Bruselas revela que la luz en España cuesta un 20% más que en Europa pese a la 'solución ibérica'

Una cosa son los precios mayoristas de la electricidad y otra es la factura que acaban pagando los hogares. Por eso mismo, los mapas de los que presume el Gobierno muestran que España cuenta con la luz mayorista más barata del continente, pero, cuando se comparan los recibos reales que se pagan en la Unión Europea, las familias españolas pagan mucho más que la media europea

Según los datos recopilados por Eurostat, el precio final del kilovatio hora durante la segunda mitad de 2022 (primer semestre en el que el Gobierno aplicó la denominada solución ibérica) fue en España de 0,335 euros, un 18% más que la media del conjunto de los 27 miembros de la Unión Europea. Es un precio récord nunca antes visto que se elevó un 20% respecto del mismo periodo del año 2021 y más del 45% en comparación con 2020, cuando los precios tocaron suelo por la crisis del covid-19.

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La situación es aún más crítica si se compara a igualdad de poder adquisitivo, medida que utiliza Eurostat. Dado que el poder de compra y los sueldos en España son inferiores al de el resto de grandes países de Europa, el esfuerzo para hacer frente a la factura eléctrica también es mayor. En este sentido, la oficina estadística de Bruselas releva que el precio medio de la electricidad en España fue un 27% más elevado que la media de la zona euro: 0,3548 euros por kWh frente a los 0,2763 de la media de los países del euro. Teniendo en cuenta la capacidad de compra de cada país, el coste que afrontan las familias españolas por el recibo eléctrico supone un golpe a su bolsillo un 77% superior al de Francia y un 17% mayor que el de Alemania.

El Ministerio para la Transición Ecológica ha realizado una fuerte campaña de difusión de la diferencia del precio de la luz en el mercado mayorista tras la aplicación del mecanismo ibérico, con una consistente ventaja de España con respecto a los principales países vecinos. Incluso obligó a las comercializadoras a incluir el potencial ahorro de esta medida en el mercado mayorista en la factura que reciben los consumidores.

Sin embargo, esta magnitud es solo una parte del precio y no siempre este mercado mayorista está vinculado a todos los contratos de los usuarios. A diferencia de lo anterior, España sí detalla a la oficina estadística europea el coste final de la luz que pagan todos los consumidores nacionales. Eurostat fue la fuente elegida por el presidente del Gobierno para dar por cumplida su promesa de que en 2021 la luz no sería más cara que en 2018.

El coste final de la luz en España fue un 50% mayor que en Francia, pese a los parones de sus nucleares, que dispararon el precio mayorista

Este coste final en España fue, por ejemplo, un 50% más caro que el que pagaron los hogares franceses (0,22 euros por kWh), pese a sus altos precios mayoristas durante el verano por los problemas con sus reactores nucleares. España pagó un precio prácticamente igual que el de Alemania (0,3357 euros kWh), detalla la oficina estadística de la Comisión Europea, pese a que también este territorio estuvo aquejado de los problemas de suministro de gas de Rusia en la segunda mitad del año pasado.

Además, Eurostat compara el coste final de la luz filtrándolo por la capacidad adquisitiva de cada uno de los países. Ahí España aún sale peor parado, ya que los hogares españoles deben hacer un esfuerzo superior a los alemanes o franceses. Solo los italianos (0,3641 euros por kWh) estuvieron en una situación más comprometida que España, aunque ninguno de los anteriores aplicó la excepción ibérica, como hizo España.

Los expertos señalan que el tope al gas fue muy valioso para aquellos clientes con un contrato directamente vinculado con el mercado mayorista. Estos en España tienen un gran peso: 10 millones de usuarios utilizan la tarifa regulada (PVPC), directamente indexada al conocido como pool. Sin embargo, aún hay otros 19 millones de contratos en mercado libre a precio fijo que no se benefician tanto de la medida.

Muy al contrario, las principales empresas eléctricas señalaron que al precio fijo que venían pagando sus clientes se ha añadido el coste del tope al gas, que fue repercutido en sus recibos. Los ahorros logrados no están claros. Mientras el Ministerio para la Transición Ecológica lo cifra en más de 5.000 millones, un estudio de Esade reduce ese supuesto ahorro en unos 2.100 millones de euros.

Las principales empresas eléctricas señalaron que al precio fijo que venían pagando sus clientes se ha añadido el coste del tope al gas

Aunque ni el tope al gas, ni la rebaja de costes regulados aplicada por el Gobierno, ni la bonificación de impuestos de la factura han sido suficientes para tener una electricidad más barata que la de la media europea, dichas medidas si han contribuido a que la factura no haya sido aún más costosa, lo que hubiera situado España a la cabeza de Europa en gasto de un suministro básico de primera necesidad. Eso sí, estas medidas supusieron una merma recaudatoria de 7.200 millones, según la Agencia Tributaria.

El gas, más caro que en la UE

El precio de la factura de gas pagada en España en la segunda mitad de 2022 casi se duplicó con respecto al primer semestre. Eurostat señala que los hogares españoles pagaron a casi 0,16 euros el kWh frente a los 0,08 euros kWh entre enero y junio del año pasado. Aunque en los últimos meses tanto los expertos como las autoridades han comentado que España tiene una posición ventajosa frente al resto de Europa por su diversidad de suministros y su mayor capacidad de almacenamiento, esto no se traduce en menores precios.

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Las familias españolas pagaron el gas más caro que Francia (0,10 euros kWh), Alemania (0,09 euros kWh) o Italia (0,13 euros kWh). Respecto del conjunto de Europa (0,11 euros por kWh), el gas costó a los españoles casi un 40% más caro. De nuevo, las dificultades geopolíticas de Italia o Alemania, mucho más dependientes del gas ruso, no han supuesto que tengan que pagar este bien de primera necesidad a mayor precio que en España, pese al menor poder adquisitivo de la península Ibérica, que ensancha aún más si cabe las diferencias entre ciudadanos europeos en detrimento del sur.

Comparando en paridad de poder adquisitivo, la factura de gas en España fue casi un 50% superior a la de Alemania y Francia. (0,16 euros kWh frente a 0,08 kWh). De nuevo, la principal causa es que dentro de España se produjo un mercado a dos velocidades. Los hogares acogidos a la tarifa regulada pagaron mucho menos que aquellos que permanecieron en el mercado libre, ya que el Gobierno subvencionó la denominada tarifa de último recurso (TUR).

El golpe, si cabe, ha sido aún más pronunciado durante el invierno de 2023

El golpe, si cabe, ha sido aún más pronunciado durante el invierno de 2023, ya que casi seis millones de hogares tenían tarifas de mercado libre mucho más caras frente a algo más de dos que se pasaron a la TUR. Esto ha supuesto que haya familias que hayan pagado en los meses de invierno de más gasto facturas hasta cuatro veces superiores a las del mercado regulado, lo que ha supuesto en muchos casos un golpe récord nunca antes sufrido. Ya las eléctricas dijeron que de menos de 1.000 euros al año pasarían a facturarles cerca de 3.000 euros.

Subvencionar las factura de esos 2,6 millones de hogares de la TUR, a los que hay que sumar 5.500 comunidades de vecinos, ha supuesto un coste de unos 500 millones de euros, sobre una partida de los presupuestos generales del Estado destinada a aplacar la crisis de 3.000 millones de euros. Pese a que el 80% de las ayudas (2.500 millones) ha quedado sin asignar y a la escabechina de precios sufrida del mercado libre de gas, que ha golpeado a buena parte de los consumidores, el Gobierno hizo balance este mismo lunes de las numerosas medidas energéticas puestas en marcha este invierno y concluyó que el resultado ha sido "extraordinariamente positivo".