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"Habrá que sufrir y apretarse el cinturón, pero Putin debe desaparecer de escena"
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ENTREVISTA A JAVIER RUPÉREZ

"Habrá que sufrir y apretarse el cinturón, pero Putin debe desaparecer de escena"

El exdiplomático advierte de que hay que acabar con el peligro que supone Rusia. También aboga por un replanteamiento de la ONU

Foto: Javier Rupérez, exdiputado y actual presidente de la plataforma Denaire. (Cedida)
Javier Rupérez, exdiputado y actual presidente de la plataforma Denaire. (Cedida)
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Por mucho que la inflación apriete, no hay que olvidar que el objetivo de fondo debe ser contribuir a la penalización económica de Rusia y asistir a Ucrania, asegura Javier Rupérez. El exdiplomático tiene claro que Putin debe desaparecer de la esfera pública, y considera que Europa debe aprender de esta guerra y avanzar hacia una posición común en política exterior y tener un Ejército conjunto.

Francisco Javier Rupérez Rubio (1941, Madrid) tiene una trayectoria amplia en la política española y en la diplomacia internacional. Fue diputado por UCD, época en la que sufrió un secuestro de ETA durante 31 días, y por el PP, hasta el año 2000. También ha sido embajador ante la OTAN justo después de la entrada de España en la organización, y ha sido embajador en Estados Unidos entre 2000 y 2004, año en el que se convirtió en secretario general adjunto del Consejo de Seguridad para ser director ejecutivo del comité contra el terrorismo. Hasta 2013 fue cónsul general en Chicago.

Además de haber escrito varios libros y seguir pendiente del panorama geopolítico internacional, ya jubilado de la vida política y diplomática desde hace un año, es presidente de la asociación recién creada Denaire, que persigue asegurar la libertad para poder usar el dinero en efectivo.

Foto: Bombardeo en Vinnytsia. (EFE/EPA/Roman Pilipey)

PREGUNTA. Ha habido un cambio radical en el panorama geopolítico en 2022, ¿ha sido inesperado?

RESPUESTA. Relativamente inesperado. Yo creo que Putin estuvo dudando hasta el último momento de proceder a la invasión de Ucrania. En el fondo, como todos los chantajistas, le influyó la constatación de que, cuando invadió y anexionó Crimea en 2014, no pasó gran cosa. Hubo sanciones, pero no una reacción militar, y ahora creyó que no habría reacción. Pero, en gran medida, se ha equivocado. No ha habido una reacción directa porque el mundo occidental ha querido evitar la confrontación global, pero ha habido una reacción de los ucranianos que Putin no esperaba, y sí hay ayuda militar y económica a la defensa. Por otro lado, es evidente que contemplamos una alteración básica de todos los principios internacionales que se construyeron desde 1945. También hay consecuencias sociales y económicas que estamos viendo, dentro de la tremenda brutalidad con la que contemplamos la destrucción de un mundo previo.

P. ¿Cuáles son los escenarios más probables con la guerra de Ucrania?

R. Hay que pensar en los escenarios deseables. El escenario deseable es que la guerra la ganen los ucranianos, que es tanto como decir que la ha ganado el mundo occidental, que consiguientemente Putin desaparezca de la escena, que eventualmente sea sometido a un juicio por el tribunal penal internacional y que la Federación Rusa pague las reparaciones necesarias para reconstruir Ucrania. Los escenarios que unos y otros barajan van desde ese a escenarios que siempre califican como la negociación y la diplomacia. Yo creo que hay que buscar acuerdos y soluciones, pero no pueden consistir en premiar al agresor, porque, si se premiara, sería dar luz verde para que siguiera con la aventura. No hay que engañarse. Para Putin y ese lado de la Federación Rusa es volver a la Unión Soviética, independientemente de los parámetros ideológicos, pero sí territoriales. Y eso incluye no solo Georgia o Moldavia, también las tres repúblicas bálticas y el Pacto de Varsovia. Cualquiera que sea la solución final, hay que buscar la derrota de la Federación Rusa y la reconstrucción de todo lo perdido. ¿Cómo podemos seguir pensando que las Naciones Unidas pueden cumplir con el papel de la defensa internacional cuando uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con derecho de veto, realiza una agresión violenta y flagrante contra otro país en contra de todas las normas del derecho internacional? Estamos viviendo algo parecido al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se constató que la Sociedad de las Naciones no cumplía con su papel, se cambió por otra organización internacional y se tomaron medidas contra los que comenzaron la guerra. Estamos ante una situación de enorme gravedad y hay que tener claro quién es el culpable.

Foto: Foto: EFE/EPA/Friedemann Vogel.
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P. ¿Podríamos ver el final de la ONU?

R. Hay que replantearse el papel de las Naciones Unidas. ¿Quién está dispuesto a sentarse con Putin? Quizá China. Tenemos un Consejo de Seguridad que depende del veto de los cinco miembros permanentes, lo que impediría la expulsión de la Federación Rusa. Tenemos que plantearnos cosas como, por ejemplo, si es deseable que Francia o Reino Unido sigan siendo miembros permanentes cuando ya no son las potencias de 1945. ¿No sería deseable que la Unión Europea tenga un asiento permanente? Hay otros actores que también deberían tener un puesto cuasi permanente. No hay ningún africano, de los asiáticos solo está China. No ha habido ninguna declaración del Consejo de Seguridad porque lo vetaban los rusos. Ha habido una resolución de la Asamblea General, pero no tiene capacidad ejecutiva. Es la mayor agresión criminal internacional desde 1945, no es que yo crea que el mundo ha sido perfecto, pero a esos niveles no lo veíamos desde 1945.

P. Lo deseable es que Ucrania gane la guerra y Rusia sea penalizada, ¿pero es posible?

R. Lo que digo es que, si no se penaliza lo que está ocurriendo, volverá a ocurrir, con el mismo personaje y con el mismo país, y lo debemos tener en cuenta. Yo soy el primero en pedir la paz, pero no podemos permitir que se conduzca después a otra guerra. Ya lo vimos en 1938, cuando los occidentales regalan a Hitler los Sudetes. Ucrania era y sigue siendo un país independiente, y no hay ninguna razón que justifique la invasión y la agresión. Las historias que se ha inventado Putin de que es el lugar de nacimiento de Rusia son falsas. Ucrania ha sido parte del Imperio austrohúngaro, de Polonia, de Rusia… Toda esa historia de que, como Rusia no tiene fronteras naturales y debe buscarlas, va en contra del derecho internacional. También hay que recordar que, cuando la Unión Soviética desaparece y hay repúblicas que se declaran independientes, entre ellas Ucrania, en el país había desplegadas una serie de armas nucleares y en 1994 hay un acuerdo que se firma en Budapest entre la Federación Rusa y Ucrania con la garantía del resto de miembros del Consejo de Seguridad para devolver las armas nucleares, y Rusia se compromete por escrito a respetar la integridad territorial de Ucrania. Todo eso ha sido violentamente violado por Rusia. Es un caso peculiar porque, si Ucrania hubiera retenido esas armas, no se habría producido esta invasión, ya que Ucrania sería la tercera potencia nuclear del mundo. Tenemos que pensar qué hacemos con las Naciones Unidas y con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

Foto: La presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), Cristina Herrero. (EFE/Pedro Puente)

P. Pero todos los gobiernos se ven presionados por la inflación...

R. Busquemos alternativas. Esta Federación Rusa es un elemento incontrolable y criminal de la vida internacional. Hay otros temas, como ver exactamente la relación con China. A mí me ha parecido significativo que en el concepto estratégico de la OTAN China y Rusia estén separados. Se dice que Rusia es el enemigo a batir, y no se trata suavemente a China, pero indicando que debería haber otras posibilidades como seguramente las hay. Mientras tanto, no podemos sacrificar al realismo la deseabilidad. Comprendo que lo vamos a sufrir, ya lo estamos haciendo con la inflación y el encarecimiento de los combustibles. Nosotros ya tenemos alternativas, como el gas licuado desde Estados Unidos, y habrá que buscar otras. Pero la cesión al agresor criminal que es Rusia es la desaparición de lo que concibo que es el orden internacional. Desde 1945 no digo que haya sido perfecto, pero sí el mejor que ha habido. Hubo dos guerras mundiales separadas por 20 años, y llevamos desde 1945 sin eso como consecuencia de la reflexión o la actuación de Naciones Unidas y los sistemas judiciales internacionales. Habrá que buscar alternativas, apretarse el cinturón y repensar los sistemas económicos, los sistemas energéticos, y muchas cosas. Pero la gran construcción de las Naciones Unidas era un mundo basado en el respeto a los derechos humanos, las libertades fundamentales, y no en el uso de la fuerza.

P. Europa ha tardado en buscar alternativas tras la invasión de Crimea…

R. Ahora se critica mucho a Merkel. Había dos razones, una económica por la cercanía, y otra política, para encontrar acuerdos permanentes con Rusia. Entre 1991 y 1999, desde que desaparece la Unión Soviética y llega Putin al poder, hay acuerdos entre OTAN y Ucrania o la Federación Rusa. Todo eso empieza a romperse con Putin, cuando quiere recuperar partes de Georgia, Armenia, etc. Eso es lo que en parte explica la inclinación de Merkel con esas relaciones con Rusia, pero ahora el precio es alto.

P. ¿Debemos asumir inflación, subidas de tipos y quizá crisis para frenar a Rusia?

R. Yo creo que sí. No soy economista y no se me ocurriría predicar la inflación como buen sistema. Es evidente que vemos las consecuencias de la guerra, no solo con el gas o con el petróleo, también con el grano ucraniano que no llega. Pero hay que replantearse las relaciones económicas, y también los rusos. No sabemos lo que piensan de Putin. Nos está haciéndolo pasar mal, pero tampoco los rusos deben estar pasándolo bien.

P. ¿Le gustó el comunicado de la OTAN tras Madrid?

R. A mí me pareció excelente el texto que salió en Madrid de la OTAN, pero hay que conseguir que los 32 aliados respondan a ello. También hay que ver la importancia del paso que han dado algunos países como Suecia y Finlandia para entrar en la OTAN, porque están optando por su propia libertad. Hay muchos países que lo estamos pasando mal, pero nos estamos jugando la vida.

Foto: Tanque ruso destruido en las afueras de Kiev. (EFE/Sergey Dolzhenko)

P. ¿No ve riesgo de otro repunte de los populismos en las democracias occidentales?

R. Ya los tenemos. Incluso antes de la guerra. Lo que pasa es que los ciudadanos del mundo occidental deben replantearse su responsabilidad en el mantenimiento de la democracia. Por ejemplo, vemos el caso de Reino Unido, donde los propios conservadores han decidido acabar con el bufón de turno, y los republicanos deberían hacer lo mismo con Trump.

P. ¿Ve peligro para el concepto de democracias liberales a medio o largo plazo?

R. No. Quizá confundo la realidad con mis deseos, pero no lo creo. Llevamos muchos años con democracias liberales. Hay espacios en el mundo donde no es brillante la esperanza, como en Latinoamérica. Pero tenemos que ver que es importante el entendimiento entre Europa y Estados Unidos, o el mantenimiento de las democracias en otros países. Me parece importante que Europa sea cada vez más consciente de sus propias responsabilidades. Creo firmemente en la relación con Estados Unidos, pero no podemos esperar que nos saquen siempre las castañas del fuego. Debemos avanzar en la confluencia para tener una política exterior común, en la defensa común, y ser capaces de hacer frente a nuestras necesidades e ir hacia una federalización de la Unión Europea.

Foto: Ignacio Fuente Cobo, coronel y analista en el Instituto Español de Estudios Estratégicos, durante su intervención.

P. ¿Esto incluye Ejército europeo?

R. Soy consciente de las dificultades que tiene un Ejército europeo, pero hay que recordar que en los años 50 estaba en marcha y lo impidió la Asamblea francesa. Hay que ir hacia ello. En este momento, lo que todos los europeos gastan en defensa es más de lo que gasta en defensa Estados Unidos, pero ellos son uno, y nosotros 27. Desde el punto de vista de planificación defensiva, sistemas de armamento, etc., hay una multiplicación torpe de capacidad defensiva.

P. ¿Debería acabar Ucrania en la OTAN?

R. Sí. Yo fui uno de los redactores del Acta final de Helsinki. Uno de los principios habla del respeto a la soberanía de todos los Estados miembros, e introdujimos que los Estados tienen el derecho a pertenecer o no a la alianza o ser neutrales. Ucrania tiene el derecho a solicitar estar y que la OTAN decida. Yo entiendo la sensibilidad, y en Finlandia era tremenda ante las amenazas de Putin, y tienen 1.300 km con Rusia. Llega un momento en que se siente amenazada. Esto de los matones internacionales, hay que acabar con ello. Los soviéticos hicieron todo lo posible para que España no entrara en la OTAN. Lo que dice Putin que es una agresión… la OTAN no quería ampliar, fueron otros países los que pidieron entrar pidiendo seguridad. La OTAN nunca ha agredido a nadie, y ningún miembro lo ha sido.

Foto: Base subterránea de drones iraníes. (IRNA)

P. ¿Ve posible que Ucrania gane la guerra?

R. Hay anuncios varios de países miembros de la OTAN para enviar armas defensivas y ofensivas, vamos a ver en qué se traduce, y vamos a ver qué piensan los rusos porque no lo sabemos, hay una opacidad total. No es que tenga esperanza desde ese punto de vista, pero entiendo que es un país grande en el que hay sensibilidades diferentes. Yo creo que Putin no tiene futuro, y es preocupante para el mundo que lo tenga.

P. ¿Y ve riesgo de que la guerra escale de intensidad?

R. Hay que tener mucho cuidado. Yo no estoy en el lado necesariamente negativo o pesimista, creo que es complicado que se produzca. Lo que es evidente es que hay un apoyo electrónico a Ucrania, especialmente desde Estados Unidos, con información logística. Llevamos ya 140 días de guerra y, cuando empezó, seguramente Putin no pensaba en más de 15 días. Muchos hablan de un Plan Marshall, pero que primero paguen los rusos.

P. Más allá de Rusia, ¿qué podemos esperar de la relación entre EEUU y China a futuro?

R. En muchos sectores internacionales, muchos de ellos en Estados Unidos, hay una reevaluación de las relaciones con China, algo que ya ocurría antes de Trump, aunque él insistió con ello. El mundo americano cedió muchas facilidades de producción a China porque era mucho más barato, y eso implicó la cesión de conocimientos técnicos a China que el país ha explotado, incluyendo el robo de patentes. Eso ha traído consigo un descenso en la capacidad laboral de Estados Unidos y, al mismo tiempo, la creación de un sistema que en algún sentido es admirable porque, en una población de 1.400 millones, hay menos hambrientos que hace 30 años. Se quiere cortar con ese robo de patentes o recuperar centros de producción, y hay una constatación de que la generalización del mercado como sistema económico con un sistema autocrático está empezando a fallar en China. Hay signos evidentes de ello. Ha aparecido una clase media china que vive bien con el sistema económico, pero empieza a reclamar otras cosas. Yo espero y deseo que la dirección china pueda digerir la nueva situación en su propio beneficio y del global. China está más capacitada para encontrar acuerdos razonables de convivencia con Occidente que Rusia, cuyo PIB es como el de España. Pero China ha cometido errores importantes con la pandemia.

Por mucho que la inflación apriete, no hay que olvidar que el objetivo de fondo debe ser contribuir a la penalización económica de Rusia y asistir a Ucrania, asegura Javier Rupérez. El exdiplomático tiene claro que Putin debe desaparecer de la esfera pública, y considera que Europa debe aprender de esta guerra y avanzar hacia una posición común en política exterior y tener un Ejército conjunto.

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