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Frenazo del empleo en plena temporada alta: en julio se perdieron 9.800 cotizantes
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El paro se redujo en 10.800 personas

Frenazo del empleo en plena temporada alta: en julio se perdieron 9.800 cotizantes

En julio coincidieron la ralentización de la hostelería y los despidos de la educación. Pero también la industria y los servicios de alto valor añadido han pinchado, y eso sí genera dudas

Foto: Un trabajador de la construcción en Valencia. (Efe)
Un trabajador de la construcción en Valencia. (Efe)

El mercado laboral lanzó en julio la primera señal de agotamiento después de cuatro años de una intensa creación de empleo. A lo largo del mes se perdieron casi 9.800 cotizantes, según los registros de la Seguridad Social, el peor mes de julio de toda la serie histórica. Si se desestacionaliza el dato, el empleo siguió aumentando, pero lo hizo al ritmo más flojo desde el final del estado de alarma, con un crecimiento de 1.300 cotizantes.

Las señales que lanza el mercado laboral son mixtas, lo que podría indicar un cambio de tendencia o bien un descanso del ritmo de contrataciones de las empresas. Es, por tanto, pronto para sacar conclusiones sobre un deterioro del mercado laboral.

Para empezar, las señales que sostienen el optimismo: la caída del empleo se debe, fundamentalmente, a dos sectores: la educación y la hostelería. En el caso de la educación, muchas empresas despiden a sus trabajadores al finalizar el curso lectivo para no pagarles el verano, por ejemplo, academias, autoescuelas, etc. Este fraude de ley se repite cada verano y, en esta ocasión, implicó la destrucción de nada menos que 122.600 profesores. Es el peor dato de la serie histórica, pero también hay más profesores que nunca contratados.

En cuanto a la hostelería, el inicio de la temporada se ha adelantado significativamente tras la pandemia. Las llegadas de turistas en el mes de junio, incluso de mayo, es muy significativa. Esto explicaría que las contrataciones se adelanten al final de la primavera y, por lo tanto, las plantillas ya estén completas cuando llega el verano. En julio la hostelería ganó 11.200 cotizantes, menos de la mitad que en los dos años anteriores y una tercera parte que en los años previos a la pandemia. Este adelanto de la temporada alta es una buena noticia para la economía española, ya que significa que se generan altos ingresos del turismo durante más semanas al año.

El efecto conjunto de la educación y la hostelería supone una brecha de 24.500 empleos menos que en el mes de julio del año anterior. Este número es la diferencia entre un buen mes de julio y uno malo. Y es imposible precisar si se trata de un cambio de tendencia o del cambio en los patrones de empleo nacionales.

Pero, y aquí viene la lectura pesimista, hay otros sectores más estables que también registraron datos negativos en julio. La industria manufacturera, por ejemplo, incorporó a 7.400 cotizantes, el peor dato de los últimos años, con la excepción de la pandemia. La industria siempre crea empleo en julio por los refuerzos para cubrir las vacaciones de sus trabajadores, pero este año las contrataciones han sido un 30% inferiores a las del año anterior. Un dato que va en línea con la desaceleración recogida por la encuesta PMI a empresarios, publicada el jueves.

Los servicios de alto valor añadido también tuvieron un pobre desempeño en el mes de julio. Las actividades de información y comunicaciones (incluye las TIC), apenas incorporaron a 147 trabajadores, frente a los más de 3.800 del mismo mes de 2023. Y las actividades profesionales, científicas y técnicas aumentaron su ocupación en 684 personas, frente al aumento de más de 6.500 del mismo mes del año anterior.

Esto es, el pinchazo de dos actividades con un alto componente estacional no fue amortiguado por los sectores más estables que están tirando de la economía española. Está por ver si se trata de un pinchazo puntual o si se está produciendo una ralentización después de cuatro años de un crecimiento del empleo sin parangón en la historia de España. Una ralentización que también podría estar influida por las pobres perspectivas de contratación que tienen las empresas en el conjunto de Europa.

Foto: Imagen de un edificio en construcción en Berlín. (Reuters/Thomas Peter)

En cuanto a la evolución provincial del empleo, se registraron grandes diferencias. En algunas de las regiones más ricas se produjeron los peores datos de empleo: Madrid perdió 25.500 cotizantes; Barcelona, 17.000; Valencia, 5.400 y Vizcaya, 4.800. Por el contrario, los mejores datos se generaron en el centro y norte del país, provincias en las que hay menos profesores (la España vacía) y el inicio de la temporada turística todavía se demora hasta bien entrado julio.

Tras este frenazo, el ritmo de creación de empleo en tasa interanual se ha reducido al 2,35%, la cifra más baja desde enero de 2023.

El número de desempleados registrados en las oficinas de empleo se redujo en 10.830 personas. Una cifra muy similar a la de julio del año anterior. El número total de desempleados se redujo hasta 2,55 millones, el dato más bajo desde agosto de 2008.

El mercado laboral lanzó en julio la primera señal de agotamiento después de cuatro años de una intensa creación de empleo. A lo largo del mes se perdieron casi 9.800 cotizantes, según los registros de la Seguridad Social, el peor mes de julio de toda la serie histórica. Si se desestacionaliza el dato, el empleo siguió aumentando, pero lo hizo al ritmo más flojo desde el final del estado de alarma, con un crecimiento de 1.300 cotizantes.

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