Los líderes de la UE piden a Bruselas un plan para hacer frente a las ayudas verdes de Biden

¿Cómo responder al ‘bazuca’ de subvenciones verdes que Estados Unidos está a punto de disparar? Esa es la pregunta que lleva en el aire en Bruselas desde hace semanas y que ha estado sobre la mesa de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se han reunido este jueves en Bruselas. Los Veintisiete están de acuerdo en temer los efectos que sobre la industria europea puede tener la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) aprobada por la Administración americana y que entrará en vigor en enero de 2023, pero no tanto en cómo responder a ella.

Se trata de un auténtico bazuca de 369.000 millones de dólares en subvenciones para proyectos conectados con la transición ecológica y que ha hecho saltar todas las alarmas en una Unión Europea que ya está preocupada por su desindustrialización y que ahora tiene que afrontar una tormenta casi perfecta: una combinación de precios de la energía extraordinariamente altos y que están para quedarse y un mundo en el que las grandes potencias juegan con otras reglas, dando cientos de miles de millones de euros en subvenciones.

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Pero en cómo responder a este reto no hay tanto consenso. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha anunciado una revisión del marco de las reglas de ayuda de estado para principios de 2023, pero las posturas son distintas entre los Estados miembros. Francia, por ejemplo, lleva desde hace tiempo insistiendo en la idea de la soberanía industrial europea y lleva semanas defendiendo que el IRA es la señal definitiva para que Europa reaccione y se adapte a un mundo en el que los Estados están mucho más presentes en la economía. Otros socios, como Países Bajos o Dinamarca, tienen posturas muy distintas.

Una fuente europea ha explicado que durante el debate los líderes han subrayado “la necesidad de desarrollar una estrategia propia para salvaguardar la base económica, industrial y tecnológica”. “Con ese fin, han encargado a la Comisión Europea que haga propuestas en enero de 2023 sobre la movilización de herramientas nacionales y de la Unión Europea relevantes y la mejora de las condiciones para la inversión”.

Un mundo de subvenciones

A través del Consejo de Comercio y Tecnología (TTC, por sus siglas en inglés) creado por la Comisión Europea y la administración Biden para tratar de cerrar las heridas de la era de Donald Trump en la Casa Blanca, el Ejecutivo comunitario trata que el IRA incluya también algunos componentes europeos como ha hecho con México y Canadá ante el miedo de que pueda llevarse por delante especialmente la industria automovilística eléctrica.

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La UE no puede jugar con las mismas reglas que China o Estados Unidos, pero tiene que intentar competir. El problema es que en la Unión existen unas normas de ayuda de estado muy estrictas para evitar que el mercado interior salte por los aires, y eso establece muchas limitaciones. Ese mismo marco hace que cualquier respuesta al plan americano requiera, a ojo de los países con un menor espacio fiscal, de una respuesta europea. Aligerar los controles sobre las ayudas de estado sin ningún esquema común se traduciría en que países con pólvora fiscal como Alemania se podrán permitir seguir compitiendo mientras los países con menos espacio fiscal se irán quedando cada vez más atrás.

Por eso, además de revisar las normas de ayudas de estado, la Comisión Europea insiste en aprovechar la revisión del marco financiero plurianual 2021 - 2027, el presupuesto europeo, para sacar adelante un fondo soberano con el que financiar este plan industrial, aunque Alemania ya ha expresado su oposición si para ello hay que hacer nuevas emisiones conjuntas de deuda.

Marco de ayudas de estado

“Hay que acelerar las cosas porque Estados Unidos va muy rápido”, ha explicado una fuente diplomática española, que señala que no es totalmente necesario dinero europeo nuevo por el momento, es decir, una nueva emisión de deuda conjunta, sino que se podría empezar por ejemplo por flexibilizar las partidas del Fondo de Recuperación para que se permita una mayor participación pública en proyectos estratégicos. El Gobierno español tuvo problemas con Bruselas a la hora de acordar el nivel de participación estatal en los proyectos estratégicos (Perte).

“Las ayudas de estado son muy complejas, muy lentas y es muy difícil competir con los americanos, que son más rápidos”, insiste la fuente diplomática. Es una idea que ya puso sobre la mesa Von der Leyen el 4 de diciembre en un discurso en Brujas (Bélgica), cuando en pleno pulso con la Casa Blanca por los efectos del IRA señaló que las reglas debían “adaptarse”. “La nueva política industrial asertiva de nuestros competidores requiere una respuesta estructural”, señaló la presidenta de la Comisión a principios de diciembre, una idea que desarrolló en su carta de este miércoles a los líderes.