Los salarios volverán a perder poder adquisitivo en 2023 ante el repunte de la inflación
El IPC acumulado ya supera la revalorización media de los salarios acogidos a convenio. La brecha seguirá aumentando de aquí a diciembre, hasta un empobrecimiento de un punto
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Los precios iniciaron 2023 a la baja, pero la persistencia inflacionista —acumulan cinco lecturas mensuales consecutivas al alza— ha aguado las esperanzas de que 2023 supusiese el año del inicio de la recuperación del poder adquisitivo. Tras la debacle de 2022, marcado por una intensísima espiral que no tuvo su reflejo en las nóminas, este iba a ser el año de la revalorización salarial, que todavía se da por hecha en muchos discursos públicos. Sin embargo, la realidad se ha acabado imponiendo: a la espera del dato definitivo del índice de precios de consumo (IPC) de octubre, que se conocerá este martes, la inflación acumulada (3,55%) ya supera la revalorización media de los sueldos acogidos a convenio (3,46%).
Se trata de una diferencia ínfima, pero que demuestra cómo los precios han adelantado a los salarios a dos meses de que termine el año. Y, lo más preocupante, consolida una tendencia que, a tenor de lo visto durante los últimos meses, es muy difícil que se revierta en el esprint final. Más bien al contrario: es probable que se ahonde, al menos si se tienen en cuenta las previsiones de los principales organismos.
Funcas (la fundación de las antiguas cajas de ahorros), por ejemplo, prevé que el IPC termine el año en el 4,8%. Se trata de una cifra elevada, pero factible (implicaría alzas mensuales de en torno al 0,6%), que solo podrían igual los convenios colectivos si en noviembre y diciembre experimentasen revalorizaciones de doble dígito. La razón es que los datos que ofrece el Ministerio de Trabajo son una media de lo que va de año, por lo que, incluso aunque los convenios firmados en los dos meses que quedan recogieran actualizaciones espectaculares, no conseguirían elevar de manera sustancial las cifras actuales.
Como se puede apreciar en el gráfico, los salarios acogidos a convenios colectivos con efectos en 2023 siguen una curva ascendente, pero muy lenta. Si en enero se habían revalorizado un 2,8%, en el conjunto del primer trimestre (el dato de marzo) solo habían llegado al 3,1%, y en el conjunto de la primera mitad del año (el dato de junio), al 3,3%. En aquellos momentos, muchos expertos consideraban que esos datos serían suficientes para vencer a la inflación, que se había ralentizado tras lo peor de la crisis energética. Ahora, se puede constatar que no es así, debido a dos factores: la contención de los salarios y, sobre todo, una presión inflacionista mayor de lo esperado, como consecuencia del repunte de los precios de la energía.
Para comprobarlo, es importante elegir el método adecuado. Uno de los errores más habituales consiste en comparar los datos de actualización de los salarios acogidos a convenio que ofrece el ministerio con el IPC interanual, que mide la evolución de los precios respecto al mismo mes de 2022. Este indicador está muy influido por un sesgo estadístico denominado efecto base, y arrojó cifras artificialmente bajas durante el verano que para nada se correspondían con la inflación que los ciudadanos acabarán experimentando en el conjunto del año, como se explica en este artículo.
Si la subida de los salarios tiene su vigencia durante todo 2023 —los convenios se pactan con efectos anuales, más allá de en qué mes se firmen—, no tiene sentido compararla con la inflación de los últimos 12 meses (en el caso del dato de este martes, con la variación de precios entre octubre de 2022 y este octubre). Al hacerlo, se estarían comparando variaciones de sueldos de 2023 con variaciones de precios que, en parte, son heredadas del año anterior.
Para conocer si realmente los salarios le están ganando la carrera al IPC, la mejor referencia es la inflación acumulada durante el año, que en diciembre acabará coincidiendo con la interanual (solo en ese momento, este sí sería un buen indicador). Como es lógico, durante los primeros meses los salarios se imponen, ya que el trabajador ya cobra más que el año anterior —en el caso de que su convenio contemple una actualización—, pero la vida no se encarece tan rápido. A medida que avanza el año, en cambio, se va acumulando inflación, de ahí que las curvas se hayan ido acercando: aunque las revalorizaciones son cada vez más generosas, no han sido capaces de evitar que la inflación acumulada esté ganando la partida.
Para muchos, las cláusulas de garantía salarial son la forma de no perder poder adquisitivo
Como se explicaba anteriormente, es probable que, tras el sorpaso, la brecha se agrande en lo que queda de 2023 y acabe el año en torno a un punto porcentual. Ese será el poder adquisitivo que habrán perdido los 10,16 millones de trabajadores que, de momento, han visto actualizados sus salarios. El dato incluye aquellos convenios que ya estaban firmados, y despliegan sus efectos en este año, y los que se han firmado desde enero.
Como es lógico, estos últimos, los convenios nuevos, han incorporado revalorizaciones más generosas, al haberse firmado en un escenario de mayor inflación y reivindicaciones salariales. Sin embargo, es muy probable que la cifra final también se quede por debajo del IPC, al menos si se cumplen las previsiones. De momento, los convenios pactados este año arrojan un incremento del 4,19%, frente al 3,14% de los firmados con anterioridad, pero con efectos en 2023.
No hay que olvidar que el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), sellado en mayo por patronal y sindicatos, contemplaba alzas salariales del 4%, mucho más ambiciosas que las recogidas en los convenios con efectos en 2022 (3,01%), pero moderadas, para evitar los efectos de segunda ronda que retroalimenten la espiral de precios. Aunque solo se trata de una referencia, lo cierto es que los convenios firmados este año ya han superado al AENC. Otra cosa es que vaya a ser suficiente para batir la inflación.
Para muchos, la única esperanza para no perder poder adquisitivo son las cláusulas de garantía salarial, que permiten revisar al alza las remuneraciones con carácter retroactivo si los precios acaban subiendo más. Uno de cada cuatro trabajadores protegidos por convenios las tiene.
Los precios iniciaron 2023 a la baja, pero la persistencia inflacionista —acumulan cinco lecturas mensuales consecutivas al alza— ha aguado las esperanzas de que 2023 supusiese el año del inicio de la recuperación del poder adquisitivo. Tras la debacle de 2022, marcado por una intensísima espiral que no tuvo su reflejo en las nóminas, este iba a ser el año de la revalorización salarial, que todavía se da por hecha en muchos discursos públicos. Sin embargo, la realidad se ha acabado imponiendo: a la espera del dato definitivo del índice de precios de consumo (IPC) de octubre, que se conocerá este martes, la inflación acumulada (3,55%) ya supera la revalorización media de los sueldos acogidos a convenio (3,46%).