Así navegan tres exportadores españoles el veto de Argelia: "No es un socio fiable"
Las empresas denuncian que el Gobierno no les ha comunicado la nueva situación, pero confían en que se resuelva pronto. Mientras tanto, buscan maneras de sortear la represalia
No es la primera vez que pasa. Y creen que no será la última. Las empresas españolas han acogido el veto comercial de Argelia con filosofía, seguras de que se trata de una jugada política que, tarde o temprano, se levantará. Frente al alarmismo que genera un posible corte del suministro de gas, los exportadores de productos están acostumbrados a este tipo de idas y venidas, y no se plantean dejar el mercado. De hecho, algunos incluso barajan buscar fórmulas alternativas que les permitan sortear la prohibición.
El giro del Gobierno español sobre el Sáhara Occidental ha provocado un efecto dominó que se deja sentir desde el pasado marzo en los mercados de Orán o Bugía. Ya en aquel momento, Argelia respondió a la polémica carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey de Marruecos, Mohamed VI, con la suspensión repentina de las licencias para exportar carne desde España. Es por ello que a los operadores del sector no les ha cogido desprevenidos la congelación de todo el comercio exterior anunciada este miércoles por Argel. Los primeros perjudicados, destacan, serán los consumidores de ese país, donde la carne española es muy apreciada y los precios no paran de subir.
Las empresas cárnicas llevan tres meses sin poder operar con Argelia, un mercado que les reportó el año pasado 55 millones de euros en exportaciones, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Nadie las avisó: simplemente el reparto de licencias —que suele producirse en marzo— no llegó este año a sociedades como El Encinar de Humienta, un negocio de vacuno extremeño con sede en Mercamadrid. Desde hace un lustro, tenía permiso para exportar a Argelia, a la que en 2021 vendió por valor de 1,5 millones de euros. "No nos hemos enterado de nada", reconocen fuentes de la empresa, a la espera de que en algún momento se normalice la situación.
Madrid no dio la señal de alerta entonces, ni tampoco ahora. Por eso, las compañías más asentadas en el territorio han conocido la noticia a través de su personal argelino o sus proveedores en la nación magrebí. Isam, responsable de exportación de Euroganaderos, lo supo a través de un representante del negocio, que la noche del miércoles le envió la orden de la Asociación Profesional de la Banca por la que se congelan las domiciliaciones y operaciones de comercio exterior de productos y servicios de y hacia España. "El Gobierno no nos ha dicho nada", se lamenta por teléfono. Sin embargo, ya ha atravesado situaciones similares en el pasado.
La subida de los precios energéticos deja a Argel sin excusa: ya nadie duda de que se trata de una represalia política
Aunque nunca se había atrevido a imponer un veto como el actual, los empresarios españoles están acostumbrados a los vaivenes de Argelia. Las compras de carne —o de azulejos— ya estuvieron prohibidas en 2018 y 2019. En aquella época, el país desplegó una agresiva política proteccionista que fue mucho más allá de España, y llegó a vetar la importación de 877 productos, entre ellos móviles, electrodomésticos o verduras. El objetivo era equilibrar la balanza comercial cuando bajaban las exportaciones de energía. Ahora, aunque el cierre del ducto Magreb-Europa ha reducido las llegadas de gas argelino a España —ya solo representan un 25% del abastecimiento nacional, menos de la mitad que el año pasado, según el último boletín mensual de Enagás—, la subida de los precios en plena crisis energética deja a Argel sin excusa. Ya nadie duda, al menos en el sector, de que se trata de una represalia política.
Isam recuerda que el Gobierno argelino ha utilizado en el pasado los flujos comerciales de la carne como medida de presión de su política exterior: cuando quiere presionar a Francia, le deja de comprar y se lanza al mercado español, y cuando quiere presionar a España, hace lo contrario. "No es un socio comercial fiable, en absoluto", resume el ejecutivo, en contraposición con el discurso oficial mantenido por el Gobierno de Sánchez. Y añade: "Es un país que de un día para otro cambia las leyes". Madrid repite que Argel mantiene siempre sus compromisos, pero esa aseveración solo se ha aplicado hasta ahora en al ámbito del gas, donde cualquier incumplimiento puede provocar larguísimos procesos de arbitraje con consecuencias millonarias en forma de indemnizaciones y costes reputacionales. Todo lo demás cambia de un día para otro.
El consenso de las fuentes consultadas en el sector es total: más allá del último giro diplomático, en Argelia no existe seguridad jurídica. Los en torno a 2.000 millones de euros que ingresan las empresas españolas cada año por sus ventas a la nación magrebí dependen de los caprichos de quien gobierne en cada momento. Isam recuerda los riesgos que supone para Euroganaderos operar allí: no es la primera vez que se acumulan mercancías en los puertos mientras el desembarco se aborta por un cambio legislativo. Sin embargo, la empresa factura 30 millones de euros y tiene muy buenos clientes en la zona, por lo que su responsable de exportaciones descarta abandonar ese mercado por los últimos acontecimientos. La consigna es aguantar y esperar a que el temporal amaine.
Saltarse el veto
Para navegar la crisis, también se pueden buscar alternativas. A la espera de que se concrete la letra pequeña de la congelación del comercio exterior, hay empresas que ya se están preparando para encontrar subterfugios que les permitan seguir operando en el mercado argelino. Calconut, una compañía alicantina que exporta frutos secos, no se resigna. Su responsable comercial para la zona, Álvaro Parraga, explica que manejan dos opciones para poder seguir exportando: por un lado, transportar el producto directamente desde el origen (California) hasta el destino, sin pasar por los puertos españoles, y, por otra, seguir la ruta habitual, pero pagar a través de empresas de otros países, como Francia o Italia. Existe un ejemplo reciente: las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, que han sido esquivadas de las maneras más variopintas.
El principal miedo es que la medida tenga carácter retroactivo: "Todo está en el aire"
En el peor de los casos, la empresa vería esfumarse el 7% de su negocio y dejaría de ingresar 12 millones de euros, lo que supondría echar por tierra el que iba a ser su mejor año de ventas en el Magreb. El principal miedo, asegura el responsable comercial, es que la medida tenga carácter retroactivo, lo que supondría perder dos millones de euros de mercancías que ya han salido para el país, pero que todavía no han cobrado. "Todo está en el aire", concluye.
De momento, lo único seguro es que en las mesas de Argel el vacuno español brillará por su ausencia durante algún tiempo, mientras al otro lado del Mediterráneo se usa cada vez menos gas argelino para cocinarlo.
No es la primera vez que pasa. Y creen que no será la última. Las empresas españolas han acogido el veto comercial de Argelia con filosofía, seguras de que se trata de una jugada política que, tarde o temprano, se levantará. Frente al alarmismo que genera un posible corte del suministro de gas, los exportadores de productos están acostumbrados a este tipo de idas y venidas, y no se plantean dejar el mercado. De hecho, algunos incluso barajan buscar fórmulas alternativas que les permitan sortear la prohibición.
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