"Que se impute a Begoña Gómez no significa que nuestra democracia sea deficiente"
El ex secretario general de UGT presenta su primer libro en el que apela a sociedad para avanzar en unidad y dejar atrás la polarización que no soluciona los problemas reales
Cándido Méndez fue secretario general de UGT durante 22 años. En su primer libro (Por una nueva conciencia social) hace un repaso de su trayectoria sindical y sus reflexiones sobre el trabajo, la desigualdad y la economía. Aunque, en realidad, lo que él quería era escribir un libro sobre su padre, comenta antes de la entrevista. La obra, en el que entremezcla sus memorias personales con el ensayo, apela a la necesidad de unidad política y social para afrontar con éxito los grandes retos que se presentan en el horizonte. Negociación, diálogo y consenso, palabras a las que están muy acostumbrados los interlocutores sociales, pero que actualmente escasean.
PREGUNTA. En su nuevo libro, hace un llamamiento a la unidad de la sociedad española para conseguir avances sociales, económicos y políticos.
RESPUESTA. Desde la Revolución Industrial hasta la fecha, el paradigma ha sido lograr el máximo crecimiento económico, bajo la expectativa de crecimiento sostenido en el tiempo. Lo cual presupone una lógica de crecimiento infinito. La neutralidad climática rompe con esa lógica y se entra en un escenario muy distinto que obliga a hacer un uso intensivo de los recursos naturales sin despilfarro. En ese sentido, creo que tenemos que recorrer este camino desde lo que yo llamo un ‘triángulo virtuoso’: digitalización, descarbonización y derechos del trabajo. El trabajo debe ser el eslabón entre la transición verde y la digitalización y para defender el trabajo en ese marco de ruptura hay que hacerlo con un consenso económico, social y político muy importante. Por eso hago esa llamada a la unidad.
P. ¿Existe esa unidad ahora mismo?
R. No, y ese es el problema. Por ejemplo, dentro de Europa se está produciendo una tendencia a la renacionalización en vez de avanzar hacia mayor unidad. Tendríamos que fraguar una unidad europea muy seria y trabajar con objetivos comunes; huir de la renacionalización y ceder soberanía.
"Tendríamos que huir de la renacionalización y ceder soberanía a la Unión Europea"
P. Pero el paradigma económico sí ha cambiado: actualmente hay un convencimiento de que la desigualdad afecta a las sociedades y a la economía.
R. En teoría, sí.
P. ¿Y en la práctica?
R. En la práctica tenemos tendencia a la procrastinación. Hasta hace muy poco se pensaba que la desigualdad era la consecuencia inevitable del crecimiento económico. Recientemente, la OCDE ha llegado a la conclusión de que la desigualdad es un veneno para la democracia. Pero en la práctica, yo no veo que se comporten así. Voy a poner un ejemplo: antes de la pandemia los inversores estaban muy concienciados con las inversiones verdes, pero ahora vuelven a ir en busca de la rentabilidad. Por eso pienso que hay que constituir un consenso muy fuerte en Europa y también en España.
P. Lo que vemos en España es una gran fragmentación política.
R. En España, lo primero que quiero es constatar que hay datos económicos positivos, como la creación de empleo o la subida del salario mínimo y de las pensiones. Mi preocupación es que veo que la política española está actuando con luces cortas. Cuando miras los problemas de productividad o de desigualdad, la situación es muy distinta porque no se están produciendo los mismos avances. En el libro planteo un pacto estratégico por el empleo y la productividad, porque creo que son asuntos de gran trascendencia. Los países que tienen unos niveles más altos de productividad, son los que tienen mayor calidad en el empleo, mejores salarios y menos desigualdad. Pero lo que veo en España es que el debate sobre las cosas importantes no se está produciendo. Nos estamos centrando en la cuestión territorial con la lógica de los independentistas de Cataluña y yo creo que eso habría que romperlo.
P. Es una lógica que va en contra de la redistribución territorial.
R. Así es. Yo estoy convencido de que, para mejorar la productividad, se necesita un marco de financiación autonómica solidario. Si no, estás incorporando un obstáculo añadido al avance de la productividad. Actualmente, donde existe diálogo es en el ámbito social: los sindicatos y las patronales negocian más de 5.000 convenios colectivos al año, la reforma laboral, el AENC. El diálogo es posible, pero en la política no se está produciendo.
P. En la política parece que lo que opera es la búsqueda del conflicto para ganar votos.
R. Sí, pero eso no le viene bien a España. Lo digo como lo siento. En España se da una paradoja, porque los votantes están volviendo a los grandes partidos y los extremos se están reduciendo. Pero la dinámica política parece que va a contrapelo de lo que es el análisis básico y fundamental de los resultados electorales, que es que los dos grandes partidos siguen acumulando más representación. El clima político de enfrentamiento que tenemos le viene mal a España, porque necesitamos consensos para invertir mejor y resolver los problemas.
"Los votantes están volviendo a los grandes partidos y los extremos se están reduciendo"
P. La campaña de las elecciones europeas está marcada por la imputación de Begoña Gómez, la esposa del presidente.
R. Yo tengo una posición en relación con todo lo que está aconteciendo que me obliga a remontarme al debate de investidura. Yo defendí que no era aceptable asumir la contrapartida de la amnistía. Yo tampoco era de la opinión de que se hiciera una gran coalición, para que quede claro. Simplemente, pedí que se repitieran las elecciones con programas electorales que reflejasen claramente lo que quería hacer cada partido político. Mi planteamiento parte de ahí, por eso tengo una serie de críticas al Gobierno que tienen coherencia. Respecto a la imputación [de Begoña Gómez], lo que tengo claro es que no se puede extraer la conclusión de que España tiene una democracia deficiente. En EEUU también está sometido a juicio el hijo del presidente Biden. Nuestra democracia funciona y funciona adecuadamente.
P. La democracia funciona, pero está por ver cómo se desenvuelve en estos niveles de polarización política a los que hemos llegado.
R. La campaña se ha polarizado mucho. En el caso del PSOE, esa polarización está haciendo que haya una dinámica de voto útil muy fuerte desde otros partidos, ya sean nacionalistas o del resto de la izquierda. Pero en el caso del Partido Popular, no tengo tan claras las ventajas de esta polarización, porque tiene, digamos, un farallón rocoso que es Vox. Creo que los votantes de la zona templada del electorado se van a quedar en la luna de Valencia, y lo digo con todo el respeto. Yo no sé lo que va a pasar en las elecciones, pero del resultado nunca se podrá decir si la esposa del presidente es culpable o inocente. La presunción de inocencia ya la tiene, pase lo que pase.
P. Pero las sentencias judiciales no responden a la misma lógica que las sentencias sociales. Hay hechos que no son punibles, pero son reprobables.
R. A mí me importa mucho la dimensión judicial. En cuanto a la ética y la estética, Sánchez Ferlosio decía, refiriéndose al Quijote, que la estética es ética antigua. Esta imputación puede plantear un cierto reproche social, pero en ningún caso se puede poner en duda la presunción de inocencia de la esposa del presidente.
P. ¿La digitalización es una amenaza para el empleo?
R. Esto ya lo vivimos con la robotización en los años 60, cuando se hablaba del fin del trabajo y de la sociedad del ocio. Pero desde el año 60 hasta 2023, el trabajo asalariado ha crecido en todo el mundo.
P. Y además en tasas muy significativas.
R. Es más. En los países más robotizados ha disminuido el paro con más intensidad. Por lo tanto, no compremos mercancía averiada: la digitalización no va a destruir empleo.
"No compremos mercancía averiada: la digitalización no va a destruir empleo"
P. ¿Es un mensaje directo a los luditas?
R. Lo que creo es que no hay tecnología buena o mala, depende de cómo se aplique. Yo me he preocupado de analizar las cifras del INE sobre profesiones rutinarias, que eran las que iban a desaparecer echando virutas. La realidad es que ha aumentado el empleo en esas actividades. Por lo tanto, no aventuramos hipótesis que no se producen. Los riesgos que veo que se están materializando tienen que ver con la precarización y la polarización del empleo, generando un deterioro de los salarios.
P. A los sindicatos les ha costado mucho entrar en los sectores de las nuevas tecnologías. ¿Por qué ocurre esto?
R. La sindicalización es muy fácil en grandes empresas, esto siempre ha sido así. Lo que ha ocurrido es un cambio en la configuración de la economía con el auge de los servicios, pero en los grandes conglomerados sigue habiendo una sindicalización muy fuerte. En cualquier caso, los sindicatos han tenido un papel muy importante en las iniciativas legislativas, como en la ley rider, por lo que sí se produce una protección sindical a esos trabajadores.
P. ¿Cómo ve la salud de los grandes sindicatos?
R. El país en el que hubo más huelgas generales en Europa durante la Gran Recesión fue Grecia. Esa fortaleza a la hora de movilizar a los trabajadores era realmente un síntoma de debilidad. La fortaleza de los sindicatos se nota cuando tienen capacidad de influir. Los sindicatos españoles tienen capacidad de influir y eso es muy importante. Por lo tanto, su salud es buena.
P. La pobreza juvenil e infantil sigue siendo un gran problema en España. ¿El sistema público descuida a los jóvenes?
R. Yo creo que tendríamos que intensificar las políticas de protección a la familia. No a un determinado tipo de familia, sino a la familia en general, como ocurre en otros países europeos, como el caso de Alemania. El hecho de que España sea el país europeo con más paro juvenil es una noticia demoledora. Los jóvenes en España están padeciendo que se ha gripado el motor del ascensor social. Además, hay otro problema político serio, que es la falta de representación real de los problemas de los jóvenes en los debates políticos. Y esto tiene mucho que ver con la manera en que se confeccionan las listas electorales por parte de los partidos políticos.
P. ¿Existe un conflicto generacional?
R. Yo creo que lo que existe es una cierta frustración cuando ven que lo que tendría que discutirse no acaba de discutirse o acaba de mala manera. Por ejemplo, la política de vivienda. No creo que haya aún una desafección con el sistema, pero probablemente acabemos en esa fase.
Cándido Méndez fue secretario general de UGT durante 22 años. En su primer libro (Por una nueva conciencia social) hace un repaso de su trayectoria sindical y sus reflexiones sobre el trabajo, la desigualdad y la economía. Aunque, en realidad, lo que él quería era escribir un libro sobre su padre, comenta antes de la entrevista. La obra, en el que entremezcla sus memorias personales con el ensayo, apela a la necesidad de unidad política y social para afrontar con éxito los grandes retos que se presentan en el horizonte. Negociación, diálogo y consenso, palabras a las que están muy acostumbrados los interlocutores sociales, pero que actualmente escasean.
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