frente al resto del mundo. Al contrario, el saldo deudor del sector público se sitúa en 47.900 millones de euros más que el año pasado

Foto: El ministrod e Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante la sesión de control en el Senado (EFE/Zipi Aragón)
El ministrod e Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante la sesión de control en el Senado (EFE/Zipi Aragón)
EC EXCLUSIVO

Técnicamente se denomina Posición de Inversión Internacional (PII), y es probable que se trate de uno de los términos económicos menos conocidos por la opinión pública. Pero su importancia es capital porque refleja la posición acreedora o deudora de España respecto del resto del mundo. Muestra, en resumen, la capacidad de financiación de un país frente al exterior. Precisamente, la causa de la doble recesión que sufrió la economía española tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y de crédito en 2008. Y lo que dicen los datos más recientes es que el saldo deudor ha caído a niveles de 2003. En concreto, la deuda externa se ha situado al finalizar el primer semestre del año en un 48,1% del PIB. Es decir, por primera vez en más de dos décadas ha bajado del 50%.

Para hacerse una idea de la mejora, sólo hay que tener en cuenta que hace apenas una década (en junio de 2014) alcanzó un máximo histórico del 97,4% del PIB. Por lo tanto, el doble que ahora, lo que da idea del enorme ajuste que se ha producido en las relaciones financieras de España con el exterior. En términos absolutos, esto significa que España adeuda al exterior 723.400 millones de euros. La deuda externa bruta, sin embargo, asciende a 2,51 billones (167,1% del PIB), pero hay que tener en cuenta que también España invierte en el extranjero, por lo que lo relevante es el saldo entre salidas y entradas.

El porcentaje, pese al ajuste, sigue siendo elevado respecto de otros países europeos, y, de hecho, duplica las recomendaciones de los organismos económicos multilaterales, que sitúan entre un 20% y un 30% los niveles de endeudamiento sostenibles en el medio y largo plazo.

La reducción del endeudamiento tiene que ver, fundamentalmente, con dos causas. Por un lado, por el enorme ajuste que han hecho los agentes económicos a la hora de pedir créditos. En particular, familias y empresas, cuyo endeudamiento ha caído en picado. En 2017, por ejemplo, el saldo deudor de ambos colectivos representaba el 145% del PIB, pero en marzo de este año ha bajado hasta el 110,1%. Es decir, un recorte de nada menos que 35 puntos del PIB en apenas siete años. Detrás de este comportamiento está el hecho de que familias y empresas, pese a la política de tipos de interés cero del BCE hasta mediados de 2022, han preferido amortizar antes que endeudarse nuevamente.

'Bendita' inflación

El otro factor tiene que ver con la inflación, que ha elevado el PIB nominal de una forma inusual. Tan sólo en 2022, el año de la inflación, el PIB nominal creció un 11,2%, lo que ha dado un enorme respiro a la deuda externa, cuya medición se hace en términos relativos porque es más representativa que hacerlo con datos absolutos, como sucede con el déficit o la deuda. Al hacerlo de forma relativa, se puede observar si un país cuenta con una financiación sostenible en el tiempo.

De esta manera se puede observar, por ejemplo, que un país como Alemania, volcado al sector exterior y con un nivel bajo de deuda privada, es acreedor (no deudor) respecto del resto del mundo en un porcentaje equivalente al 9,6% de su PIB, mientras que Francia, por el contrario, tiene un saldo negativo que representa el 43,3% del PIB, diez puntos menos que España (año 2023). En el conjunto de la eurozona, sólo Finlandia, Portugal y Chipre tienen una deuda externa más negativa que España en términos relativos (no absolutos). El conjunto de la eurozona, en concreto, mantiene una posición acreedora (básicamente por el superávit exterior de Alemania) equivalente al 5% del PIB.

¿Y por qué debe España tanto dinero? La respuesta la da la autoridad monetaria. Según sus cuentas, la capacidad de financiación de la economía, concepto distinto al de las necesidades, medida por el saldo conjunto de las cuentas corriente y de capital, fue de 16.700 millones de euros en el segundo trimestre de 2024. Es decir, por encima de los 11.200 millones del mismo trimestre del año anterior.

España es prestamista

Si el análisis se hace sobre un periodo más largo, los últimos doce meses, resulta que España ha prestado al exterior más de lo que ha recibido, lo que ha llevado a una capacidad de financiación equivalente a 61.400 millones de euros, lo que representa nada menos que el 4,1% del PIB, un porcentaje que contrasta con cerca del 10% de déficit que llegó a contraer inmediatamente antes del estallido de la burbuja. Aquello provocó que la economía tuviera enormes dificultades para financiarse, lo que llevó a la prima de riesgo (los inversores dejaron de confiar en España a la hora de prestar) a situarse por encima de los 600 puntos básicos (hoy está en torno a los 80).

Hoy, sin embargo, ocurre todo lo contrario. Básicamente, como se ha dicho, por el ajuste del sector privado, ya que el endeudamiento de las administraciones públicas continúa en máximos. Es decir, se ha producido un auténtico cambio de paradigma que hace que los hogares y las sociedades financieras, incluso, sean acreedores frente al resto del mundo por una cantidad equivalente a 17.300 millones de euros en el segundo trimestre de este año. Se ha pasado en dos décadas de necesitar financiación por una cifra equivalente al 36,9% del PIB a prestar por una cuantía superior al 1,2% del producto.

Muy al contrario, el saldo deudor del sector público, en concreto, se sitúa en 605.800 millones de euros, lo que supone 47.900 millones de euros más que el año pasado por estas mismas fechas. O expresado de forma más directa, mientras familias y empresas avanzan en el proceso de desendeudamiento, el sector público lo hace de forma mucho más moderada, y sólo el crecimiento del PIB nominal ha hecho posible que se registre un descenso en términos relativos. Aún así, la posición deudora del sector público (incluyendo todas las administraciones) equivale al 40,3% del PIB, a años luz del 15,3% que representaba poco antes de estallar la crisis financiera (con un máximo del 55,5% en 2021). Por el contrario, familias y empresas llegaron a aportar el 36,9% del PIB y hoy, muy al contrario, son acreedores netos respecto del resto del mundo.

Técnicamente se denomina Posición de Inversión Internacional (PII), y es probable que se trate de uno de los términos económicos menos conocidos por la opinión pública. Pero su importancia es capital porque refleja la posición acreedora o deudora de España respecto del resto del mundo. Muestra, en resumen, la capacidad de financiación de un país frente al exterior. Precisamente, la causa de la doble recesión que sufrió la economía española tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y de crédito en 2008. Y lo que dicen los datos más recientes es que el saldo deudor ha caído a niveles de 2003. En concreto, la deuda externa se ha situado al finalizar el primer semestre del año en un 48,1% del PIB. Es decir, por primera vez en más de dos décadas ha bajado del 50%.

Deuda Concurso de acreedores Banco Central Europeo (BCE) Banco de España Préstamos Empresas Inflación
El redactor recomienda