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En manos de la geopolítica: la guerra de Ucrania lo va a condicionar todo
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En manos de la geopolítica: la guerra de Ucrania lo va a condicionar todo

Carlos Sánchez, director adjunto de El Confidencial, disecciona en el Consejo Editorial del diario las perspectivas económicas de un 2023 que será el año de las incertidumbres

Foto: Ilustración: EC Diseño.
Ilustración: EC Diseño.

El Confidencial celebró el pasado miércoles su primer Consejo Editorial de 2023. En este encuentro, se analizaron la actualidad política de un ejercicio que estará marcado por las elecciones autonómicas y municipales, las previsiones económicas para este año y el estado del Poder Judicial español.

A continuación, se reproduce la ponencia en este Consejo Editorial de Carlos Sánchez, director adjunto de El Confidencial, sobre la situación de la Economía:

Incertidumbres

Si 2022 fue el año de la inflación, es probable que 2023 sea el año de las incertidumbres. No solo económicas, sino, sobre todo, políticas, desde luego en el plano nacional. También geoestratégicas a la luz de la elevada dependencia de la economía española del exterior debido a su nivel de apertura.

Foto: Nadia Calviño en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión

Hay un dato al que habitualmente se le da poca importancia en el debate económico y político. La suma de exportaciones e importaciones representa nada menos que el 55% del PIB. Son precisamente las exportaciones las que están tirando hoy del crecimiento.

Mientras que la demanda nacional (consumo público, privado e inversiones) ha contribuido en el último año al crecimiento en apenas 0,9 puntos porcentuales, la demanda externa lo ha hecho en 3,6 puntos, lo que da cuenta de su importancia.

Esto quiere decir, ni más ni menos, que el dato que hay que vigilar en 2023 más que ningún otro son las exportaciones en un contexto de clara fragmentación de la economía global, y que se ha asociado al término de moda: la desglobalización.

"Los gobiernos están dispuestos a sacrificar los precios en aras de lograr más seguridad nacional en el abastecimiento"

Larry Fink, el jefe de BlackRock, lo decía esta misma semana en Davos: la fragmentación es una de las causas de la inflación, ya que los gobiernos están dispuestos a sacrificar los precios en aras de lograr más seguridad nacional en el abastecimiento.

Lo que sabemos por ahora es que la globalización no ha acabado, sino que está cambiando. Hemos aprendido tras el covid que las cadenas de suministro no eran resilientes. Han añadido leña al fuego por falta de alternativas.

Pero también sabemos que el mundo está hasta las trancas de liquidez pese a las políticas monetarias más restrictivas por parte de los bancos centrales.

En 2022, los flujos de capital fueron los segundos más altos de la historia. Los capitales buscan un hogar en el que alojarse, por lo que cada vez es más estrecha la relación entre los gobiernos y el sector privado, que busca, además de rentabilidad para garantizar el retorno de sus inversiones, seguridad jurídica.

Foto: Planta de energía Solar. (iStock)

En los últimos años, en particular desde el plan antiinflación de Biden, están buscando invertir en descarbonización e infraestructuras. Lo importante es que se garanticen retornos.

¿Qué ha pasado en España? Pues ni más ni menos que la inversión bruta extranjera productiva en el primer semestre de 2022 fue de 15.660 millones de euros, un 87,7% más que en el mismo periodo de 2021. Eso quiere decir que se alcanzó la cifra más elevada de los últimos cinco años desde el primer semestre de 2018, año en el que se llegó al valor máximo de la serie histórica. Entre los mayores inversores figura EEUU que, con 5.700 millones, concentra casi un tercio del total.

Asimismo, se produjo un efecto positivo en cuanto a la creación de empresas asociadas a la inversión extranjera, que pasó a 3.190, un 17% más que en el primer semestre de 2021.

Conviene conocer estos datos por las sombras que a menudo se lanzan sobre la capacidad de la economía española, un concepto que va más allá que el de los gobiernos para atraer capital.

La influencia de la guerra

La guerra de Ucrania —pese a haber entrado en una fase de aparente estancamiento— lo condiciona casi todo. Lo que se ha llamado normalización de la política monetaria, una manera amable de referirse al incremento de los tipos de interés, dependerá de la evolución de los precios energéticos y de su impacto sobre la inflación.

Tanto los cuellos de botella como otras restricciones al comercio mundial, como los altos precios de los contenedores, están hoy claramente a la baja. Se puede hablar, incluso, de normalización.

Sin embargo, un riesgo asoma en el horizonte. La recuperación de China, tras abrir sus fronteras, puede suponer un alza del petróleo y del gas licuado habida cuenta de su gran dependencia. Se añadiría, por lo tanto, más presión a la inflación. La caída de los precios en los últimos meses, de hecho, tiene mucho que ver con el hundimiento de la demanda procedente de China, cuyo PIB creció en 2022 apenas un 3%, la menor tasa desde 1976, antes de la apertura.

Foto: Foto: EC.
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Hoy el gas se encuentra en niveles de 62 euros en el mercado TTF de Holanda, un nivel similar al de diciembre de 20021; es decir, antes de la invasión. El petróleo, por su parte, cotiza en torno a los 87 dólares, niveles de hace un año, mientras que el kilovatio hora en media mensual, porque hay mucha volatilidad, se encuentra alrededor de 60 euros, niveles, igualmente de hace más de un año. En todo caso, y esto es lo relevante, por debajo de los niveles preguerra.

Esto explica en parte que no se vayan a cumplir las expectativas tan negativas que dibujaron en el otoño pasado tanto el FMI como la OCDE como la propia Comisión Europea. En las próximas semanas veremos revisiones al alza. Es posible, incluso, que Alemania salve la recesión, aunque sea por los pelos.

La economista india Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, acaba de señalar en Davos que el FMI mejora sus pronósticos. En lugar de predecir un 2023 más duro, ahora espera una mejora en la segunda mitad del año y hasta 2024.

PIB e inflación: dos caras de la misma moneda

El escenario central para España (consenso de Funcas) sitúa la inflación media a lo largo de este año 2023 en torno al 4%. Es decir, ya lejos del 8,5% con que se cerró 2022, aunque todavía muy por encima del objetivo del BCE (un 2% en el medio plazo tras la última revisión de su política monetaria).

La importancia de este dato viene dada no solo por razones económicas, sino también políticas, ya que el poder adquisitivo de los hogares —y, por lo tanto, sus decisiones de voto— está fuertemente condicionado por la marcha de la inflación.

"El poder adquisitivo de los hogares —y, por lo tanto, sus decisiones de voto— está fuertemente condicionado por la marcha de la inflación"

A destacar que el IPC irá de más a menos durante el primer semestre del año (las elecciones municipales y autonómicas se celebrarán a finales de mayo), mientras que en el segundo semestre (elecciones generales en diciembre) el IPC, por el llamado efecto base, tenderá a subir hasta niveles cercanos al 5%.

El crecimiento económico, por el contrario, irá claramente de menos a más. Ya en el cuarto trimestre, el PIB apenas avanzó un 0,1% respecto del anterior trimestre, es decir, muy cerca del estancamiento. Y es probable que en el primer trimestre de este año la variación no ande muy lejos de esa cifra.

Foto: La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. (Reuters/Michele Tantussi)

En todo caso, discutir sobre la décima, arriba o abajo, no tiene ningún sentido por la complejidad técnica que supone medir la evolución de la riqueza generada por la economía en un año. Aunque, efectivamente, en términos políticos y mediáticos siempre es muy mediático. Si el PIB decrece una décima durante dos trimestres se hablaría de una catástrofe: recesión; pero si crece una décima se diría que España se salva del desastre. Montoro lo llamaba la economía de la décima.

Lo cierto es que lo más probable es que la economía se acelere a partir del segundo semestre a medida que los países con más problemas en Europa, y hacia dónde se dirige la mayor parte de las exportaciones, se vayan recuperando. En particular, Alemania e Italia, cuyos resultados más recientes cuestionan el escenario tan pesimista expresado por el FMI en su último informe de perspectivas.

La experiencia económica española ha enseñado en múltiples ocasiones que primero se recupera el sector exterior y a continuación lo hace la demanda nacional. Cabe recordar que el PIB habrá crecido en 2022 un 5,2%, siete décimas más de lo previsto en octubre por Funcas, y un 1% este año frente al 0,7% apuntado en la anterior estimación. Se prevé que la economía se acelere el próximo año hasta el 1,8%, lo que permitiría recuperar el nivel de actividad previo a la pandemia. España, no hay que olvidar, es el único país que todavía no ha recuperado los niveles de riqueza previos a la irrupción del covid.

Los fondos europeos

El efecto arrastre vendrá también de la mano de las inversiones, alentadas por los fondos Next Generation, que son hoy los que están salvando la capacidad inversora del Estado en el sentido más amplio: la administración central, las CCAA y los ayuntamientos.

Su grado de ejecución, sin embargo, es todavía limitado. CEOE, que hace un seguimiento pormenorizado de su evolución, ha estimado que hasta el pasado 15 diciembre el importe de convocatorias publicadas asciende a 9.372 millones de euros, lo que supone el 28,3% de los algo más de 33.000 millones de euros de inversión previstos para los 11 PERTE anunciados por el Gobierno.

A estos PERTE habría que sumar el orientado a la descarbonización de la industria, pendiente de aprobación por el Consejo de Ministros en próximas semanas. Igualmente, el montante de las convocatorias adjudicadas, no las publicadas, asciende a 3.028 millones de euros, apenas el 9,1% de la inversión pública comprometida.

El empleo

Otro dato muy relevante para evaluar la coyuntura económica tiene que ver con el empleo, que está resistiendo, al igual que en todas las economías avanzadas, de forma intensa a la pérdida de ritmo en la actividad.

A finales de este mes, el día 26, se conocerán los datos de la EPA correspondientes al conjunto de 2022, y un día después los de avance del PIB. Todo parece indicar que el año pasado se crearon entre 450.000 y 500.000 puestos de trabajo, en línea con los 471.000 que se generaron en términos de afiliación a la Seguridad Social.

Foto: Una terraza, en Mahón (Baleares). (EFE/David Arquimbau)

En esta última cifra hay algo de coyuntural, ya que se compara con lo que sucedió en 2021, cuando parte de la economía, en particular el turismo, estaba cerrada, por lo que es previsible que el comportamiento del empleo en 2023 será peor.

La economía española seguirá creando empleo, lo que mitiga en parte el efecto que tiene la inflación sobre la renta disponible de las familias, que ya han sacado de la hucha alrededor de 30.000 millones de euros que pudieron atesorar durante la pandemia. La tasa de ahorro, de hecho, ha caído hasta situarse en el 5,7%, nivel inferior a la media del 6,8% registrada entre 2013 y 2019.

Foto: La empleada de una zapatería coloca el escaparate en Pamplona. (EFE/Villar López)

No hay que olvidar que son los salarios los que realmente influyen en la renta disponible de las familias, más que la inflación. Según Funcas, este año se podrán crear 100.000 puestos de trabajo a tiempo completo, por debajo de los 250.000 previstos para 2023, con lo que la tasa de paro bajaría hasta el 11,5%; todavía cinco puntos más que la media de la eurozona. En todo caso, el mayor nivel de la región.

Es la fortaleza del empleo, precisamente, junto a la inflación, lo que está permitiendo que la recaudación del Estado vaya a cerrar el año 2022 a niveles históricos. Hasta noviembre, la recaudación acumulada ha aumentado nada menos que un 15,9%.

Esto es así porque el IVA crece a un ritmo del 16,2%, las retenciones del trabajo lo están haciendo al 12,5%, fruto del aumento del empleo y de las subidas en los salarios y de las pensiones. Y también la recaudación por Sociedades está creciendo un 30,6%. El mejor escenario para un ministro de Hacienda.

No se os escapa que esto tiene importantes consecuencias políticas. Hay dinero para seguir dando ayudas durante todo el año 2023. Sobre todo, teniendo en cuenta que las reglas fiscales siguen congeladas, y hay muchas probabilidades de que sigan así en 2024.

El Confidencial celebró el pasado miércoles su primer Consejo Editorial de 2023. En este encuentro, se analizaron la actualidad política de un ejercicio que estará marcado por las elecciones autonómicas y municipales, las previsiones económicas para este año y el estado del Poder Judicial español.

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