El gas modera su desplome tras acercarse a pérdidas de más del 10%

Máxima volatilidad en el precio del gas. Si ayer se disparaba un 17% tras el corte de suministro de Rusia a través del Nord Stream 1, este martes sufre un descenso del 10% y su precio se sitúa sobre los 220 euros por MW/h, todavía lejos de sus máximos históricos y cerca de caer al nivel previo al cierre indefinido del gaseoducto ruso por parte de Vladímir Putin.

La volatilidad es la tónica dominante. Este martes, a primera hora, el descenso era de un 5% tras señalar Rusia que reanudará el envío de gas por el Nord Stream 1 cuando Siemens repare la turbina y, con el paso del tiempo, las caídas se han agudizado hasta tocar el 10%. Así, la materia prima se habría situado en niveles previos al cierre del Nord Stream, aunque a escasos minutos del cierre de la negociación de los futuros ha moderado pérdidas hasta el 2,2%.

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La cotización del precio del gas funciona a golpe de noticia. La de este martes ha sido que Rusia reanudará el flujo "tan pronto como se resuelva el problema de acuerdo con la obligación contractual de reparar la turbina", en la que se detectó una fuga de aceite durante labores de mantenimiento, según señaló el ministro ruso de Energía, Nikolái Shulginov, en el VII Foro Económico Oriental que comenzó hoy en Vladivostok, según la agencia oficial TASS.

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Desde la Unión Europea, consideran que la versión del Kremlin de que son las sanciones las que generan los problemas en la estación compresora es un chantaje por parte de Putin y solo contribuyen a agudizar la crisis energética. Aun así, desde Rusia sostiene que "no hay repuestos si falla una turbina y las reparadas no pueden regresar a Rusia por las restricciones occidentales".

La propia Siemens Energy, encargada de reparar la turbina, ha señalado que la supuesta fuga en la estación no pone en juego su seguridad, como sostienen desde el Kremlin, y defienden que eso no es suficiente motivo para detener el suministro.

El cierre de manera indefinida del Nord Stream también se produjo como reacción al acuerdo alcanzado por el G7 para imponer un límite al precio de compra del crudo ruso y así reducir los ingresos del Kremlin, que replicó con la amenaza de cortar el suministro de petróleo y gas.