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El indicador que preocupa al BCE y que frena la bajada de las hipotecas
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El indicador que preocupa al BCE y que frena la bajada de las hipotecas

Las tensiones de precios no han desaparecido y la entidad tiene un indicador para seguir la formación de precios dentro del área del euro

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Jana Rodenbusch)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Jana Rodenbusch)
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La última vez que la eurozona tuvo una inflación levemente superior al 2% y un crecimiento del PIB de apenas medio punto al año fue a principios de siglo, en los años posteriores a la burbuja de las puntocom. En ese momento, el BCE bajó los tipos de interés hasta el 2%, lo que significaba poner los tipos reales en negativo. Las tasas de crecimiento e inflación actuales son muy similares, pero los tipos de interés están 150 puntos básicos por encima y los tipos reales en terreno claramente positivo. Esto es, una política monetaria restrictiva frente a la expansiva de principios de siglo.

Es cierto que el BCE ha bajado en dos ocasiones los tipos de interés, pero lo está haciendo a un ritmo lento (nada apunta a que en la próxima reunión vaya a producirse una nueva bajada) y mantiene un tono notablemente contractivo. El banco no se atreve a normalizar su política monetaria porque hay un indicador del que no se fía: la inflación de servicios interna.

Este es uno de los indicadores que más está monitorizando el BCE en sus últimas reuniones, ya que es donde se cristalizan las tensiones inflacionistas que todavía persisten en la eurozona. En concreto, elabora este indicador utilizando diversos componentes de la cesta de servicios que están poco expuestos a las importaciones. De esta forma consigue medir el proceso de formación de precios en los servicios domésticos.

En junio este indicador reflejaba una inflación del 4,5% y en julio apenas bajó una décima, al 4,4%. Sigue, por tanto, muy por encima del objetivo del BCE del 2%. "Hay un indicador particular que no es satisfactorio", señaló específicamente la presidenta de la entidad. "Es resistente, persistente y es la razón por la cual debemos ser resilientes en nuestra aproximación a la inflación subyacente", remarcó Lagarde.

La importancia de este indicador es que la mayor parte del valor añadido de los sectores incluidos está generado dentro de la eurozona. De esta forma, refleja de forma fidedigna el proceso de formación de precios dentro de la zona del euro. Y lo que muestra actualmente es que siguen existiendo importantes tensiones inflacionistas.

"La inflación interna sigue siendo alta", advirtió el BCE en su comunicado. El precio de los servicios de transporte registró una variación interanual en julio del 4%, la del ocio, restauración y cultura alcanzó el 4,6% y la de los servicios turísticos, el 5,4%. Son tasas persistentemente altas que dificultan la reducción del IPC general.

Lagarde dejó claro que mientras el precio de los servicios internos no se frene, no podrá cantar victoria ante la inflación. "Estaremos muy atentos a todos estos indicadores que conforman la inflación subyacente", remarcó la presidenta del banco. Hasta que la inflación de los servicios no se modere, el BCE seguirá aplicando una política monetaria restrictiva.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters)

El principal impulsor de la inflación doméstica están siendo los salarios. La variación de los salarios se ha moderado, pero sigue siendo superior a la inflación, lo que está permitiendo a los trabajadores recuperar poder adquisitivo. "Los salarios continúan subiendo a un ritmo elevado", remarcó el BCE. El precio de la mano de obra registró un incremento del 4,5% en el segundo trimestre, más del doble que la inflación general.

Lagarde remarcó que las empresas están empezando a absorber una parte del aumento del coste salarial en sus márgenes. Sin embargo, todavía existe una traslación importante de costes a precios finales. Esta espiral inflacionista está animando la demanda y, por tanto, el crecimiento económico. Pero el BCE no está tranquilo. Lagarde recordó que su mandato es doblegar la inflación y mantendrá una política contractiva hasta que consiga romper este ciclo de precios y salarios.

La última vez que la eurozona tuvo una inflación levemente superior al 2% y un crecimiento del PIB de apenas medio punto al año fue a principios de siglo, en los años posteriores a la burbuja de las puntocom. En ese momento, el BCE bajó los tipos de interés hasta el 2%, lo que significaba poner los tipos reales en negativo. Las tasas de crecimiento e inflación actuales son muy similares, pero los tipos de interés están 150 puntos básicos por encima y los tipos reales en terreno claramente positivo. Esto es, una política monetaria restrictiva frente a la expansiva de principios de siglo.

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