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Las pymes tiran de la recaudación del Estado y pagan más impuestos que nunca
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Las empresas exprimen la inflación

Las pymes tiran de la recaudación del Estado y pagan más impuestos que nunca

La participación de las pymes en las retenciones del IRPF y el IVA contrasta con la evolución de sus beneficios, lo que podría esconder un afloramiento de bases imponibles

Foto: Fachada de la Agencia Tributaria. (EFE)
Fachada de la Agencia Tributaria. (EFE)
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La Agencia Tributaria nunca vivió un año como este. Ni siquiera durante la burbuja inmobiliaria se produjo tal incremento de la recaudación. Entre enero y mayo, ha ingresado 97.000 millones de euros en impuestos. Esta cifra supone un crecimiento interanual del 19% (el doble que la inflación que tanto preocupa) y, si se comparan con el año 2019, los ingresos son un 23% superiores. En total, el Estado ha recaudado 18.000 millones más que en los cinco primeros meses de 2019.

Este crecimiento desbocado de la recaudación supera incluso el efecto negativo de las numerosas bajadas de impuestos aprobadas desde que comenzó la crisis energética. La inflación es el ‘sospechoso habitual’ de este incremento de los ingresos públicos, pero el tiro está errado. Sí que es el motor del IVA, cuya recaudación es un 21% superior a la de 2021, pero no del IRPF, sociedades o los impuestos especiales, que están disparados gracias al aumento de las bases imponibles. La recuperación económica y del empleo justifica una parte de este aumento, pero es imposible que justifique todo. Por ejemplo, el IRPF está generando casi un 25% más que antes de la pandemia, una cifra que no se explica por la creación de empleo ni por la subida de salarios, que está siendo muy leve.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón)

En medio de esta incógnita sobre las causas de esta recaudación disparada aparece una respuesta: las pymes están disparando su contribución a Hacienda por IVA e IRPF. Este dato es contradictorio con el resto de indicadores que muestra que las empresas que están saliendo fortalecidas de la crisis son las más grandes gracias a su músculo financiero. Pero la realidad muestra que son las medianas, pequeñas y los autónomos los que están disparando su contribución.

Por ejemplo, en el caso de las retenciones del IRPF, las grandes empresas están ingresando en Hacienda un 15% más que antes de la pandemia, mientras que las pymes están pagando un 22% más. Esto es, su contribución está creciendo un tercio más rápido que entre las grandes empresas. Entre enero y mayo, las pymes abonaron casi 11.000 millones de euros en concepto de retenciones, incluyendo los rendimientos de la actividad de los autónomos, una cifra completamente histórica.

Una situación similar ocurre con la recaudación del IVA. Las pymes han ingresado entre enero y mayo algo más de 16.000 millones de euros en la Agencia Tributaria por el IVA cobrado. Esta cifra es nada menos que un 19% superior a la del año 2021 y un 16% superior a la existente antes de la pandemia. Por el contrario, el IVA cobrado por la gran empresa registró un crecimiento mucho más leve, del 11%.

En resumen, las pequeñas empresas están declarando una facturación y un volumen de empleo muy superior al que tenían antes del covid. Serían las empresas que más fuertes salen de la pandemia y las que están superando mejor la crisis energética. Sin embargo, su declaración en el impuesto sobre sociedades no apunta a tal crecimiento de los beneficios.

Las pymes han realizado un pago fraccionado, correspondiente con el beneficio del inicio del año, apenas un 4% superior al del año 2019. Sin embargo, la gran empresa no grupo está pagando un 25% más y los grupos consolidados abonan un 29% más. Esto es, las pymes tendrían una facturación y una masa salarial muy superior a las de 2019 para un beneficio estancado (y que estaría cayendo en términos reales).

Foto: Un hombre transporta cajas en el centro de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Una de las hipótesis que explicaría estos datos contradictorios podría estar en el afloramiento de economía sumergida. De hecho, esta es una de las explicaciones que encuentran los economistas para justificar el gran ritmo de la recaudación en los últimos meses. El crecimiento de las bases imponibles podría ser consecuencia de un blanqueamiento del negocio y el empleo que antes no se declaraba. El pago con tarjetas de crédito ha acelerado este proceso, ya que las operaciones quedan registradas y ya no hay posibilidad de volver a ‘sumergirlas’.

En el caso del empleo, muchos trabajadores comprendieron durante la pandemia la importancia de que su empleo estuviese regularizado. Primero, para contar con una indemnización y tutela judicial en caso de despido y, segundo, para tener derecho a una prestación pública. La escasez de mano de obra que tiene España actualmente está dando fuerza a estos trabajadores para reclamar un contrato legal.

El afloramiento de ventas y de empleos en las pymes explicaría que tanto el IVA como el IRPF abonado por las pymes esté disparado y no así su beneficio. Esta hipótesis solo podrá constatarse en el tiempo, pero si se confirma, supondría un gran avance para la Agencia Tributaria, que tendría mayores bases imponibles y recaudación sin subir los impuestos.

Beneficios al alza

En los cinco primeros meses del año, el IVA ha generado una recaudación bruta de casi 52.000 millones de euros, un 20% más que antes de la pandemia. Y eso a pesar de la bajada del impuesto a la electricidad. Este crecimiento ha sido posible gracias a la inflación: con una subida de precios generalizada en todos los sectores, toda la base imponible del IVA se ha inflado.

Foto: La playa de La Malagueta. (EFE/Carlos Díaz)

Esta subida de precios esconde un fuerte aumento de los beneficios empresariales en el inicio del año, como muestra la estadística de cuentas no financieras publicada por el INE. En el primer trimestre del año, las empresas no financieras tuvieron una capacidad de financiación de 17.500 millones de euros. La capacidad de financiación recoge el rendimiento que tienen las empresas una vez abonados todos sus gastos, desde los salarios hasta los impuestos o la inversión. Esto es, un ‘proxy’ del beneficio final que le queda a sus accionistas una vez realizada su inversión (es como el déficit/superávit público).

Este beneficio ha superado ya el que se registró en el primer trimestre de 2019 y está ya cerca de los máximos de 2018. En tasa interanual supone un crecimiento del 74% y si se compara con el año previo a la pandemia, el avance es del 21%. Se trata, por tanto, de un gran crecimiento del rendimiento de las empresas, que contrasta con el avance del 6% de su masa salarial o el crecimiento pírrico del 1,5% de su valor añadido.

En definitiva, las empresas están aprovechando la tendencia inflacionista para elevar sus beneficios y compensar la caída que sufrieron durante la pandemia. El incremento de los precios por encima de los costes tiene como contrapartida una gran pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores. La tasa de ahorro de los hogares en el inicio de 2022 es la mitad que la de 2021 y la más baja desde 2018, situándose en el 7,5%. No han tenido otra alternativa que ‘rascarse el bolsillo’ para seguir consumiendo ante el golpe de la inflación. La pérdida de ahorro de los hogares se traduce en un aumento de los beneficios de las empresas y estatales (recaudación).

La Agencia Tributaria nunca vivió un año como este. Ni siquiera durante la burbuja inmobiliaria se produjo tal incremento de la recaudación. Entre enero y mayo, ha ingresado 97.000 millones de euros en impuestos. Esta cifra supone un crecimiento interanual del 19% (el doble que la inflación que tanto preocupa) y, si se comparan con el año 2019, los ingresos son un 23% superiores. En total, el Estado ha recaudado 18.000 millones más que en los cinco primeros meses de 2019.

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