El gasto en pensiones crece cuatro veces más que el número de jubilados desde 2018
La Seguridad Social afronta una nómina mensual de casi 7.800 euros, unos 1.350 millones más que en junio de 2018, lo que supone un incremento del 21%
La inflación del año 2021 fue la más alta en una década y la segunda mayor desde la burbuja inmobiliaria. Un año de tal subida de precios fue utilizado por el Gobierno para una doble revalorización de las pensiones, la del año 2021 y la de 2022. Con esta alza, el gasto en pensiones ha dado un gran salto adelante en los últimos meses y la nómina mensual de la jubilación está ya a un paso de los 8.000 millones de euros al mes (casi 11.000 millones si se suman todas las pensiones contributivas).
El crecimiento del gasto en pensiones está desencadenado, tanto que durante los casi cuatro años de Pedro Sánchez en el Gobierno ha aumentado un 21%. Esto es, por cada cinco euros de gasto en pensiones que había en junio de 2018, ahora hay seis. Hay tres motivos que explican este incremento, pero el más importante es la vuelta a la revalorización de las pensiones con el IPC o más (algunos años han ganado poder adquisitivo). A esto hay que sumarle la doble indexación a la inflación de 2021 para las revalorizaciones de 2021 y 2022.
España se gasta ahora cada mes 1.300 millones de euros más que en 2018, y esto sin incluir las dos extras que se pagan en junio y diciembre de cada año (que supondrían algo más de 200 euros adicionales cada mes prorrateado en 12 pagas). Los ingresos por cotizaciones sociales también han subido mucho en este periodo, pero el ritmo del gasto ha sido inalcanzable. Y eso a pesar de que los ERTE han pagado las cotizaciones de los trabajadores, lo que ha supuesto una transferencia del Estado a la Seguridad Social.
Aunque aún no hay datos disponibles del cierre de año, en el mes de noviembre los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social fueron de 11.000 millones de euros. Esta cifra es un 16,4% más que en junio del año 2018, esto es, un rápido crecimiento que, sin embargo, se queda por detrás del alza del 21% en el gasto. En total, el gasto en pensiones de jubilación ha crecido tanto como los ingresos por cotizaciones, pero al sumar el resto de prestaciones, la cifra se queda por debajo (unos 400 millones al mes de déficit).
La subida de las pensiones contributivas desde el año 2018 hasta 2021 ha sido del 6,9%, mientras que los precios subieron un 5,2%. Esto arroja casi dos puntos de ganancia de poder adquisitivo para los pensionistas que lleven cobrando su pensión desde entonces. Este año 2022 el sistema se modifica, de modo que las pensiones quedan definitivamente indexadas al IPC del año anterior. Eso significa que previsiblemente pierdan poder adquisitivo este año (cuando la inflación tocará el pico superando ampliamente el 3% anual), sin embargo, lo recuperarán el próximo.
Esta ganancia de poder adquisitivo de los pensionistas ha acelerado las tensiones de gasto que sufre estructuralmente la Seguridad Social. En concreto son dos factores que tiran de la nómina mensual de las pensiones. El primero es el envejecimiento de la población, lo que hace que haya más jubilados cobrando una prestación. En concreto, durante el Gobierno de Sánchez el número de jubilados se ha incrementado un 5,2% (unas 300.000 personas).
El segundo es que los nuevos jubilados entran con una pensión inicial superior a la media y muy superior a las de aquellos que causan baja. De esta forma, por efecto composición, el gasto se incrementa. Desde junio del 18 la pensión inicial se ha revalorizado un 7%, hasta los 1.370 euros al mes. Sin embargo, las pensiones que causan baja han crecido incluso más rápido en este periodo, un 9,5%, hasta los 1.090 euros. De esta forma, aunque el efecto sustitución sigue elevando la nómina de pensiones, lo hace a un ritmo inferior. En este punto sigue afectando la progresiva entrada en vigor de la reforma de pensiones del año 2011 del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que amplía el periodo de cálculo de los años cotizados, de modo que utiliza años peores de los trabajadores y modera así su pensión inicial.
En cualquier caso, tanto el efecto sustitución como el incremento del número de pensiones de jubilación están muy por debajo del ritmo de crecimiento del gasto. En el caso del número de jubilados, se ha incrementado apenas un 5% desde la primavera de 2018, esto es, ha crecido una cuarta parte que el gasto, que se ha disparado un 21%. Esta cifra es reducida en buena medida porque la pandemia aumentó las tasas de mortalidad entre los mayores, lo que redujo durante varios meses el número de perceptores.
El verdadero motor del gasto en pensiones ha sido la revalorización anual. La pensión media actual es casi un 15% superior a la existente en el año 2018. Un ritmo de crecimiento que supera ampliamente a los salarios. Esta subida aumenta la presión sobre las cuentas del Estado, ahora que el Gobierno ha optado por sacar el déficit de la Seguridad Social y pasarlo a la Administración Central. España sale de la pandemia con un déficit que estará unos dos puntos por encima de los niveles de 2019, en buena medida como consecuencia del incremento del gasto en pensiones. Una situación que el Gobierno tendrá que corregir con subidas de impuestos o ajustes de otros gastos.
La inflación del año 2021 fue la más alta en una década y la segunda mayor desde la burbuja inmobiliaria. Un año de tal subida de precios fue utilizado por el Gobierno para una doble revalorización de las pensiones, la del año 2021 y la de 2022. Con esta alza, el gasto en pensiones ha dado un gran salto adelante en los últimos meses y la nómina mensual de la jubilación está ya a un paso de los 8.000 millones de euros al mes (casi 11.000 millones si se suman todas las pensiones contributivas).
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