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El arriesgado sueño de buscar ‘El Dorado’ de la Premier: deuda millonaria ya antes del Covid
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El arriesgado sueño de buscar ‘El Dorado’ de la Premier: deuda millonaria ya antes del Covid

En la Championship clubes de media tabla gastan más en plantilla que varios clubes de LaLiga Santander. ¿El motivo? Los 125 millones garantizados sólo por ascender

Foto: Manchester United vs Aston Villa. (EFE/Gary Day)
Manchester United vs Aston Villa. (EFE/Gary Day)

Periódicamente, la historia demuestra como cierta aquella frase que escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. El negocio del mejor fútbol británico es un buen ejemplo de ello. Si en la década de 1880, Fergus Suter abrió el camino del profesionalismo en el fútbol gracias a su técnica, que enfrentó a los empresarios industriales con la aristocracia, hoy este duelo –más apiracional– se vive con la Championship y la Premier League. Cuando se cumplen justo 30 años de que la Primera División inglesa centralizó sus derechos audiovisuales y comerciales, convirtiéndose en la más rica del planeta, la brecha entre Primera y Segunda es cada vez mayor en las islas. Y por ello, precisamente, el riesgo financiero que asumen los clubes por intentar alcanzar la élite también ha crecido. ¿Un control económico efectivo? Ni existe ni se le espera. Antes de la pandemia, la deuda neta conjunta de los 24 clubes de Segunda ya superaba los 1.100 millones de libras (1.294 millones de euros), lo que suponía un incremento del 14% respecto al ejercicio anterior.

Antes de entrar a los porqués de este endeudamiento, cabe destacar las cifras por las que empresarios locales y, cada vez más, internacionales arriesgan su patrimonio para buscar El Dorado de la Premier. En esta próxima temporada, que arranca mañana, el último clasificado cobrará 106 millones de libras (125 millones de euros) sólo por televisión y premios, un 10% más interanual. En LaLiga, sólo Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid cobran por encima de los 100 millones por la partida audiovisual.

Foto: Entrada del Crunch Fitness de Nueva York, gimnasio de Cristiano Ronaldo. (EFE)

Pero el dinero no da siempre la felicidad. Y gastar más de lo que realmente genera tu club puede traer problemas, tantos como para que la Championship tuviera que salir pidiendo una ayuda de emergencia durante la pandemia. El riesgo de quiebra de muchos de sus clubes era real. Su gestora, la English Football League (EFL), también se encarga de la tercera y cuarta categoría. Un órgano que hace de puente entre el fútbol amateur y el de primer nivel y que controlaba la Premier hasta que los grandes equipos apostaron por dar la espantada aliados con Sky y su pay-per-view (PPV).

¿Quién dirigió aquella operación? Rick Parry. ¿Quién preside hoy la EFL? Rick Parry, en su momento ideólogo de la Premier. Este reconocido ejecutivo salió esta vez en defensa de los, potencialmente, modestos, clubes sin sostenibilidad a medio-largo plazo y a los que la pandemia dejó sin margen de maniobra. La facturación de sus clubes alcanzó los 785 millones de libras (924 millones de euros), cifra récord, en 2018-2019. Sin embargo, el gasto salarial ya superaba los 837 millones de libras (985 millones de euros). La ratio entre ingresos y gastos era del 107%. O lo que es igual: por cada cien euros ingresados, destinaba 107 euros para los sueldos de jugadores y técnicos.

Clubes de media tabla en 2020-2021, como el Reading FC (38,7 millones) o el Stoke City (57,5 millones) gastaron más en plantilla deportiva que el Cádiz CF (35 millones) o el Getafe CF (39,8 millones) de LaLiga Santander, por poner dos ejemplos.

Justo antes de la pandemia, los equipos de la Championship gastaron, de media, 35 millones de libras (41 millones de euros) en confeccionar su plantilla. Pero es que un curso antes, en 2017-2018, invirtieron 33 millones de libras (39 millones de euros). “Esta es una cifra insostenible en cualquier análisis, pero no es nueva”, reconocía entonces Parry.

Foto: Inglaterra, a romper su maldición. (Reuters/Molly Darlington)

En este contexto, las pérdidas conjuntas han ido creciendo a mayor ritmo cada temporada. La Premier es cada vez más rica, y llegar a ella es el único objetivo que divisan la mitad de los equipos de la Championship. Esa competencia, con nutrido grupo de aspirantes con altos presupuestos, también han generado que el problema financiero se agrave. Entre 2014 y 2019, las pérdidas se dispararon un 70%, hasta superar los 1.000 millones de libras (1.177 millones de euros), según un informe de Deloitte. Sólo en 2020-2021, de 246,2 millones de euros, según datos de 2Playbook Intelligence.

Para la EFL, la Premier reparte poco dinero entre los clubes que quieren llegar a ella y consolida los que alcanzan la orilla. En resumen, que resulta cada vez más complicado poder acceder a la élite. Según sus cálculos, la liga que más factura del mundo sólo repartió 146 millones de libras (172 millones de euros) en 2018-2019 con los clubes que compiten para algún día ascender, mientras que los 14 equipos con peor coeficiente de la Premier se repartieron 1.580 millones de libras (1.859 millones de euros). Todo cambia para que nada cambie, decía Tomasi di Lampedusa.

Un casino y un 'paracaídas'

La realidad es que la ausencia de un control económico férreo contra las pérdidas continuadas ha convertido a la Championship en una especie de casino, en la que fondos de inversión, multimillonarios y agencias apuestan dinero durante dos, tres o cinco años en busca del ascenso que justifique la revalorización para hacer caja. ¿El problema? Que se cansen, dejen morir el proyecto y aboquen a clubes históricos a la casi desaparición, como ha sucedido con varias entidades en la última década: Bolton Wanderers, Wigan, Portsmouth…

A ello se suma la gran queja de Parry: la ayuda al descenso –conocida en las islas como paracaídas– que reciben los clubes que caen de la Premier. Esta partida suponía antes de la pandemia hasta el 30% de los ingresos totales de la Championship: 246 millones de libras (289 millones de euros). Con este empujón, Norwich y Fulham han ido ascendiendo y descendiendo de Primera a Segunda cada temporada en los últimos años.

“La brecha entre la Premier y la EFL se ha convertido en un abismo infranqueable para algunos clubes”, ha denunciado en más de una ocasión el presidente de la gestora de la segunda categoría. Y es que los clubes que no son beneficiarios de estas ayudas que proporciona este fondo registran menos de la mitad de ingresos medios que sus oponentes de la misma categoría: 23 millones de libras (27 millones de euros). Todo cambia para que nada cambie. Pero si nada cambia, a la Championship le espera un negro futuro.

Periódicamente, la historia demuestra como cierta aquella frase que escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. El negocio del mejor fútbol británico es un buen ejemplo de ello. Si en la década de 1880, Fergus Suter abrió el camino del profesionalismo en el fútbol gracias a su técnica, que enfrentó a los empresarios industriales con la aristocracia, hoy este duelo –más apiracional– se vive con la Championship y la Premier League. Cuando se cumplen justo 30 años de que la Primera División inglesa centralizó sus derechos audiovisuales y comerciales, convirtiéndose en la más rica del planeta, la brecha entre Primera y Segunda es cada vez mayor en las islas. Y por ello, precisamente, el riesgo financiero que asumen los clubes por intentar alcanzar la élite también ha crecido. ¿Un control económico efectivo? Ni existe ni se le espera. Antes de la pandemia, la deuda neta conjunta de los 24 clubes de Segunda ya superaba los 1.100 millones de libras (1.294 millones de euros), lo que suponía un incremento del 14% respecto al ejercicio anterior.

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