El impacto de la crisis energética será el triple en España que en Europa según el BdE

"España será uno de los países más afectados por la crisis". Da igual cuándo leas esto, porque rara es la excepción en la que no se cumple. En esta nueva crisis provocada por la invasión de Ucrania, todo parecía indicar que España saldría indemne por las escasas relaciones comerciales con el país. Sin embargo, el ‘shock’ de precios energéticos que ha provocado ya sitúa a España entre los países más golpeados. En esta ocasión, la vulnerabilidad es la gran dependencia energética del exterior.

España importa en torno al 75% de la energía que consume, uno de los peores datos de toda la eurozona. Esto significa que, aunque no compre directamente un porcentaje muy elevado desde Rusia, sí que se verá impactada por la escalada de los precios del gas y el petróleo en los mercados internacionales. El Banco de España ha calculado cuál es el impacto diferencial por países de la subida del precio y del gas, y el resultado es inequívoco: el golpe para España será el triple que para el conjunto de la eurozona. (El cálculo se realiza utilizando un modelo macroeconométrico NiGEM).

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Cada 10% de subida de petróleo (de media durante un año completo) resta 0,15 puntos porcentuales al PIB durante el primer año y 0,07 puntos adicionales en el segundo año. Por el contrario, en la eurozona, el golpe es de 0,06 puntos el primer año y 0,04 puntos el segundo. Estos datos evidencian hasta qué punto España es uno de los países europeos más golpeados por la crisis energética y explica por qué el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo que hacer una gira europea para que la Comisión concediera un estatus especial de ‘isla energética’ a la península ibérica.

Si se mantiene hasta final de año el precio del petróleo en el entorno de los 100 dólares, supondrá una subida del 40% respecto a 2021 y, por tanto, restaría 0,6 puntos al crecimiento de España este año si se aplica el cálculo del Banco de España. Por el contrario, el coste para la eurozona sería inferior a los 0,25 puntos.

En el caso del gas, aunque el impacto sobre el PIB sea más leve, porque se consume menos, la subida del precio ha sido mucho más intensa. En los contratos del gas de los Países Bajos, mercado que actúa como referencia para Europa, el precio medio que se está pagando este año es de más del doble que la media de 2021. En concreto, la subida es ya del 110%, lo que implica una merma del PIB superior a los 0,4 puntos. En suma, si los precios siguen en los niveles actuales, la economía española sufrirá un golpe de un punto porcentual.

Además, la subida de los precios genera un efecto ‘carry over’ que también impacta de forma negativa sobre la actividad en el año siguiente. En concreto, restaría casi otro punto adicional al PIB si la crisis energética se extiende también a 2023. En definitiva, se trata de un contagio muy significativo de la guerra en Ucrania sobre la economía española.

El problema para España no es solo que tenga menos interconexiones energéticas con el resto del continente por su situación geográfica, es que tiene que hacer un gran esfuerzo inversor para desarrollar las energías renovables y electrificar los sistemas que ahora utilizan gas. Esta dependencia de los combustibles hace que el país sea uno de los perdedores de la crisis energética y, en consecuencia, será uno de los perdedores de la guerra en Europa.

La escalada de los precios es tan intensa que el impacto sobre el PIB español será relevante. El precio medio del barril de Brent en 2021 fue de 71 dólares y en 2022 el precio medio está ya por encima de los 98 dólares. Esto significa una subida del 38%. A corto plazo, esta subida acumulada en el año seguirá empeorando, ya que el precio medio de la semana pasada fue de casi 110 dólares. Esto significa que el precio actual sigue claramente por encima de la media del año y sigue escalando el precio medio de 2022.

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La evolución de la cotización de las materias primas está ligada a los avatares de la guerra, lo que hace que sea imprevisible. Es posible que los precios se mantengan altos durante todo el año si la contienda se prolonga. También podrían bajar si Rusia y Ucrania alcanzan un acuerdo de paz o una tregua. Lo que parece remoto es que vuelvan a los niveles de hace un año, ya que Europa ha aprendido la lección y está decidida a cortar su dependencia de la energía rusa. En el largo plazo, el objetivo es hacer la transición a energías renovables, pero, en el corto, implica buscar otros suministradores de gas y de petróleo, lo que implica competir en un mercado ya tensionado y pagar precios altos durante meses e incluso años.

En el caso de España, se enfrenta, además, a un reto adicional: el choque diplomático con Argelia por el cambio de postura del Gobierno respecto al Sáhara. La empresa del país africano Sonatrach señaló la semana pasada que "no se descarta recalcular los precios a nuestros clientes españoles". Argelia es consciente de la dependencia energética de España y de su capacidad para presionar a la economía del país tocando el precio de los contratos de suministro.