El mundo deja atrás la pandemia con 42 billones de euros más de deuda

La pandemia ha quedado atrás, pero su herencia durará generaciones, y no solamente en el plano de la salud. La deuda del planeta, tanto pública como privada, ha crecido desde la irrupción del covid, primer trimestre de 2020, en nada menos que 45 billones de dólares. O lo que es lo mismo, cerca de 42 billones de euros. Es decir, alrededor de 31 veces el PIB de España o casi el doble de la riqueza que es capaz de generar EEUU —la primera economía del mundo— en un año.

La deuda global se sitúa ahora en 305 billones de dólares, y lo que estima el IIF (Instituto de Finanzas Internacionales, por sus siglas en inglés), una especie de patronal bancaria que ahora preside Ana Botín, la presidenta del Banco Santander, es que seguirá creciendo en los próximos años “rápidamente”. El aumento de los últimos años tiene que ver, fundamentalmente, con el comportamiento de las empresas, aunque sobre todo de los gobiernos, mientras que los hogares, tras la crisis de 2008, adoptaron una estrategia más conservadora a la hora de incrementar su endeudamiento.

De los más de 305 billones que adeuda el planeta a los acreedores, alrededor de la tercera parte la deben los países emergentes, y el resto, los mercados más maduros: EEUU, Europa y Japón, cuyo endeudamiento no deja de crecer, aunque ahora la alta inflación haya suavizado la curva. Si, como todo indica, la inflación se modera, esto dificultará una reducción del endeudamiento, y hay que tener en cuenta que la zona euro, por ejemplo, debe hacer frente a unos pasivos que representan el 355% el PIB, por encima de la media del planeta. Al finalizar el primer trimestre de este año, tan solo los Estados debían el 92% del PIB. La deuda global, de hecho, ya representa el 335% del PIB del planeta, casi 15 puntos más que en 2019.

Un caso singular es el de EEUU, cuyo endeudamiento ronda ya el 100% del PIB, lo que es especialmente relevante teniendo en cuenta los problemas que tiene la Administración Biden para que la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, le autorice a elevar el techo de deuda.

El peligro del dólar

Lo que temen los mercados es que un posible incumplimiento, incluso un acuerdo de última hora, afecte al tipo de cambio del dólar, lo que indirectamente tendría consecuencias sobre la deuda de los países emergentes, principalmente denominada en la moneda verde. Hay que tener en cuenta que el dólar representa alrededor del 57% de las transacciones mundiales, lo que da idea de su relevancia. Según un reciente trabajo del catedrático Vicente Esteve, de la Universidad de Valencia, la Oficina de Presupuestos del Congreso de EEUU ha estimado que el stock de deuda pública acabará el año 2023 en el 98% del PIB, y alcanzará un 118% y un 194,6% en 2033 y 2053, respectivamente, niveles ambos récord desde 1900, si las leyes actuales permanecen sin cambios.

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Los países emergentes —de hecho, en igual dirección— han roto por primera vez la barrera de los 100 billones de dólares de deuda. Los responsables son, fundamentalmente, China, Brasil, México e India.

Entre las causas del aumento, se encuentra una combinación de factores como el envejecimiento de la población, que presiona al alza el gasto público, el mayor gasto sanitario al que ha obligado la pandemia, las inversiones realizadas para frenar el cambio climático, además de los incrementos en política militar realizados desde la invasión de Ucrania. Esto explica, según las previsiones del FMI (Fondo Monetario Internacional), que los déficits presupuestarios globales vayan a aumentar ligeramente hasta el 5% del PIB en promedio, debido a que los gobiernos afrontan gastos en intereses más elevados y presiones para aumentar el gasto público, en especial en salarios y pensiones, para ponerse al día con la inflación pasada, como sostiene su último Monitor Fiscal.

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El IIF advierte de que lo peor puede estar por venir, a la vista del endurecimiento de la política monetaria que han emprendido los bancos centrales. Como consecuencia de ello, la banca comercial es cada vez más exigente a la hora de conceder créditos, como revela la Encuesta de préstamos que publica trimestralmente el BCE, lo que puede producir una cadena de quiebras a la vista del elevado endeudamiento.

El dato que aporta el IIF es verdaderamente inquietante. Según sus estimaciones, alrededor del 14% de las empresas estadounidenses “pueden ser consideradas zombis”. Los sectores más afectados son los relacionados con la salud y las tecnologías de la información. Hay que tener en cuenta que aunque la subida de los tipos de interés frenará la concesión de créditos, también aumentará la carga financiera de los agentes económicos, en particular los gobiernos, cuya deuda ha crecido de forma especialmente significativa.

El IIF aporta un último dato preocupante. Los llamados bancos en la sombra, situados al margen de la legislación convencional, ahora representan más del 14% de los mercados financieros. Y su crecimiento está basado, precisamente, en el aumento de la deuda privada.