España recaudó 50.000 millones más en 2021 y la presión fiscal crece el doble que en la eurozona
Nuestro país sigue 3,2 puntos por debajo de la media de la moneda única, pero el diferencial se ha reducido a la mitad desde la llegada de Sánchez a la Moncloa, según Eurostat
España sigue por detrás de la media europea en presión fiscal, pero es uno de los países donde más está aumentando. Si en 2020 lideró el alza entre las naciones más ricas del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2021 subió más del doble que la media de los veintisiete Estados miembros de la UE y los 19 que forman parte de la moneda única. La recaudación del Estado por impuestos y cotizaciones sociales se disparó en 50.000 millones de euros y ya supone el 39% del PIB, 1,3 puntos más que el año anterior. En ese tiempo, la media europea solo repuntó seis décimas, hasta alcanzar el 41,7% para los Veintisiete y al 42,2% para la zona euro.
No se trata de un hecho aislado. Según los datos publicados este lunes por la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostat), desde la llegada al poder de Pedro Sánchez, en 2018, la brecha fiscal con Europa se ha reducido a la mitad. Durante los cuatro años de Gobierno del Partido Socialista —los últimos tres en coalición con Unidas Podemos—, España ha aumentado 3,6 puntos su presión fiscal, seis veces más que la media de sus socios. Si el diferencial con la zona euro ascendía a 6,2 puntos entonces, ahora se limita a 3,2.
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Una gran parte del aumento de la incidencia del Estado en la economía durante este tiempo ha sido consecuencia del excepcional desplome del PIB en 2020 (-11,3%, según el Instituto Nacional de Estadística), el mayor del bloque. Durante la pandemia, la economía no producía, pero las cotizaciones sociales de millones de trabajadores siguieron pagándose a través de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Así, el denominador se redujo aquel año mucho más que el numerador, y la ratio se disparó 2,3 puntos, mientras en el resto del continente permanecía prácticamente congelada. De hecho, si en vez de coger la media ponderada se usa la media aritmética —que no tiene en cuenta el peso relativo de cada país en el total—, la respuesta al coronavirus llevó a España a superar por primera vez el promedio de presión fiscal de los Veintisiete y de la zona euro.
Un año después, seguía siendo así. Los datos de Eurostat demuestran que la tendencia continuó durante la recuperación económica de 2021 (España creció un 5,5%, siempre según el INE), caracterizada por la reapertura de la actividad tras el fin del estado de alarma. Sin embargo, esta vez la convergencia fiscal se produjo vía ingresos del Estado. Si en el primer año de la pandemia la recaudación se había desplomado un 4,4% —solo cuatro décimas peor que la eurozona—, en el segundo se disparó un 11,7%, 2,7 puntos más que la media de las economías de la moneda única.
En otras palabras: a diferencia de lo que ocurre con el PIB —España será el último de los Veintisiete en alcanzar los niveles precovid—, nuestro país ha recuperado con creces, y muy rápido, la merma de recaudación que supuso la pandemia. Esta es la verdadera explicación del incremento de la presión fiscal durante el año pasado. De hecho, el Estado recaudó 50.000 millones de euros más que en 2020, hasta alcanzar una cifra récord: 470.937 millones.
Por qué aumenta la presión fiscal
Los principales factores que explican ese incremento sin precedentes de la recaudación son el crecimiento económico, la vitalidad del mercado laboral y la inflación, que ya empezaba a subir con fuerza en la segunda mitad de 2021. Los tres generaron un aumento de las bases imponibles —la cantidad sobre la que se aplican los impuestos— que compensó con creces la reducción de algunos tipos —el porcentaje que se lleva el Estado—, como el del IVA de la luz. De todos ellos, la mejora del empleo fue el factor que más peso tuvo en el incremento de los ingresos públicos y, por tanto, en el alza de la presión fiscal.
Dos de cada cinco euros extra proceden de los impuestos sobre la renta; el resto se reparten entre IVA, sociedades y cotizaciones sociales
En 2021, España creó 840.700 puestos de trabajo, según el INE. Esto se tradujo en un incremento espectacular de la recaudación por cotizaciones sociales, que se disparó hasta rozar los 172.000 millones de euros. Son 9.500 más que el año anterior, y representan un 20% del incremento de los ingresos del Estado. De la misma manera, la vitalidad laboral condujo a un aumento de los ingresos de las familias, y el Estado se quedó su parte a través de los impuestos sobre la renta, que recaudaron 143.000 millones, 18.000 más que en 2020. Casi dos de cada cinco euros extra vinieron de ahí.
Pero la recuperación de la economía no solo se dejó sentir en el empleo, sino en los beneficios de las empresas. El impuesto de sociedades aportó 10.000 millones de euros más a las arcas públicas que en 2020, un año en que muchas empresas entraron en pérdidas y, por tanto, no tributaron por este concepto. La cifra de recaudación superó con creces a la previa a la pandemia y alcanzó cotas históricas, al superar por primera vez los 30.000 millones de euros. Es un 50% más que el año anterior, la mayor subida en términos relativos de cualquier impuesto, y representa una quinta parte del incremento de los ingresos.
Si las empresas pusieron de su lado para contribuir a la mayor recaudación que se recuerda, los consumidores también lo hicieron. La recuperación del gasto privado tras un 2020 pandémico de gran ahorro, pero también la espiral inflacionista, generaron 83.500 millones de IVA, unos 13.000 más que el año anterior. Esto representa una cuarta parte de los ingresos extra del Estado.
Las cifras llegan en un momento de intensa discusión política en materia fiscal. El Gobierno ha aprobado nuevos tributos dirigidos a las empresas y las grandes fortunas, como los impuestos sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas y la banca o la tasa de solidaridad para los 23.000 mayores patrimonios del país. Todo ello en un escenario favorable para los ingresos públicos, que le ha permitido emprender ambiciosas rebajas fiscales sobre la energía y las rentas bajas. Sin embargo, Sánchez se ha negado a deflactar el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), como le pide el Partido Popular, que ha llegado a acusar al Ejecutivo de "forrarse" a costa de los españoles.
Las próximas elecciones generales decidirán qué estrategia tributaria prefieren los ciudadanos. De momento, lo único seguro es que 2022 cerrará con otro récord de recaudación y, muy probablemente, con un nuevo aumento de la presión fiscal.
España sigue por detrás de la media europea en presión fiscal, pero es uno de los países donde más está aumentando. Si en 2020 lideró el alza entre las naciones más ricas del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2021 subió más del doble que la media de los veintisiete Estados miembros de la UE y los 19 que forman parte de la moneda única. La recaudación del Estado por impuestos y cotizaciones sociales se disparó en 50.000 millones de euros y ya supone el 39% del PIB, 1,3 puntos más que el año anterior. En ese tiempo, la media europea solo repuntó seis décimas, hasta alcanzar el 41,7% para los Veintisiete y al 42,2% para la zona euro.
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