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Rallo: "Los impuestos extraordinarios comprometen la inversión a largo plazo"
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ENCUENTRO 'EL VALOR DE LA EXPERIENCIA'

Rallo: "Los impuestos extraordinarios comprometen la inversión a largo plazo"

La banca y las energéticas pagarán nuevos impuestos sobre intereses e ingresos, respectivamente, registrados en su cuenta de resultados de 2022 y 2023

Foto: Juan Ramón Rallo, profesor y analista económico.
Juan Ramón Rallo, profesor y analista económico.

Los impuestos extraordinarios a bancos y energéticas, cuya tramitación parlamentaria terminó el pasado 21 de diciembre con su aprobación en el Senado y que entrarán en vigor el 1 de enero, suponen "un gravamen que compromete la inversión a largo plazo" y desarrolla modelos de fiscalidad "que machacan a impuestos a los sectores donde se detectan beneficios extraordinarios, porque algo mal se debe estar haciendo", dijo Juan Ramón Rallo, profesor de Economía en la Universidad Francisco Marroquín y en IE University.

El analista económico y columnista de El Confidencial intervino en el duodécimo encuentro del ciclo de conferencias El valor de la experiencia. Un evento organizado por El Confidencial e Ibercaja, y moderado por el periodista José Antonio Zarzalejos, en el que también participó José Vicente Marco Herrero, director territorial de Madrid Noroeste Ibercaja Banco.

Para Rallo, uno de los problemas de los impuestos extraordinarios sobre la cuenta de resultados de las empresas es "su capacidad para erosionar las inversiones a largo plazo". El sector energético "lleva sufriendo en los últimos 10 años por precios de energía relativamente bajos. Si ahora afectamos estos picos de ingresos en un momento macro en el que hay que invertir en refinerías…, ¿qué incentivos van a tener?".

Además del impuesto de sociedades, la banca y energéticas en España pagarán de "forma temporal" gravámenes extraordinarios sobre los resultados de 2022 y 2023, exigibles el 1 de enero de 2023 y el 1 de enero de 2024. Para las entidades financieras, este nuevo impuesto será del 4,8% sobre los márgenes netos de intereses y comisiones netas. Mientras que las energéticas pagarán el 1,2% sobre el importe neto de la cifra de negocios. Es decir, sus ingresos menos el IVA, bonificaciones y otros impuestos especiales.

En ambos casos, el Gobierno los considera una prestación patrimonial de carácter público no tributario para intentar evitar que las empresas recurran estas nuevas tasas en los tribunales por posible doble imposición y conflicto con el impuesto de sociedades. El Ejecutivo espera recaudar 3.500 millones de euros anuales con esta medida; 1.500 millones por parte de la banca y 2.000 millones de las energéticas.

"Si afectamos los ingresos de las energéticas justo cuando hay que invertir en refinerías…, ¿qué incentivos van a tener?" (Juan Ramón Rallo)

Tanto Estados Unidos como la Unión Europea y Reino Unido han aplicado el término windfall taxes ('impuestos sobre ganancias caídas del cielo') para gravar con impuestos extraordinarios los sectores económicos que se beneficiarían de la coyuntura económica actual. Fundamentalmente, las energéticas, ante el encarecimiento de los precios de la luz y los carburantes; y el sector financiero, por la subida de los tipos de interés.

"Lo que era anómalo era la situación de tipos de interés negativos. Es algo que financieramente hablando no tiene sentido, porque de alguna manera está desincentivando el ahorro", dijo por su parte el director territorial de Madrid Noroeste Ibercaja Banco sobre la política monetaria de los últimos años.

Desde junio de 2014 y durante siete años, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo los tipos de interés en negativo, lo que llevó a todo el sector financiero a reducir costes, incrementar comisiones, mejorar eficiencias e incursionar en otros negocios más allá del crédito, como los seguros y productos de consumo.

"Todo el sector tuvo que hacer un ajuste de capacidad instalada y de limpieza de nuestros balances. Nos hemos ido a la mitad de empleados y oficinas, globalmente hablando. Ahora, con la vuelta de una situación de normalización de tipos de interés, se está poniendo de manifiesto un trabajo que habíamos hecho en la sombra todas las entidades financieras. No podemos hablar de beneficios extraordinarios", señaló Marco.

placeholder Juan Ramón Rallo en un momento del encuentro 'El valor de la experiencia'.
Juan Ramón Rallo en un momento del encuentro 'El valor de la experiencia'.

Algunos bancos españoles y energéticas ya han anunciado su intención de recurrir la medida. Para las eléctricas, la ley española que grava los ingresos (y no los beneficios) contradice lo que marca la Unión Europea, que aprobó en septiembre un "impuesto solidario" del 33% sobre los beneficios de petroleras, gasistas y actividades de refino. Bruselas también estableció en septiembre un límite de 180 euros por MW/h para los productores de renovables y nucleares.

Por su parte, la banca considera que esta nueva tasa podría entrar en conflicto con el impuesto de sociedades y sus deberes fiduciarios con inversores y accionistas. También restaría competitividad a un sector obligado ahora a aumentar sus provisiones para hacer frente a posibles impagos y riesgos crediticios.

"Dentro del impuesto de sociedades, las entidades financieras ya somos las empresas que más tasas de gravamen efectivo pagamos, con niveles del 35% cuando la media de sociedades es del 30%. Además, tal como está definida la medida, no aplica a la última línea de la cuenta de resultados porque de alguna manera entraría en conflicto con el propio impuesto de sociedades", señaló el directivo de Ibercaja, quien consideró que la medida excluye determinados gastos en los que incurre la banca para generar parte de estos beneficios por intereses y comisiones.

"La situación de tipos de interés negativos era anómala. Financieramente hablando no tenía sentido; desincentivaba el ahorro" (J. V. Marco)

Si el gran tema de debate en 2022 fue la necesidad de que los bancos centrales subieran tipos para contrarrestar la altísima inflación, Rallo consideró que el año que viene la discusión económica se enfocará en el posible pivote de las autoridades monetarias.

"Como las tasas de inflación serán más bajas que en 2022, habrá presiones para que los bancos centrales dejen de subir los tipos, o incluso empiecen a bajarlos porque el incremento de las condiciones crediticias aumenta el riego de recesión", señaló.

En este escenario, el profesor y analista económico en El Confidencial explicó que tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal prevén todavía subir al menos en 0,5 puntos los tipos de interés a principios de 2023. El BCE hasta al menos el 3%, mientras que la Fed estadounidense podría ser algo más agresiva, elevando las tasas por encima del 5% desde el 4,5% actual.

"Pero la gran incógnita es cuánto tiempo vamos a estar con estos tipos de interés al 5%. [Jeremy] Powell, presidente de la Fed, dice que será más tiempo del esperado, pero los mercados todavía no le creen. Suele decirse que la política monetaria lleva un retraso de seis meses porque la caída de la demanda de crédito no es inmediata. No sé si vamos a una recesión técnica, pero rechazar este escenario completamente sería peligroso", apuntó Rallo.

placeholder José Antonio Zarzalejos, moderador del ciclo de encuentros 'El valor de la experiencia', de Ibercaja y El Confidencial.
José Antonio Zarzalejos, moderador del ciclo de encuentros 'El valor de la experiencia', de Ibercaja y El Confidencial.

En su última intervención del 15 de diciembre, Christine Lagarde, presidenta del BCE, insistió en que el último aumento de medio punto —en lugar del 0,75— no era un giro en su política monetaria para poner fin al ciclo de ajuste de tasas, y avisó de incrementos adicionales en febrero y marzo. En Estados Unidos, pero mucho más en la eurozona por los precios de la energía, existen dudas sobre si las autoridades monetarias serán más condescendientes con una inflación a la baja en 2023 o, por lo contrario, seguirán con este enfoque agresivo en economías con un crecimiento casi testimonial.

Además de los tipos de interés y su impacto en el PIB, Rallo explicó "la posición complicada" de la Unión Europea por los cambios geopolíticos tras la invasión rusa a Ucrania. Principalmente, en la mayor economía de la eurozona.

"Alemania ha basado su modelo económico de los últimos 20 años en la producción y exportación de manufacturas medias globales muy enfocadas al mercado chino gracias a ser importador de energía y gas barato. Este modelo se ha roto. Ahora, Berlín tiene que buscar fuentes alternativas de suministro y lo está logrando, pero a precios mucho más altos, lo que afecta a su competitividad. Los déficits comerciales registrados este año en Alemania son inéditos en las últimas décadas, frente a balanzas comerciales del 4% y el 5%", apuntó Rallo sobre los síntomas de agotamiento de la economía alemana, afectada también por los cierres de China con su estricta política de covid cero, y las consecuencias para el resto de la UE y España a medio y largo plazo.

Los impuestos extraordinarios a bancos y energéticas, cuya tramitación parlamentaria terminó el pasado 21 de diciembre con su aprobación en el Senado y que entrarán en vigor el 1 de enero, suponen "un gravamen que compromete la inversión a largo plazo" y desarrolla modelos de fiscalidad "que machacan a impuestos a los sectores donde se detectan beneficios extraordinarios, porque algo mal se debe estar haciendo", dijo Juan Ramón Rallo, profesor de Economía en la Universidad Francisco Marroquín y en IE University.

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