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España sale de la pandemia con más de 50.000 millones de déficit estructural
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Del 4% del PIB, según el FMI

España sale de la pandemia con más de 50.000 millones de déficit estructural

La inflación maquilla el déficit público gracias al crecimiento de las bases imponibles, pero ese aumento se trasladará también al gasto a partir de 2023. El ajuste tendrá que venir con más impuestos o menos gasto

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Mariscal)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Mariscal)
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El déficit público se está reduciendo rápidamente en los últimos meses gracias al crecimiento histórico de la recaudación, espoleada por la inflación. Los gastos, por el contrario, avanzan a un ritmo más lento por las restricciones de los presupuestos ya aprobados. Sin embargo, este déficit latente saldrá a la luz en 2023 cuando las administraciones públicas tengan que incorporar a sus principales partidas de gasto un incremento compensatorio del encarecimiento de los precios.

El FMI ha limpiado la senda presupuestaria de España de estos efectos temporales y del ciclo económico y el resultado que ha obtenido es que la pandemia deja un déficit estructural del 4% del PIB. Esto supone un saldo negativo de más de 50.000 millones de euros cada año. El Fondo considera que el salto coyuntural de los ingresos públicos por la inflación y el soporte público a las bases imponibles desaparecerá paulatinamente en el tiempo y España volverá a tener unos ingresos públicos próximos al 39% del PIB.

Un informe publicado por Ángel de la Fuente en Fedea muestra que el gran crecimiento de la recaudación experimentado en el año 2021 es consecuencia precisamente de las prestaciones públicas, que a su vez generan una contribución a Hacienda. La base imponible de las rentas del sector privado en 2021 fue todavía 18.700 millones inferior a la del año 2019, sin embargo, las rentas públicas fueron 35.300 millones superiores. En esta suma se incluyen los 6.800 millones adicionales en sueldos públicos, los 10.000 millones de prestaciones en desempleo, o los 4.400 millones en pensiones públicas. Es previsible que una parte de estas rentas públicas desaparezcan ya este año a medida que se eliminan las ayudas extraordinarias de la pandemia. Es cierto que se verán compensadas por el incremento de los ingresos en el sector privado, pero supondrá un freno a su crecimiento.

Por el contrario, los gastos públicos sí que se mantendrán en un nivel superior al existente antes de la pandemia. El motivo es que durante este periodo se han aprobado importantes medidas de gasto, que van desde la vinculación de las pensiones al IPC, el ingreso mínimo vital, el aumento de las plantillas de sanitarios… En consecuencia, el gasto público se consolidará por encima del 43% del PIB, lo que supone un aumento de más de un punto porcentual respecto a los niveles previos al covid.

Foto: La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. (Reuters)

En definitiva, lo que se produce es un incremento estructural del gasto público que no se ha visto compensado con mayores ingresos. El resultado es este incremento del déficit estructural que estima el Fondo hasta el 4% del PIB. Esta cifra es casi el doble que el déficit estructural que tenía España en el año 2018 (en 2019 ya empezó a crecer por las medidas de los ‘viernes sociales’).

Este deterioro de las cuentas públicas anticipa ajustes fiscales en el futuro para devolver el déficit por debajo del 3% del PIB. A los precios de 2022, el ajuste tendría que ser de unos 13.000 millones de euros. Una cifra que es, por ejemplo, el doble de todo el paquete de medidas contra la crisis energética que ha aprobado el Gobierno este año. Y si se compara con los impuestos, la mitad de la recaudación anual del impuesto sobre sociedades.

En definitiva, se trata de un gran esfuerzo fiscal que es la herencia que recibe España tras la pandemia. Y eso sería solo para llevar el déficit al 3% del PIB y evitar que siga creciendo la deuda pública. Sin embargo, para recortar el endeudamiento de las administraciones públicas, el esfuerzo tendría que ser superior. La Autoridad Fiscal (AIReF) y el Banco de España han reclamado al Gobierno que publique ya su plan fiscal para que todos, desde los acreedores de España hasta los contribuyentes, sepan de dónde va a salir este dinero.

Todo apunta a que la procedencia serán los impuestos. Para ello, el Ministerio de Hacienda nombró un comité de expertos para elevar la recaudación. Además, por el lado del gasto es difícil que se puedan conseguir grandes avances como consecuencia del envejecimiento de la población. La sanidad y, sobre todo, las pensiones se llevarán cualquier potencial ahorro que pueda lograrse en otras partidas de gasto.

España es uno de los países desarrollados que sale de la pandemia con mayor déficit estructural, según la metodología del FMI. Por detrás se sitúa EEUU, con un saldo negativo superior al 5,5% del PIB como consecuencia del gran esfuerzo fiscal que está realizando para fomentar la recuperación y la inversión. Junto con España, Italia, Francia y Bélgica tendrían un déficit estructural superior al 3%. En el extremo opuesto destacan Portugal o Grecia, con un saldo negativo inferior al 1% tras los duros ajustes realizados tras sus rescates tras la crisis financiera.

El déficit público se está reduciendo rápidamente en los últimos meses gracias al crecimiento histórico de la recaudación, espoleada por la inflación. Los gastos, por el contrario, avanzan a un ritmo más lento por las restricciones de los presupuestos ya aprobados. Sin embargo, este déficit latente saldrá a la luz en 2023 cuando las administraciones públicas tengan que incorporar a sus principales partidas de gasto un incremento compensatorio del encarecimiento de los precios.

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