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Alemania marca el camino: se propone volver a la disciplina fiscal en 2023
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POR PRIMERA VEZ DESDE 2019

Alemania marca el camino: se propone volver a la disciplina fiscal en 2023

Tras mantener una política expansiva para hacer frente a las repercusiones de la pandemia y de la guerra, ahora contempla un déficit de solo 17.200 millones, mientras España carece de un plan de consolidación fiscal

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Clemens Bilan)
El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Clemens Bilan)

Alemania marca el camino. Pese a que la suspensión de las reglas fiscales de Unión Europea se prorrogará durante 2023, Berlín recuperará las suyas propias para adaptarse al nuevo escenario inflacionista. Se acabó la barra libre de gasto público que impulsó la salida de la crisis pandémica: la política monetaria cada vez más restrictiva del Banco Central Europeo irá acompañada por una vuelta a la ortodoxia fiscal en la gran locomotora europea.

El Gobierno alemán, formado por una coalición de socialdemócratas, verdes y liberales —estos últimos muy partidarios del equilibrio presupuestario—, proyecta el retorno a la disciplina fiscal. Berlín quiere cumplir el llamado 'freno a la deuda' el próximo año, por primera vez desde 2019, según se desprende de los planes de presupuesto para 2023 al que han tenido acceso varios medios alemanes.

Tras haber tenido una política fiscal expansiva para hacer frente a las repercusiones de la pandemia y de la guerra en Ucrania, en los planes de 2023 se contempla un déficit de solo 17.200 millones de euros.

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel, en una reunión de su gabinete. (Reuters)

El freno a la deuda, recogido en la Constitución alemana, permite un déficit máximo del 0,35 por ciento del PIB. También en plan financiero a medio plazo hasta 2026 se contempla cumplir con el freno a la deuda año tras año.

El giro del Gobierno de Olaf Scholz anticipa un cambio de pauta en las políticas expansivas de los últimos años, cuando la mayor predisposición de Berlín permitió el desarrollo de ambiciosos planes fiscales en los diferentes países europeos. Ahora, Alemania vuelve a las esencias, ante el miedo a que el aumento al gasto público alimente la espiral inflacionista.

Para las inversiones en defensa se ha creado un fondo especial de 100.000 millones que está al margen del presupuesto regular

De momento, el Gobierno de España prepara unos presupuestos para 2023 que se prevén expansivos, mientras la prima de riesgo supera los 100 puntos básicos y la financiación se vuelve a encarecer ante la retirada progresiva del BCE. Diversos organismos, como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) han pedido un plan de consolidación fiscal que, de momento, brilla por su ausencia. El Ejecutivo alemán está en sus primeros meses de andadura, mientras que el español se juega su reelección el año que viene.

Aumento de la recaudación

El retorno a la disciplina fiscal, según fuentes del Ministerio de Finanzas consultadas por EFE, se hace posible debido al fin de las medidas para paliar las consecuencias económicas de la pandemia y a la expectativa de un aumento de la recaudación fiscal. Además, el Gobierno se plantea recortes en gastos de personal del 1,5%, excluyendo algunos organismos como la Policía Federal.

Los gastos totales en 2023 deberán alcanzar los 445.200 millones de euros. Se contemplan nuevas inversiones en líneas férreas y en construcción de vivienda social. Para nuevas inversiones en defensa se ha creado un fondo especial de 100.000 millones de euros que está al margen del presupuesto regular y del freno a la deuda. El proyecto debería ser aprobado el viernes por el Consejo de Ministros y en noviembre por el Parlamento.

Alemania marca el camino. Pese a que la suspensión de las reglas fiscales de Unión Europea se prorrogará durante 2023, Berlín recuperará las suyas propias para adaptarse al nuevo escenario inflacionista. Se acabó la barra libre de gasto público que impulsó la salida de la crisis pandémica: la política monetaria cada vez más restrictiva del Banco Central Europeo irá acompañada por una vuelta a la ortodoxia fiscal en la gran locomotora europea.

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