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La vida en las ciudades se degrada: los españoles ven más ruido, crimen e infraviviendas
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¿PERCEPCIÓN O REALIDAD?

La vida en las ciudades se degrada: los españoles ven más ruido, crimen e infraviviendas

Los principales indicadores de calidad de vida languidecen frente a la media europea tras el estallido del covid y ya son peores que hace un lustro, cuando entró en vigor la Agenda 2030

Foto: Una operación contra los narcopisos. (EFE/Quique García)
Una operación contra los narcopisos. (EFE/Quique García)
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La calidad de vida en las urbes y pueblos españoles se está erosionando, al menos según los patrones que tiene en cuenta la Comisión Europea para medir el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 impulsada por las Naciones Unidas. Un reciente informe de Eurostat certifica que los ciudadanos de nuestro país perciben su entorno como cada vez más ruidoso y peligroso. Además, la ratio de infraviviendas también aumenta.

De los cuatro indicadores que utilizan las instituciones comunitarias para evaluar el bienestar de los residentes, solo uno mejora en el último lustro: el número de muertes prematuras relacionadas con la calidad del aire. Los datos corresponden al año 2020, y la oficina estadística de la UE los compara con los de 2015, cuando la ONU aprobó los ODS. Por tanto, solo son atribuibles en parte a los equipos de gobierno municipales que tomaron posesión en 2019 y se enfrentaron el pasado domingo al veredicto de las urnas. A la vista de la evolución anual, se deben, principalmente, a los efectos de la pandemia.

El desempeño de España resulta especialmente preocupante si se compara con la media de los Veintisiete, y advierte sobre los efectos nocivos para la vida comunitaria de un confinamiento mucho más estricto que el de nuestros vecinos. Mientras el ruido, el crimen y las infraviviendas crecieron en nuestro país en el último lustro, y se dispararon en el último año con datos disponibles (el 2020 coronavírico), bajaron en el conjunto del continente. La reducción de la mortalidad por partículas contaminantes supone un triste consuelo, gracias a la caída histórica del tráfico rodado por las restricciones a la movilidad.

Tras cinco años de Agenda 2030 —los ODS entraron en vigor el 1 de enero de 2016—, la cuarta economía del euro ha bajado su rendimiento en la consecución del objetivo 11, definido como "ciudades y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles", y que, además de la calidad de vida, tiene en cuenta indicadores sobre movilidad o medioambiente. España ya estaba por debajo de la media europea en esta meta en 2015, pero es una de las pocas —entre las 17 que conforman la agenda de la ONU— en las que empeora.

Foto: Guardia civil controla la zona para evitar más peleas tras una reyerta en Coín, en 2018. (EFE/Pérez)

¿Qué está pasando en los barrios? Lejos de corroborar los discursos catastrofistas dibujados por algunos políticos conservadores —los mismos que niegan la validez de los ODS—, lo que demuestra la estadística de Eurostat es que el confinamiento ha tenido un impacto brutal en la calidad de vida de las ciudades. Solo así se explica que la tendencia irregular de los principales indicadores desde 2015 haya experimentado, súbitamente, un grave empeoramiento, hasta arrojar un balance global (2015-2020) negativo. La pandemia ha podido alterar la realidad, pero también las percepciones de los encuestados, que son las que recoge Eurostat. Cuanto más tiempo se pasa en casa, o en pequeños paseos alrededor de ella, más se detectan los defectos del entorno.

El mejor ejemplo de esta disonancia es el de la seguridad. El Sistema Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior reportó una caída de casi el 20% en el número de hechos conocidos en 2020 respecto a 2019, hasta tocar el mínimo en una década. Según este departamento, el concepto se refiere al "conjunto de infracciones penales que han sido conocidas por las distintas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, bien por medio de denuncia interpuesta o por actuación policial realizada motu proprio". Se trata de un dato objetivo, pero que contrasta con la percepción subjetiva de los ciudadanos: el porcentaje de población que declaró la existencia de crimen, violencia o vandalismo en su área aumentó en 3,5 puntos durante el año del confinamiento.

El 14,1% de los españoles detecta estos problemas en el entorno de su hogar. Se trata del dato más elevado desde 2013, y 4,1 puntos más que en 2015, el año que Eurostat toma como referencia. En los últimos diez años, las cifras han ido oscilando, pero nunca habían sufrido un repunte tan excepcional como durante la pandemia. Este empeoramiento contrasta con el del conjunto de la Unión Europea, donde la percepción de criminalidad baja tres décimas y se sitúa en el 10,7%. Es la tercera vez en las últimas dos décadas que España, un país considerado muy seguro, se sitúa por encima de la media comunitaria, aunque los datos siguen siendo mejores que los del inicio de la serie histórica, en 2003, cuando cerca del 20% de los ciudadanos detectaba estos problemas en su entorno más cercano.

Como siempre, las familias más humildes se llevan la peor parte. Así, la percepción de inseguridad se eleva al 16,9% entre aquellos con una renta inferior al 60% de la mediana (la distribución de la población que deja por arriba y por abajo al mismo número de hogares). Aquí España también está por encima de la media europea, y experimenta una evolución preocupante: ya no es solo que en 2020 el dato se incrementase 3,9 puntos como consecuencia del covid, sino que se ha disparado 5,8 durante el último lustro.

Foto: Foto: EFE/Fernando Alvarado.

Con el ruido sucede lo mismo. Las familias con menos ingresos presentan un diferencial de 2,7 puntos respecto a la media. Sin embargo, el efecto del covid ha sido mucho más profundo que en la criminalidad. La mayor cantidad de tiempo que los españoles pasaron en el hogar en 2020 hizo que el 21,9% de ellos reportase este problema, 7,8 puntos más que en 2019. Como con la seguridad, el dato venía de sufrir oscilaciones en la segunda década del siglo tras mejorar enormemente en la primera, pero la tendencia se ha alterado por completo ante el estallido de la pandemia.

Pese a todo, no se trata del peor registro histórico: las cifras llegaron a rozar el 30% al principio de la serie. Una vez más, nuestro país empeora más que el conjunto de los Veintisiete, donde esta percepción solo creció tres décimas, hasta el 17,6%. Los hogares españoles sufren más ruido que sus vecinos por primera vez desde 2009.

Pero quizá el dato más preocupante sea el de privación severa de vivienda. Se trata de un indicador en el que España siempre había tenido datos bajísimos, en el entorno del 1% o el 2%, y que había ido cayendo durante los últimos años. Eurostat lo define como la situación en que se combina el hacinamiento en el hogar con al menos uno de estos problemas: goteras, oscuridad, ausencia de baño o ducha y ausencia de inodoro. En definitiva: lo que popularmente se conoce como infraviviendas.

La cifra se duplicó en el funesto 2020, hasta alcanzar el 3,4%, 1,9 puntos por encima que hace un lustro. En este caso no se trata de una percepción, ya que Eurostat mide el indicador a partir de unos datos relativamente objetivos, por lo que la explicación apunta más bien al impacto para las economías familiares de la crisis generada por la pandemia. De hecho, se trata de un problema mucho más desigual que los otros dos: mientras que el 9,2% de los hogares más pobres se asienta sobre una infravivienda, solo lo hace el 1,9% de los que tienen una renta de al menos el 60% de la mediana (es decir, de las clases medias-bajas en adelante). Pese a todo, España mantiene unas cifras mejores que la media europea.

La calidad de vida en las urbes y pueblos españoles se está erosionando, al menos según los patrones que tiene en cuenta la Comisión Europea para medir el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 impulsada por las Naciones Unidas. Un reciente informe de Eurostat certifica que los ciudadanos de nuestro país perciben su entorno como cada vez más ruidoso y peligroso. Además, la ratio de infraviviendas también aumenta.

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