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Las pruebas que tiene Escrivá por delante para demostrar su independencia en el BdE
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NUEVO GOBERNADOR

Las pruebas que tiene Escrivá por delante para demostrar su independencia en el BdE

El exministro debe demostrar que esa condición no compromete su autonomía. Su nueva 'número dos', las previsiones o la comparecencia sobre los presupuestos se mirarán con lupa

Foto: José Luis Escrivá, nuevo gobernador del Banco de España. (EP/Diego Radamés)
José Luis Escrivá, nuevo gobernador del Banco de España. (EP/Diego Radamés)
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José Luis Escrivá llega a la cúspide del Banco de España en medio de un mar de dudas sobre su independencia. Y no solo entre la oposición y los habituales azotes del sanchismo, como se puede comprobar estos días escuchando los argumentos de numerosos líderes de opinión poco sospechosos de actuar en connivencia con el Partido Popular.

El primer salto directo desde el Consejo de Gobierno de la nación al del regulador (hoy ministro, mañana gobernador) no presenta ninguna duda jurídica, ya que la Ley de Autonomía del organismo no veta ninguna procedencia de la persona elegida. Solo especifica que el nombramiento lo hará el presidente del Ejecutivo entre aquellos españoles de "reconocida competencia en asuntos monetarios o bancarios". A la vista de la comparecencia parlamentaria del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para defenderlo, tampoco existen demasiadas dudas sobre la capacidad del candidato: hasta el representante del Partido Popular admitió con la boca pequeña que el currículum de Escrivá da el nivel.

El haber trabajado ya en el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE), además de ser el primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) da puntos, pero los últimos dos puestos de responsabilidad del nuevo gobernador (al frente de los ministerios de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y de Transformación Digital y Función Pública) además de darlos en experiencia, los quitan en independencia. Y ahí es donde está ahora el debate.

Escrivá tendrá que demostrar que el hecho de haber sido nombrado por el Gobierno no le resta credibilidad para desempeñar sus funciones de manera autónoma. Su prestigio se juega en los siguientes hitos, que pueden dar más argumentos a quienes piensan que el Ejecutivo y el Partido Socialista están asaltando las instituciones o, por el contrario, ayudar a calmar las susceptibilidades que ha provocado el nombramiento.

Foto: El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo. (Europa Press/Ricardo Rubio)

El nombramiento de la subgobernadora

Curiosamente, la primera prueba de fuego también tiene que ver con los nombres. Aunque tradicionalmente el relevo en la cúpula del Banco de España era pactado por los dos grandes partidos (el Gobierno elegía al gobernador y la oposición al subgobernador), esta vez la ausencia de acuerdo sobre Escrivá ha dinamitado la regla no escrita. El propio Cuerpo reconoció este miércoles que el exministro fue la apuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde el principio, algo con lo que el PP no ha transigido.

La imposición de Escrivá (o el veto de los populares a Escrivá, según a quién se le pregunte) ha acabado con la oposición fuera de cualquier acuerdo, así que el puesto de subgobernador se sacará de la negociación política. Las cartas, en esta ocasión, no están marcadas, y el formalismo que prevé la ley cobra más importancia que nunca: "El subgobernador será designado por el Gobierno, a propuesta del gobernador". Cuerpo adelantó tras su intervención parlamentaria que el Ejecutivo tiene previsto aprobar el nombramiento de la nueva subgobernadora (será mujer), así como del otro consejero vacante de la institución, en un Consejo de Ministros dentro de dos o tres semanas. Pero puntualizó que es a Escrivá a quien corresponde la propuesta.

El exministro tendrá, sobre el papel, más margen que sus antecesores, cuyos números dos venían impuestos por el pacto entre el PP y el PSOE. Otra cosa es que Moncloa tenga la última palabra, pero a nadie se le escapa que el primer gran examen de Escrivá va a ser lo que pase con su ticket: si procede del Gobierno o tiene una estrecha vinculación con el Partido Socialista, se confirmará la maniobra de asalto que denuncia la oposición, mientras que un perfil más neutral ayudará al nuevo gobernador a empezar su mandato con una mayor apariencia de neutralidad en su equipo.

Foto: El ministro de Economía, Carlos Cuerpo. (EP/Ricardo Rubio)

Las previsiones económicas

El primer acto de relevancia en la agenda de Escrivá será su participación el próximo 12 de septiembre en el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo. Sin embargo, las dinámicas propias de esta institución, ajenas a la política nacional, impiden que este sea un verdadero termómetro del grado de independencia del exministro frente al Ejecutivo.

Aunque desde la bancada progresista contraatacan recordando la elección de Luis De Guindos como vicepresidente del BCE tras haber sido ministro con el popular Mariano Rajoy, lo cierto es que el regulador comunitario -y mucho menos los gobernadores nacionales cuando se reúnen en Fráncfort para decidir la política monetaria de la eurozona- no se dedica a juzgar la actuación de los ejecutivos de los Estados miembros, como sí hace con el Gobierno español el servicio de estudios de la institución con sede en la madrileña calle de Alcalá.

Escrivá deberá superar diferentes pruebas cuando evalúe la acción del Gobierno

Y ahí está, precisamente, el nudo de la discusión. Escrivá deberá superar diferentes pruebas cuando evalúe la acción del Gobierno del que procede, o emita recomendaciones sobre la mejora de las políticas públicas. Cada informe del Banco de España será mirado con lupa, sobre todo teniendo en cuenta el consenso despertado por su antecesor, Pablo Hernández de Cos, en la recuperación del prestigio y la independencia de la institución, y que el propio Cuerpo destacó en el Congreso.

El informe trimestral es, sin duda, el documento más importante de todos, y las proyecciones que contiene sobre la evolución de la economía española no siempre han sido del agrado del Gobierno. Aunque la elaboración del mismo corresponde a la Dirección General de Economía y Estadística, que dirige Ángel Gavilán, el gobernador revisa esos documentos antes de ser publicados. Escrivá, que no ha dudado en enfrentarse -incluso públicamente- y desacreditar los métodos de compañeros economistas cuando estos han puesto de relieve datos poco favorables al Ejecutivo -la medición del PIB es un ejemplo-, no solo deberá ser honesto, sino parecerlo. Y no lo tiene fácil.

La primera prueba de fuego, ya prevista antes del nombramiento -el calendario se publica a principios de año-, llegará el próximo 17 de septiembre, cuando se publicarán las proyecciones macroeconómicas. En una conferencia celebrada este miércoles en Madrid, Gavilán no ha descartado que los datos conocidos en los últimos meses provoquen una "revisión automática" al alza de las previsiones de crecimiento para el período 2024-2026. Si así se produce, algunas voces maledicentes verán manos negras, aunque en ese caso sea pura casualidad.

Foto: El presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona. (Europa Press/Marta Fernández Jara)

Sin embargo, los posibles cambios de método en el cálculo o estimación de alguna magnitud, especialmente el crecimiento económico y la inflación, en una época de gran volatilidad que ha obligado a realizar ajustes en el libro de instrucciones de las principales instituciones (empezando por el Instituto Nacional de Estadística), resultarán todavía más sospechosas y polémicas.

Las pensiones

También estarán en el centro del debate la inclusión de los capítulos específicos en los informes, que se adjuntan a las proyecciones y desarrollan algún tema particular, cuya selección puede ser más o menos conveniente a los intereses del Gobierno. En román paladino: igual que existe una sospecha de parcialidad del CIS por hacer algunas encuestas ad hoc que refuerzan la agenda de la Moncloa, también se mirarán con lupa los asuntos que el Banco de España ponga sobre la mesa, especialmente en un momento en que el plan estratégico 2020-2024, que marca algunas de las prioridades de investigación, está a punto de caducar.

Con De Cos, pocos dudaban de que el interés del banco era mejorar las políticas públicas y señalar las prioridades para mejorar la competitividad y el equilibrio de la economía española, pero, a pesar de ese esfuerzo, tanto el Gobierno, como especialmente la oposición, utilizaron los informes del banco de forma interesada, para avalar su estrategia política. Un ejemplo: el Ejecutivo y sus terminales se apoyaron en unas proyecciones sobre las necesidades de mano de obra del país para avalar su política migratoria, mientras que la oposición ha recurrido a documentos sobre vivienda, por ejemplo, para atacar al Ejecutivo.

También Cuerpo se quejó de eso en el Congreso, y advirtió: "El Banco de España no es un organismo fiscalizador". Según el ministro, ese papel corresponde a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), con quien Escrivá ya ha tenido varios encontronazos. La institución presidida por Cristina Herrero, sucesora del propio Escrivá, es la responsable, por ejemplo, de evaluar la marcha de la reforma de las pensiones, e instar o no a realizar ajustes adicionales a partir de 2025.

Escrivá tendrá que juzgar sus propias iniciativas al frente de Transformación Digital

El Banco de España no tiene esa prerrogativa, pero sus informes sobre este ámbito gozan de una gran incidencia, y supondrán, probablemente, el gran test de Escrivá para demostrar que realmente es independiente. Ahí no solo estará juzgando la política del Gobierno, sino la de sí mismo, ya que fue él quien impulsó la reforma del sistema en su etapa al frente de Seguridad Social. El nuevo gobernador, que en su día calificó como "poco sofisticado" un informe del regulador crítico con aquella política, tendrá muy difícil justificar que no ha metido mano en la institución si, de la noche a la mañana, el juicio se torna favorable: hasta ahora, todo han sido advertencias sobre la falta de sostenibilidad de la reforma y la necesidad de ajustes. Si la posición cambia y los técnicos del banco son los mismos, está claro que ha habido una orden desde arriba.

Los presupuestos

Aunque la labor de fiscalización de las cuentas públicas también corresponde a la AIReF, las posiciones expresadas por el Banco de España al respecto también tienen una gran incidencia. De hecho, no solo la presidenta de la Autoridad Fiscal comparece en el Congreso durante el proceso parlamentario de aprobación de los presupuestos, sino que también lo hace el gobernador.

Si finalmente el Gobierno presenta las cuentas públicas para el año que viene, como ha anunciado pese a no tener garantizada su aprobación, el paso de Escrivá por la Comisión de Presupuestos será otro de los momentos estelares. No hay que olvidar que, tras la orden del Ministerio de Hacienda con las pautas para la elaboración de las mismas, que se publicó el pasado 27 de junio, los ministerios ya empezaron a trabajar en ellas, aunque el proyecto de ley aún no haya sido presentado. En definitiva: Escrivá tendrá que juzgar sus propias iniciativas al frente de Transformación Digital y Función Pública, en una comparecencia que, en principio, podría producirse en octubre.

¿Se atreverá a poner sobre la mesa algunas advertencias, como hizo De Cos en 2022? Solo hay una certeza: los movimientos del gobernador del Banco de España, que hasta ahora no despertaban demasiado interés en el gran público, serán acogidos con mucha más expectación. Escrivá no puede defraudar, aunque quizá quienes lo han nombrado y quienes critican su nombramiento esperen cosas muy diferentes del hombre más mediático al frente del regulador en los últimos años.

José Luis Escrivá llega a la cúspide del Banco de España en medio de un mar de dudas sobre su independencia. Y no solo entre la oposición y los habituales azotes del sanchismo, como se puede comprobar estos días escuchando los argumentos de numerosos líderes de opinión poco sospechosos de actuar en connivencia con el Partido Popular.

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