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El IPC de los alimentos (3,1%) cae a mínimos de tres años tras la rebaja del IVA del aceite
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1,1 puntos menos

El IPC de los alimentos (3,1%) cae a mínimos de tres años tras la rebaja del IVA del aceite

Los comestibles y la electricidad empujan a la baja el IPC, que se moderó seis décimas en julio, hasta el 2,8%. El subyacente (2,8%) marca su mejor dato desde antes de la guerra

Foto: Botellas de aceite de oliva. (EP/David Zorrakino)
Botellas de aceite de oliva. (EP/David Zorrakino)

La bonificación total del IVA del aceite de oliva, que desde el 1 de julio se sitúa en el 0% —frente al 5% anterior, ya rebajado respecto al 10% que era habitual antes de la crisis de precios—, ha impulsado a la baja la inflación de los alimentos hasta niveles que no se veían desde octubre de 2021.

Los comestibles subieron el mes pasado un 3,1% respecto al mismo mes de 2023, esto es, 1,1 puntos menos de lo que lo habían hecho en junio, gracias también al abaratamiento de la fruta.

Si en junio el aceite de oliva era un 53,7% más caro que en el mismo mes del año anterior, ahora lo es un 38,3%; una moderación de 15 puntos impulsada, sin duda, por la rebaja fiscal.

De hecho, el dato mensual no deja lugar a dudas: el oro verde se abarató un 5,5% en los últimos 31 días, ligeramente por encima de los cinco puntos de bonificación aprobados por el Gobierno.

Además de la eliminación del IVA del aceite, una de las reivindicaciones de un sector muy afectado por la sequía, el Ejecutivo decidió mantener durante tres meses más —todo el verano— el resto de las rebajas fiscales a los alimentos, que se han convertido en los grandes impulsores de la moderación del coste de la vida.

El índice de precios de consumo (IPC) se situó en julio 2,8%, seis décimas menos que en junio, también gracias al buen comportamiento del precio de la luz respecto al año pasado y al de los paquetes turísticos, que subieron, pero menos que en julio de 2023. Es el mismo dato que el que ya adelantó el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace 15 días.

Lo más probable es que los precios sigan moderándose en agosto y septiembre, debido al llamado efecto base: las importantes subidas del año pasado favorecen que, ahora, se produzca una tendencia descendente, debido al sesgo estadístico de la comparación.

La inflación mensual también baja

En este caso, además, no hay trampa. A diferencia de lo que ocurría en los meses anteriores, cuando el efecto base hacía su trabajo pero en realidad los precios seguían subiendo, en este caso los datos mensuales también son positivos: la vida es un 0,5% más barata que hace 31 días, principalmente gracias al vestido y calzado —por el efecto del final de las rebajas de verano— y a la vivienda, debido al abaratamiento de la luz, que volvió al IVA reducido del 10% en julio.

El indicador subyacente también cayó un 0,3%. Es la primera bajada mensual del índice general desde noviembre, y la primera desde enero de este último, que no tiene en cuenta los elementos más volátiles.

Precisamente, el efecto de la luz y los alimentos se puede apreciar cuando se compara el dato general con el subyacente, que es el que más ponderan los bancos centrales para las bajadas de tipos de interés. La lectura interanual de este solo se moderó dos décimas respecto a junio, aunque continúa su buena racha. Con un 2,8%, marca su mejor dato desde enero de 2022, antes de la guerra en Ucrania, y certifica que la crisis de precios está controlada en nuestro país.

La bonificación total del IVA del aceite de oliva, que desde el 1 de julio se sitúa en el 0% —frente al 5% anterior, ya rebajado respecto al 10% que era habitual antes de la crisis de precios—, ha impulsado a la baja la inflación de los alimentos hasta niveles que no se veían desde octubre de 2021.

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