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Los hogares no dan para más: la inflación y los salarios congelados ahogan al consumo
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No tienen margen para gastar más

Los hogares no dan para más: la inflación y los salarios congelados ahogan al consumo

Las familias han movilizado el ahorro que acumularon durante la pandemia, pero a medida que se agota y no entran nuevos ingresos, la capacidad para seguir gastando se reduce

Foto: Imagen de un ciudadano con bolsas en Reino Unido. (EFE/Andi Rain)
Imagen de un ciudadano con bolsas en Reino Unido. (EFE/Andi Rain)
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La inflación desbocada durante el último año y medio y la contención de los salarios ha llevado a los hogares a una situación límite. En España, los precios han subido más de un 13% acumulado en menos de dos años y los alimentos, un 21%. La inflación ha sido generalizada y ha afectado a rentas altas y bajas por igual. Nadie ha escapado al IPC… salvo los salarios. Los convenios colectivos de 2022 recogieron una subida salarial del 2,8% y la remuneración por puesto de trabajo a tiempo completo medida en contabilidad nacional aumentó un 3,8%. Los bancos centrales también están contribuyendo a ahogar la renta disponible de las familias con las subidas de los tipos de interés. El encarecimiento de las hipotecas conlleva una transferencia millonaria de rentas desde las familias al BCE (con una parte que se quedan las entidades financieras) que busca precisamente restar capacidad de compra a las familias.

Ante esta intensa pérdida de poder adquisitivo de los salarios, los hogares han buscado fórmulas para mantener su consumo, como ha sido el recurso al ahorro y al crédito, pero estas fuentes se van acabando paulatinamente, dejando la demanda interna en una posición muy vulnerable. Los últimos indicadores ya empiezan a mostrar esas señales de debilidad. De hecho, en el último trimestre del año el consumo de los hogares cayó un 1,8% y estuvo a punto de llevar a España a la contracción económica. Solo la caída más intensa de las importaciones y un comportamiento relativamente sólido de las exportaciones evitó que el PIB entrara en terreno negativo.

Foto: Operarios realizan trabajos de mantenimiento. (EFE)

Las encuestas a los hogares llevan meses lanzando señales de alerta. Su situación financiera está en el peor momento desde el año 2014, cuando España estaba todavía saliendo de la gran crisis financiera y la tasa de paro superaba el 25%. En esta ocasión la tasa de paro es la mitad, pero la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores está siendo tan intensa que su economía se ve resentida.

Estos datos, obtenidos a partir de la encuesta de confianza que publica mensualmente la Comisión Europea, son comunes a la mayoría de países europeos. En todo el continente los hogares están perdiendo capacidad de compra, ya que los salarios suben a una tasa muy inferior a la inflación. Destaca el caso paradigmático de Países Bajos, donde sus trabajadores no están acostumbrados a perder poder adquisitivo. Los hogares declaran haber sufrido el deterioro de su situación financiera más generalizado que en la crisis financiera. Para muchos hogares del centro del continente, esta crisis está siendo más severa que la del euro de 2012.

Los hogares dispusieron de un recurso abundante durante la pandemia: el ahorro. Este consumo embalsado permitió un intenso crecimiento de la demanda durante la primera mitad de 2022, incluso en una coyuntura de pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Estos recursos, que eran la gran esperanza para revivir 'los felices veinte', se convirtieron finalmente en el salvavidas del consumo ante la escalada de los precios. La tasa de ahorro de los hogares, que llegó al 25% de su renta disponible durante la pandemia, cayó por debajo del 6% durante el pasado verano.

Se trata del nivel más bajo en cuatro años y, lo que es más importante, insuficiente para financiar la inversión, que en el caso de los hogares es, principalmente, la compra de viviendas y el pago de hipotecas. Si se suma la capacidad financiera de un año completo, los hogares tuvieron una necesidad de financiación de 2.000 millones de euros, el peor dato desde 2009, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Lo normal es que los hogares reduzcan su tasa de ahorro en momentos de gran optimismo económico, cuando deciden gastar más de lo que ingresan apoyándose en la esperanza de que todo va a ir bien. Sin embargo, en esta ocasión ocurre justo lo contrario: los hogares gastan más de lo que ingresan en una coyuntura de gran incertidumbre y con la economía estancada. Hasta ahora han podido mantener este desequilibrio gracias al ahorro acumulado, pero si los salarios siguen perdiendo poder adquisitivo, la carrera hacia adelante será muy corta. De hecho, ya lo está siendo.

Foto: El precio de los alimentos sigue escalando. (EFE/Cereijido)

En diciembre, el comercio minorista español vendió un 1,4% menos que en noviembre con datos ajustados de inflación. Pinchazo en plena campaña de compras navideñas que se repitió en el resto de grandes países europeos. En Alemania, las ventas se desplomaron algo más de un 5% y en Países Bajos el descenso alcanzó el 6,3%. Si se compara con el mes de diciembre de 2021, en Alemania las ventas fueron un 6% inferiores, lo que explica que su PIB entrara en contracción, mientras que en España fueron un 4% mejores.

El pinchazo del consumo es ya el principal problema para los países europeos. Este era el escenario que esperaba el Banco Central Europeo cuando comenzó a subir los tipos de interés: lastrar la demanda para frenar la inflación. El objetivo se está cumpliendo, pero el coste está siendo un frenazo económico. Europa ha entrado en fase de estancamiento con un crecimiento mínimo del PIB del 0,1% en el último trimestre de 2022. España publicó una cifra un poco mejor, del 0,2%, pero que en términos prácticos significa el mismo estancamiento de la actividad.

De cara al inicio del año, la encuesta a los hogares refleja que no creen que sea momento para hacer grandes compras. En España, la intención de acometer grandes gastos está en el nivel más bajo desde los mínimos de la crisis financiera. Los hogares están pensando en cómo reducir gastos para poder hacer frente a la compra de los bienes y servicios de primera necesidad.

Sin embargo, los hogares mantienen la expectativa de que la economía mejorará a lo largo del año. Principalmente, gracias a la moderación de la inflación en los últimos meses, que debería dar al Banco Central Europeo una tregua en la subida de los tipos de interés. Los hogares no solo creen mayoritariamente que la inflación se va a moderar, sino que anticipan una caída leve de los precios a lo largo del año.

Además, la encuesta de confianza pone de manifiesto que los hogares creen que la situación económica irá prosperando a lo largo del ejercicio. O, al menos, no irá a peor. Sin embargo, el problema de este optimismo es que no puede convertirse en consumo, ya que la renta disponible de los hogares está muy maltratada por la inflación. De ahí que, por mucho que pudieran desearlo, no van a tener otra alternativa que apretarse el cinturón, con las implicaciones que tiene para el crecimiento económico.

La inflación desbocada durante el último año y medio y la contención de los salarios ha llevado a los hogares a una situación límite. En España, los precios han subido más de un 13% acumulado en menos de dos años y los alimentos, un 21%. La inflación ha sido generalizada y ha afectado a rentas altas y bajas por igual. Nadie ha escapado al IPC… salvo los salarios. Los convenios colectivos de 2022 recogieron una subida salarial del 2,8% y la remuneración por puesto de trabajo a tiempo completo medida en contabilidad nacional aumentó un 3,8%. Los bancos centrales también están contribuyendo a ahogar la renta disponible de las familias con las subidas de los tipos de interés. El encarecimiento de las hipotecas conlleva una transferencia millonaria de rentas desde las familias al BCE (con una parte que se quedan las entidades financieras) que busca precisamente restar capacidad de compra a las familias.

Inflación Salarios de los españoles
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