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"El covid es un antes y un después en el capitalismo: vuelve la mano visible del Estado"
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ENTREVISTA A RAMÓN CASILDA

"El covid es un antes y un después en el capitalismo: vuelve la mano visible del Estado"

En su última obra, el autor denuncia la deriva neoliberal de la economía y aboga por un regreso a los consensos básicos de la 'edad dorada', como un sistema fiscal progresivo

Foto: Ramón Casilda, en la presentación de su libro. (Cedida)
Ramón Casilda, en la presentación de su libro. (Cedida)

Ramón Casilda Béjar (Villanueva de la Reina, Jaén, 67 años) conoce bien el mundo de la empresa. En las últimas cuatro décadas, ha desempeñado todo tipo de responsabilidades corporativas: banca, consultoría, asesor de la alta dirección, consejero y consultor internacional. Sin embargo, la cadencia pausada de su voz y la profundidad de su pensamiento, a veces denso, delatan su vocación académica. Autor de una amplia obra y profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá, de la Escuela Diplomática de Madrid y del Instituto de Estudios Bursátiles, Casilda ha culminado durante la pandemia su trilogía de ensayos con 'Capitalismo next generation' (Tirant lo Blanch, 2021), un viaje por la historia de este modelo económico, de la empresa y del empresario que culmina con las últimas transformaciones aceleradas por la crisis del coronavirus. Esta vez, la respuesta de los gobiernos y los bancos centrales ha sido muy diferente a la de la Gran Recesión de 2008, así que la primera pregunta resulta inevitable.

"Hay que reinventar el capitalismo. Es necesario lo que yo llamo un Bretton Woods 2.0"

PREGUNTA. ¿Vuelve Keynes?

RESPUESTA. Como un péndulo, algunas teorías dominantes del pensamiento económico van y vienen a lo largo de la historia. En el arco que describe la curva del capitalismo, vuelve Keynes y la mano visible del Estado. El británico fue tal vez el último de los intelectuales ilustrados que concibió la teoría política, la economía y la ética como parte de un diseño unificado. Paradójicamente, fue un 'liberal' que contribuyó a ensamblar el corazón de las ideas socialdemócratas. Estados Unidos y la Unión Europea están aplicando para afrontar en la crisis del covid-19 las mismas políticas que Keynes propuso en los años 30 para salir de la Gran Depresión. Pero han pasado 92 años y ahora el mundo reclama atisbar la nueva tierra de la economía. Son necesarios nuevos marcos de referencia.

El 'capitalismo next generation'

El de Casilda es el 'capitalismo next generation' (capitalismo de nueva generación), un estadio más en la evolución del sistema económico dominante que deja atrás los viejos vicios heredados de la revolución conservadora, génesis lejana de la situación actual. "Hoy, el capitalismo sufre una crisis profunda que no se ha abordado de verdad. Con la globalización y el cambio tecnológico, se ha impuesto un modelo neoliberal y un capitalismo de acumulación que ha pervertido el sistema y el funcionamiento de nuestras sociedades", dice, citando al presidente francés, Emmanuel Macron. La refundación anunciada por Nicolas Sarkozy, también desde el Elíseo, nunca llegó a producirse. Pero, una década más tarde, todo ha cambiado. "El covid-19 ha determinado que el mundo marque en el calendario un antes y un después que irremediablemente impacta sobre el capitalismo", asegura el profesor.

placeholder Portada del libro, editado por Tirant lo Blanch.
Portada del libro, editado por Tirant lo Blanch.

Vuelve un Keynes renovado y con él Casilda aboga por recuperar las líneas básicas del consenso que surgió en la posguerra mundial, pero adaptadas a los desafíos de los nuevos tiempos. "Es necesario lo que yo llamo un Bretton Woods 2.0", opina quien conoce bien las instituciones internacionales, tras asesorar a la Unión Europea, el Banco Iberoamericano de Desarrollo, el Banco Mundial o las Naciones Unidas. "Hay que reinventar el capitalismo, y para ello propongo un capitalismo de nueva generación transversal: conservador-liberal-socialista. Esta reinvención requiere un compromiso de los líderes políticos, económicos y sociales, que ya lo lograron en el Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero", argumenta.

El economista evita las etiquetas y establece los cinco logros que deberían caracterizar al nuevo sistema: sostenibilidad medioambiental, un nivel de calidad de vida estable y saludable, la disminución de la desigualdad, un incremento de la productividad para enfrentar con éxito el cambio medioambiental y demográfico y una mayor resiliencia. Como primer paso en la buena dirección, pone come ejemplo el reciente pacto para una tributación mínima de sociedades alcanzando en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuyo secretario general, su amigo Ángel Gurría, es el autor del prólogo de la obra. Y añade: "Esperemos que no se quede en un 'giro lampedusiano".

"La justificación de las reformas para recortar impuestos a los ricos se ha demostrado errónea"

El covid ha vuelto a poner sobre la mesa algunas propuestas hasta hace poco denostadas, como las subidas de impuestos. En ese contexto, Casilda considera "urgente" procurar nuevos recursos financieros para las arcas públicas y reivindica con énfasis la llamada 'edad de oro del capitalismo' (1945-1973), caracterizada por los tributos altos y un papel más activo del Estado en la economía: "En 1950, los megarricos pagaban una tasa efectiva del 70% sobre sus ingresos y las clases bajas un 20%. Durante la época dorada neoliberal, se sucedieron las reformas fiscales, y ahora los megarricos pagan un 23% y las clases bajas un 26%. La justificación de las reformas siempre ha sido que la economía en su conjunto se beneficia de los recortes a los ricos, pero se ha demostrado errónea". Las rentas altas han salido ganando con las políticas de las últimas décadas, mientras que el crecimiento del PIB ha sido modesto, la clase media ha ido cada vez a peor y la baja, muy a peor, como demostraron Emmanuel Saenz y Gabriel Zucman en 'El triunfo de la injusticia' (Taurus, 2021).

La amenaza china

A lo largo de las 281 páginas de su obra, el profesor se muestra muy duro con la deriva del capitalismo, y cita a algunos economistas heterodoxos como Branko Milanovic o Thomas Piketty, referentes de la izquierda durante los últimos años. Sin embargo, Casilda no pone en duda las bases del sistema; más bien es su forma de defenderlo. "Es desde posiciones liberales desde donde mejor se critican lo errores del capitalismo, y no desde el 'ideologismo' de la izquierda, que presenta llamativas contradicciones", remarca. Entre los errores, destaca el crecimiento desaforado y el descontrol de los recursos, que ya en 1972 denunciaba 'Los límites del crecimiento', un controvertido informe al Club de Roma del que el propio autor formó parte activa en el Capítulo Español.

El cambio climático —y, a corto plazo, la pandemia— representa, según Casilda, la mayor amenaza para la pervivencia del sistema. Aunque no la única. No debe olvidarse la desigualdad, sobre la que el jiennense se interpela parafraseando el discurso de la reina Letizia en el 75 aniversario de Unicef: "¿En qué tipo de sociedad queremos vivir?".

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En el convulso tablero de juego con el que se ha iniciado la década, la visión tradicional del libre mercado, que se asociaba a la democracia, tiene un duro adversario en el capitalismo de vigilancia chino. Y la batalla parece decantarse hacia el segundo. Casilda lo resume con un ejemplo muy gráfico: "Dos fruterías compiten en la misma calle, una funciona 24 horas con productos baratos y la otra solo abre ocho horas de lunes a viernes, pero es más cara. Está claro cuál va a ser el futuro de la segunda frutería, porque, aunque consiga tener una clientela fiel, la primera no solo tendrá más cuota de mercado, sino que la utilizará en favor de sus intereses. Es así de simple y complejo".

PREGUNTA. ¿Triunfará el capitalismo abierto de Occidente o el capitalismo de vigilancia de China?

RESPUESTA. Hoy coexisten dos modelos de capitalismo que luchan por la supremacía. El Partido Comunista quiere demostrar al mundo, y más ahora con la pandemia, que la autocracia combinada con la economía de mercado resulta más eficiente que la meritocracia occidental. China está intentando encontrar la mano invisible para dirigirla. La cuestión es si Estados Unidos puede competir. Pero no se puede competir con China, que cuenta con un Estado que contribuye aproximadamente al 40% del PIB. Es la nueva potencia que dominará el mundo. En consecuencia, el futuro de la democracia está más abierto que nunca y debemos fortalecerla.

"El dinero ya no vuelve a la misma empresa como pasaba en Ford. El ascensor social se ha frenado"

Mientras la "relación histórica y duradera" entre el Estado de derecho y el capitalismo se resquebraja, algunos de los principios básicos de este último también se están viendo erosionados. Uno de ellos es la competencia, herida de muerte por el dominio del mercado de los gigantes tecnológicos. Otro, el predominio de las clases medias, debilitadas por su constante pérdida de poder adquisitivo. Ni siquiera la célebre Ley de Say ('toda oferta crea su propia demanda'), que durante muchas décadas explicó el círculo virtuoso del crecimiento económico, se cumple ya. "Con Henry Ford, los trabajadores podían comprarse un Ford. Si se les subía el sueldo, se compraban un coche mejor y el dinero volvía a la empresa. Pero ahora la inmensa mayoría de personas no puede adquirir un iPhone. El dinero ya no vuelve a la misma empresa como pasaba en Ford", recuerda Casilda, para quien el ascensor social, un indicador clave en la vitalidad del sistema, "se ha frenado".

Una crítica social

En 'Capitalismo next generation', el autor propone trocear las grandes multinacionales tecnológicas y reforzar las políticas de protección de datos, para evitar que las llamadas 'big tech' se conviertan en monopolios que acaparen todo el poder sobre el mercado y secuestren los intereses del consumidor. Esto, a su vez, tendría un efecto positivo sobre la cohesión social. "La desigualdad es un virus que puede ser eliminado con más competencia", apostilla. Y recupera una reflexión de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, para explicar la esencia de la que durante muchas décadas fue la receta de crecimiento en Occidente: "La economía de mercado se fortalecería por medio de un mayor consumo de los de abajo".

Foto: Protesta contra el capitalismo en Alemania. (Reuters)

Casilda suena a pura socialdemocracia, aunque su obra está salpicada de referencias a todo tipo de autores, con una vocación equilibrada, interdisciplinar y holística. Abarca desde los economistas clásicos hasta los liberales de la escuela austriaca, sin olvidar la doctrina social de la Iglesia. Más allá del ensayo económico, en las páginas editadas por Tirant lo Blanch, también se encuentra una crítica de la sociedad y la política actual.

P. En el libro pide no caer en el ‘ideologismo’. ¿A qué se refiere?

R. Puede que 'a priori' resulte un error que durante las últimas décadas la ideología haya tenido cada vez menos peso en la política económica. Una vez que derecha e izquierda hacen prácticamente lo mismo, como apunta Dani Rodrik, y centran sus divergencias en asuntos culturales, en más o menos inversión en educación, salud o pensiones, se produce el crecimiento de los populismos. Una mancha de aceite se extiende por Europa y Estados Unidos. Ambos se hallan dominados por los sofismas, los extravíos del neoliberalismo y el nihilismo de la posmodernidad. Una situación que supone la emergencia de nuevos valores refrendados por un novedoso discurso.

"Si el capitalismo cumple su ciclo en la historia, ¿qué sistema puede ser la alternativa?"

Los principios imperantes en 2022 son muy diferentes a los de 1776, cuando Adam Smith publicó 'La riqueza de las naciones', considerada la obra fundacional del modelo que ha generado la mayor prosperidad en la historia de la civilización humana, sin entrar en cuestiones sociales. Pero la economía tiene poco que ver con la de entonces, y ya se ha perdido la cuenta de las mutaciones que ha sufrido para adaptarse. La actual puede ser la última. "La cuestión es si la reinvención del capitalismo hace posible dejar atrás las imperfecciones y los desequilibrios más importantes o si, por el contrario, se agota, cumpliendo un ciclo en la historia económica, social y política de la humanidad. Pero, de ser así, ¿qué sistema puede ser la alternativa?", se pregunta el profesor de forma retórica.

La respuesta se revela especialmente inquietante: ese sistema no existe. Quizá por ello resulte útil leer a Ramón Casilda, cuya contribución permite entender cómo el capitalismo de nueva generación puede convertirse en la única opción de futuro para las próximas generaciones.

Ramón Casilda Béjar (Villanueva de la Reina, Jaén, 67 años) conoce bien el mundo de la empresa. En las últimas cuatro décadas, ha desempeñado todo tipo de responsabilidades corporativas: banca, consultoría, asesor de la alta dirección, consejero y consultor internacional. Sin embargo, la cadencia pausada de su voz y la profundidad de su pensamiento, a veces denso, delatan su vocación académica. Autor de una amplia obra y profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá, de la Escuela Diplomática de Madrid y del Instituto de Estudios Bursátiles, Casilda ha culminado durante la pandemia su trilogía de ensayos con 'Capitalismo next generation' (Tirant lo Blanch, 2021), un viaje por la historia de este modelo económico, de la empresa y del empresario que culmina con las últimas transformaciones aceleradas por la crisis del coronavirus. Esta vez, la respuesta de los gobiernos y los bancos centrales ha sido muy diferente a la de la Gran Recesión de 2008, así que la primera pregunta resulta inevitable.

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