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El temor a la armonización fiscal: ¿qué pasa si nos precipitamos al donar en vida?
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UN 30% MÁS DE DONACIONES EN 2021

El temor a la armonización fiscal: ¿qué pasa si nos precipitamos al donar en vida?

Las donaciones el pasado año se dispararon por el miedo a una reforma fiscal que todavía no se ha producido. Precipitarnos podría hacer que acabáramos tomando una mala decisión

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La decisión de muchas personas sobre hacer una donación en vida o dejar su patrimonio en herencia se ha visto precipitada, en muchos casos, por el temor a la posible armonización fiscal en los tributos patrimoniales que anunció el Gobierno. Según las últimas informaciones del Consejo General del Notariado, el número de donaciones alcanzó las 174.866 en 2021, cerca de un 31% más que el año anterior.

Este cambio normativo, que se engloba dentro de una reforma fiscal todavía en el aire, podría acabar con las bonificaciones del 99% en donaciones de que disfrutan comunidades como Madrid o Andalucía, y en las que, precisamente, se registraron más movimientos el pasado año. Esto implicaría que, por ejemplo, en la región madrileña, si una persona (Juan, nombre ficticio) dona 350.000 euros a su hijo en estos momentos, el coste del impuesto de sucesiones y donaciones sería de 682 euros. Sin embargo, si la bonificación desaparece, la cifra ascendería a 68.181 euros.

"La gente está tomando decisiones con implicaciones fiscales y financieras que van más allá del impuesto de sucesiones y donaciones"

La diferencia es significativa. No obstante, según Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento Patrimonial en Abante, una decisión precipitada ante un escenario todavía incierto podría jugar en nuestra contra: “Estamos viendo que, por el miedo a algo que puede ocurrir o no, la gente está tomando decisiones con implicaciones fiscales y financieras que van más allá de ese impuesto y podrían no estar siendo acertadas”.

Ante este panorama de incertidumbre, "debemos reflexionar sobre cómo afectará este movimiento a nuestro proyecto biográfico a largo plazo. Tiene que tratarse de un dinero que no vayamos a necesitar en vida, porque, ¿qué ocurre si, por ejemplo, tenemos una dependencia y nuestros números han quedado demasiado ajustados?", se pregunta. Por eso, lo primero que tenemos que hacer, según Abante, es un análisis patrimonial y financiero, así como tener diseñado nuestro plan de futuro completo, sin precipitarnos.

Más IRPF en donaciones por la plusvalía

Cuando nos planteamos la opción de donar en vida o dejar el patrimonio en herencia, también entran en juego otras cargas: la plusvalía municipal (que es algo más barata en sucesiones que en donaciones) y el IRPF, que “también tiene más beneficios en caso de sucesión porque no hay que pagar plusvalía”, explica Satrústegui.

Así, si Juan realiza dicha donación ahora por el miedo a una posible armonización fiscal, aparte de los 682 euros del impuesto de sucesiones y donaciones, también deberá tributar en el IRPF la plusvalía generada por esos activos en el periodo desde que los compró hasta que los dona. “Imaginemos que los activos que dona (350.000 euros) fueron adquiridos por 290.000 euros, Juan habrá ganado 60.000 euros y el coste en el IRPF será de 12.680 euros”, explica la experta. Pero ¿qué hubiera ocurrido si este dinero lo hubiera dejado en herencia? Que su hijo únicamente hubiera tributado por los bienes heredados, no por la plusvalía generada: si finalmente no se produce la armonización fiscal, Juan habrá pagado 12.680 euros que no hubiera tenido que asumir si hubiera dejado este dinero en herencia.

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Pero en la decisión, según la socia de asesoramiento patrimonial en Abante, también entran en juego otros factores, como la comunidad en la que tributa el bien donado. En una herencia, se tributa en la comunidad autónoma donde haya residido el fallecido la mayor parte de su tiempo en los últimos cinco años; en una donación, dependerá del bien que estemos donando: si es un inmueble, será en la comunidad donde se encuentre dicho inmueble; pero si se trata de acciones, fondos de inversión o dinero, será en la región donde resida el beneficiario.

Por ejemplo: una persona tiene una vivienda en Madrid, quiere venderla y donar ese dinero a sus hijos. ¿Qué ocurre si uno de los descendientes reside en una comunidad donde no hay bonificación? Que, en este caso, puede que le interese más donar el inmueble. “De esta forma la donación estaría vinculada a la capital, que tiene bonificación. Pero, en cambio, si vende el inmueble en Madrid y luego le dona el dinero, tendrá que pagar más impuestos porque su hijo vive en una región que no cuenta con este beneficio fiscal”, afirma Satrústegui, que añade que, por eso, “no podemos perder de vista ningún factor antes de actuar, porque el panorama cambia por completo en cada caso y hay grandes diferencias entre lo que se paga en cada lugar”.

*Para más información, consultar la página web de Abante aquí.

La decisión de muchas personas sobre hacer una donación en vida o dejar su patrimonio en herencia se ha visto precipitada, en muchos casos, por el temor a la posible armonización fiscal en los tributos patrimoniales que anunció el Gobierno. Según las últimas informaciones del Consejo General del Notariado, el número de donaciones alcanzó las 174.866 en 2021, cerca de un 31% más que el año anterior.

Este cambio normativo, que se engloba dentro de una reforma fiscal todavía en el aire, podría acabar con las bonificaciones del 99% en donaciones de que disfrutan comunidades como Madrid o Andalucía, y en las que, precisamente, se registraron más movimientos el pasado año. Esto implicaría que, por ejemplo, en la región madrileña, si una persona (Juan, nombre ficticio) dona 350.000 euros a su hijo en estos momentos, el coste del impuesto de sucesiones y donaciones sería de 682 euros. Sin embargo, si la bonificación desaparece, la cifra ascendería a 68.181 euros.

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