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El precio de los alimentos sube más en el campo que en el supermercado
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Observatorio de los alimentos

El precio de los alimentos sube más en el campo que en el supermercado

En esta crisis de precios, la inflación está siendo más intensa en el campo, con una subida del 25%, que en el supermercado, donde los alimentos suben un 14%

Foto: Vendimiadores recogen uva. (EFE/Raquel Manzanares)
Vendimiadores recogen uva. (EFE/Raquel Manzanares)
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Una de las características particulares de esta crisis inflacionista es que la subida de precios surgió en los primeros eslabones de la cadena de producción y desde ahí se ha propagado al resto. El motivo es que los precios no subieron por un aumento fuerte de la demanda (que hubiese iniciado las tensiones de precios en el comercio minorista), sino por el auge de las materias primas tras el inicio de la guerra en Ucrania, incluyendo los productos agrícolas. Esta circunstancia particular ha provocado que la inflación haya sido mucho más intensa en el campo que en el supermercado, como muestran los datos de la herramienta de monitorización del precio de los alimentos (food price monitoring tool), desarrollada por Eurostat para los países europeos.

Esta estadística desagrega la evolución de los alimentos en las tres fases de la cadena de producción: los precios del campo (agricultor y ganadero), los precios de los productores intermedios (básicamente, la industria agroalimentaria) y los precios finales que paga el consumidor en el comercio minorista. Y también incorpora la evolución de los precios de los alimentos importados, que en muchas ocasiones son quienes empujan a los precios nacionales.

Lo que ha ocurrido en esta crisis es que los precios en el campo se dispararon rápidamente tras el inicio de la guerra. Ucrania, llamada el granero de Europa, apenas ha podido exportar su producción agrícola, y esto provocó una fuerte subida del precio de las materias primas alimenticias en todos los países del mundo. España no es una excepción y en el mes de agosto la inflación de los alimentos en origen marcó un pico del 39%. Nunca antes los precios habían subido a un ritmo tan intenso desde que existen datos, lo que evidencia la intensidad de la inflación.

Foto: Los supermercados trasladan la bajada del IVA. (EFE/Zipi Aragón)

Esta escalada de los precios de los alimentos en el campo no es exclusiva de España. De hecho, la subida registrada por el conjunto de países de la Unión Europea en agosto fue del 31%, con picos superiores al 40% en las repúblicas del Báltico, las más dependientes de las importaciones desde Rusia.

Los supermercados y otras tiendas minoristas respondieron a esta gran subida del coste de los alimentos en origen, reduciendo sus márgenes de beneficio para evitar que impactara totalmente sobre sus clientes. En agosto, la subida del precio final de los alimentos era del 14%, esto es, menos de la mitad que la subida en origen. La industria agroalimentaria intermedia también contuvo la subida de precios, aunque en su caso en menor medida, aplicando un alza del 20%.

Esto es importante, ya que la cadena de elaboración y distribución de los alimentos ayudó a frenar la escalada del precio de los alimentos para los hogares. Esta diferencia es muy evidente en los alimentos en que los agricultores ucranianos tienen más cuota de mercado. Al frenarse sus exportaciones, la demanda se concentró en los productores nacionales, disparando así sus precios. Por ejemplo, en el caso de los cereales, los precios en el campo español se dispararon más de un 70% durante el pasado verano, mientras que la subida del precio para los consumidores finales fue inferior al 20%.

Por el contrario, los alimentos en que la producción ucraniana apenas tiene relevancia han experimentado una subida de precios muy similar en el campo y en el supermercado. Es el caso, por ejemplo, de la fruta, que experimentó un alza del 17% en origen y del 12% en el supermercado. De hecho, en los vegetales incluso se invierte la inflación, subiendo más en el supermercado que en el campo: un 16% respecto al 12%.

Los datos de Eurostat confirman que esta crisis inflacionista no ha venido provocada por las subidas de los márgenes entre los supermercados, como ha criticado la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. En este caso, la subida del precio ha ido principalmente a retribuir a los agricultores y ganaderos que, por otra parte, eran la parte de la cadena más maltratada históricamente.

En esta ocasión, como se ha tratado de una crisis de oferta y no de demanda, se han beneficiado de la subida de los precios en los mercados internacionales. Ante la escasez de oferta, han tenido capacidad de subir sus precios. Los supermercados han actuado como amortiguadores de la subida, lo que no significa que no hayan repercutido una parte del incremento de costes a los clientes finales, pero no la totalidad. Esto explica que los márgenes de beneficio que están presentando las grandes distribuidoras estuvieran en 2022 por debajo de los niveles de 2021.

La herramienta de monitorización del precio de los alimentos de Eurostat arroja otra lectura de la inflación muy relevante a partir de las cifras del mes de septiembre. Hasta aquí, se ha relatado la evolución de los precios hasta agosto, cuando la inflación en origen marcó su pico más alto. En septiembre, sin embargo, se produjo un cambio de tendencia en la inflación del campo, que empezó a moderarse rápidamente. En concreto, pasó del 39% al 27% como consecuencia de la reducción del precio de las materias primas agrícolas en los mercados internacionales. En ese momento, los economistas hacían hipótesis sobre el gran riesgo de una recesión en los países desarrollados hacia final de año, lo que generó un alivio muy rápido en las cotizaciones de todas las materias primas. También las energéticas bajaron intensamente, hasta el punto de que el petróleo europeo (Brent) lleva desde finales de noviembre cotizando a niveles previos al inicio de la guerra.

Los precios en el campo español seguían en septiembre un 27% por encima de los de septiembre de 2021, y en este periodo la subida de los alimentos en el supermercado fue del 15%. Esto es, los precios en el campo seguían subiendo a un ritmo superior, pero la brecha era cada vez más estrecha.

Es previsible que esta brecha haya seguido cerrándose en la última mitad del año 2022 si se tiene en cuenta que los precios de las materias primas agrícolas siguieron moderándose en octubre y noviembre. Si es así, los supermercados tendrán una gran responsabilidad a la hora de trasladar ya la moderación de precios a sus clientes durante este año 2023, incluso aunque ello implique renunciar definitivamente a una parte de sus márgenes de beneficio por el camino a cambio de una mejor retribución de agricultores y ganaderos. Lo que se observa, con datos hasta diciembre, es que la escalada del precio de los alimentos en el supermercado se ha frenado, aunque aún no ha empezado a moderarse.

Una de las características particulares de esta crisis inflacionista es que la subida de precios surgió en los primeros eslabones de la cadena de producción y desde ahí se ha propagado al resto. El motivo es que los precios no subieron por un aumento fuerte de la demanda (que hubiese iniciado las tensiones de precios en el comercio minorista), sino por el auge de las materias primas tras el inicio de la guerra en Ucrania, incluyendo los productos agrícolas. Esta circunstancia particular ha provocado que la inflación haya sido mucho más intensa en el campo que en el supermercado, como muestran los datos de la herramienta de monitorización del precio de los alimentos (food price monitoring tool), desarrollada por Eurostat para los países europeos.

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