Es noticia
Madrid consolida el sorpaso a Cataluña y aprovecha la desindustrialización
  1. Economía
CAE EL PESO DE PAÍS VASCO

Madrid consolida el sorpaso a Cataluña y aprovecha la desindustrialización

La especialización productiva condiciona de forma relevante el crecimiento económico. Esto se observa con nitidez cuando se compara la evolución de Madrid y Cataluña en las dos últimas décadas

Foto: Fotografía de la madrileña Puerta del Sol. (EFE/Mariscal)
Fotografía de la madrileña Puerta del Sol. (EFE/Mariscal)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En el año 2000, la suma del PIB de Madrid y Cataluña, las regiones más grandes, representaba el 36,6% del conjunto del Estado; en 2021, sin embargo, su peso había subido ya al 38,4%. Es decir, un incremento de 1,8 puntos. La diferencia puede resultar pequeña a primera vista, pero hay que tener en cuenta que cada punto anual de PIB son algo más de 12.000 millones de euros.

No menos relevante es el hecho de que ese mayor crecimiento ha sido a costa, fundamentalmente, del País Vasco, cuyo peso en la economía española ha pasado del 6,3% al 5,9%, y de la Comunidad Valenciana, que de representar el 9,7% del PIB nacional ha pasado al 9,3%. Junto a ellas, el peor desempeño ha sido el de Asturias, que si al comenzar el siglo suponía el 2,2% del Producto Interior Bruto de España hoy apenas supera el 1,9%. Castilla y León, con todo, es la región que peor se ha comportado desde el nacimiento del euro, con una caída de nada menos que de siete décimas (del 5,5% al 4,8%).

Lo que ha sucedido en estas cuatro comunidades autónomas es lo que explica, precisamente, el mayor peso de Madrid y Cataluña, aunque de manera muy desigual. Prácticamente, toda la pérdida de influencia en el PIB se lo ha llevado Madrid (1,7 puntos), mientras que Cataluña solo se ha beneficiado de forma marginal debido a su estructura económica, además de otros factores institucionales que han podido afectar durante la segunda mitad del periodo analizado (dos décadas).

Los datos proceden de la contabilidad regional que elabora el Instituto Nacional de Estadística, que ya ha incorporado las últimas revisiones. Y lo que reflejan, además de los cambios en el peso de cada región en relación con el conjunto del Estado, es cómo influye la especialidad productiva en el crecimiento económico. Es decir, su patrón de crecimiento.

Foto: María Jesús Montero, en rueda de prensa. (EFE/Fernando Alvarado)

Los casos más evidentes, independientemente de cuestiones de política económica interna, son los de Madrid, la región que ha ganado más cuota en el reparto de la tarta nacional, y Cataluña. En el primer caso, en particular, por el avance del sector servicios, y en ambos por el importante peso que tienen las actividades relacionadas con el sector público (defensa o seguridad). En la Comunidad de Madrid, un 14,5% después de haber alcanzado un 15,6% durante el año 2020 a consecuencia de la pandemia, mientras que en Cataluña se sitúa en el 15,1%.

El peso de la industria

La diferencia más relevante, sin embargo, radica en el peso de la industria, que es el sector sobre el que ha crecido el sector servicios en las últimas décadas. Mientras que en Cataluña las industrias extractivas, incluyendo la manufacturera, suponen un 18,1% de su PIB, en el caso de Madrid apenas alcanza el 9,9%.

Aquí está, fundamentalmente, al margen de otras consideraciones institucionales, la principal explicación del sorpaso de Madrid, cuyo PIB, al comenzar el siglo, era 1,2 puntos inferior al de Cataluña y hoy se sitúa cuatro décimas por encima. Esto es lo que explica, precisamente, el menor peso del País Vasco respecto del conjunto de la economía española, un 5,9%.

Un factor menos relevante es, por ejemplo, la agricultura, pero aun así marca las diferencias

No hay que olvidar que la industria suponía el año pasado un 22,9% del PIB vasco, más del doble que en el caso de Madrid. Por el contrario, el peso del comercio, tanto al por mayor como el minorista, es sensiblemente inferior: un 17,4%, frente al 20,1% de Madrid. La industria, como se sabe, es el sector que genera mayor valor añadido y sueldos más elevados, por lo que su declive tiene importantes efectos sobre la distribución regional del PIB.

La Comunidad de Madrid, igualmente, se beneficia del mayor peso de la economía financiera frente a la real. Los bancos y la industria del seguro tienden a localizar su residencia fiscal en aquellos lugares en los que existe una masa crítica suficiente para desarrollar su actividad. Londres, que es la capital, concentra toda la actividad financiera en el Reino Unido, pero en el caso de Alemania se busca Fráncfort como domicilio fiscal.

Foto: El dictador Francisco Franco, en la batalla del Ebro, 1938.

Un factor menos relevante es, por ejemplo, la agricultura, pero aun así marca las diferencias. En Cataluña, por ejemplo, supone el 1,1% del PIB, mientras que en Madrid es residual, apenas un 0.1%. Este sector es, precisamente, el que genera menor valor añadido antes de ser transformado. Una vez transformado, eleva su aportación al PIB, y esto es lo que explica que la Región de Murcia sea una de las más dinámicas. Murcia es, de hecho, la segunda comunidad (tras Madrid) que mejor se ha comportado en las últimas dos décadas.

Las ventajas de las grandes ciudades

Hay otro factor importante que explica las diferencias. Cataluña, y en menor medida el País Vasco, y, sobre todo, Madrid, se han podido beneficiar de lo que los especialistas en desarrollo urbano denominan economías de aglomeración, que está detrás del mayor peso de las grandes ciudades a costa de las más pequeñas. Es decir, la necesidad que tienen las empresas de estar cerca de los lugares en los que se toman las decisiones políticas o cuentan con mayor población para vender sus productos con menos costes de transporte. Además de la mejor dotación de infraestructuras, la mayor oferta formativa (efecto sede de las universidades) o el mayor aprovechamiento de las economías de escala.

Foto: Vista de la Gran Vía de Madrid. (Pixabay/Julius Silver) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Sobre el problema de la desigualdad geográfica
Ignacio de la Torre

Una simple comparación lo pone negro sobre blanco. En el año 2000, Cataluña y Madrid aglutinaban el 28,7% de la población española, pero ese porcentaje ha subido hasta el 30,4% en 2021. Y a mayor población, lógicamente, mayor peso en la actividad económica.

Este proceso es justo lo contrario de lo que ha sucedido en Asturias o Castilla y León, donde la pérdida de población se traduce en una reducción de su peso económico. Castilla y León ha pasado en dos décadas de representar el 6,1% de la población española al 5%, y lo mismo sucede en Asturias. Lógicamente, quien gana son regiones como Madrid o Cataluña, que compensa, en este último caso, el declive de la industria, algo que no sucede en Madrid porque partía de un nivel sensiblemente inferior.

En el año 2000, la suma del PIB de Madrid y Cataluña, las regiones más grandes, representaba el 36,6% del conjunto del Estado; en 2021, sin embargo, su peso había subido ya al 38,4%. Es decir, un incremento de 1,8 puntos. La diferencia puede resultar pequeña a primera vista, pero hay que tener en cuenta que cada punto anual de PIB son algo más de 12.000 millones de euros.

PIB Madrid Cataluña Sector industrial Sector servicios
El redactor recomienda