La ola de ómicron golpea duro al trabajo: los sectores que van a colapsarse por las bajas
Ahora que la gravedad de la enfermedad y especialmente la letalidad entre los vacunados son mucho más bajas, existen motivos para temer más el impacto laboral que el sanitario
El 6 de diciembre, una comida de Navidad entre trabajadores de la UCI del Hospital Regional de Málaga provocó un brote de covid-19 que, desde entonces, ha afectado a 95 profesionales sanitarios. Menos de dos semanas después, otros tres brotes han aparecido en los departamentos de digestivo, neurocirugía y medicina interna del hospital malagueño, que ya reúne a 121 contagiados.
Esta semana, en el Hospital Severo Ochoa de Leganés, los residentes de primer año pasaron el finde posterior al puente en una casa rural. El resultado fue otro brote que hasta la fecha ha causado 32 positivos. Algo parecido pasó en Galicia, otra cena de Navidad a la que asistieron más de cien sanitarios del área de Santiago de Compostela y O Barbanza se ha saldado de momento con una docena de PCR positivos. En Almazán (Soria) una inocente comida entre sanitarios ha arrojado otros diez casos de momento, a la espera de conocer el resultado de los test a sus contactos estrechos.
En todos estos casos, y en muchos más que saldrán en los próximos días, no ha habido ningún hospitalizado, pero los centros médicos están en cuadro. En Málaga, por ejemplo, han tenido que contratar de urgencia a 48 sanitarios para paliar el periodo de aislamiento de los contagiados. Esta nueva ola del virus no parece de momento tan preocupante como las anteriores en el ámbito sanitario, pero sin duda lo va a ser en el aspecto laboral.
Los sanitarios, por su contacto estrecho con los contagiados, son el canario en la mina de este problema, estimulado por la especial contagiosidad de la variante ómicron del SARS-CoV-2, que algunos estudios preliminares cifran que puede ser entre un 25% y un 50% más transmisible que la variante delta, que a su vez era un 50% más transmisible que alfa, que a su vez era un 50% más contagiosa que el virus que se detectó originalmente en China.
Cuatro millones de bajas en dos años
Desde que comenzó la pandemia hasta el pasado mes de mayo, se concedieron algo más de cuatro millones de bajas por contagio de coronavirus o por aislamiento, prácticamente 9.500 cada día. Como es lógico, la curva de evolución de estas incapacidades temporales coincide a la perfección con las olas epidémicas en cada momento.
Hasta que la vacunación comenzó a extenderse, la saturación hospitalaria y la cantidad de fallecidos centraban todo el foco informativo. Ahora que la gravedad de la enfermedad y especialmente la letalidad entre los vacunados son mucho más bajas, cabe preguntarse si el impacto en el ámbito laboral será incluso mayor que en el sanitario.
Los datos específicos de bajas asociadas al covid son del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y llegan hasta la cuarta ola, pero la sexta no será una excepción en el aluvión de bajas. Con los datos detallados hasta mayo, dos de cada tres bajas se concedieron por aislamiento mientras que el resto fueron por un contagio directo.
Las cifras son de número de bajas y no de trabajadores afectados, ya que en algún caso un mismo empleado puede haber solicitado ambas y contabilizar así dos veces. Según los datos de Inclusión actualizados a septiembre de este año, la cifra total de procesos iniciados asciende a 3,2 millones, un 1,67 por cada 1.000 trabajadores protegidos. Y la duración media de estas bajas es de dos semanas.
Pero no todos los sectores se han visto igualmente afectados.
El precedente británico
En Reino Unido, que ha batido esta semana su récord histórico de contagios, los ministros han empezado a advertir el problema que se les viene encima. En una economía ya acuciada por la falta de determinados productos o el déficit de transportistas, la ola de ómicron puede ser devastadora aún sin enviar a nadie a la UCI. "El mayor reto para el personal ahora mismo va a ser el número de gente de baja por enfermedad", dijo esta semana a 'The Guardian' la doctora Katherine Henderson, presidenta del Royal College of Emergency Medicine.
Además del sector sanitario, en Gran Bretaña se teme especialmente por la educación, la industria, el transporte y la hostelería.
En nuestro país podemos ir poniendo a remojar nuestras barbas. Este viernes, el vicerrectorado de la Complutense escribió a los profesores pidiendo flexibilidad con los estudiantes procedentes de colegios mayores, ya que se han detectado importantes brotes: 70 personas en el Teresa de Jesús, 29 en el Europa, 7 en el Nebrija y 5 en el Covarrubias. Estas detecciones han sido posibles gracias al esfuerzo diagnóstico de la universidad por medio del Proyecto CovidLot, que viene realizando pruebas PCR semanalmente a los estudiantes desde la Facultad de Biología.
Hasta la fecha, en España una sección destaca por encima del resto en cuanto a bajas: la de asistencia en establecimientos residenciales. Entre febrero de 2020 y mayo de 2021, el 37,5% de los trabajadores (calculado sobre la afiliación media) estuvo de baja alguna vez por covid-19. En total hubo más de 100.000 bajas, la mayoría de ellas (90.000) por aislamiento y no por infección.
Las actividades sanitarias están cerca: tuvieron un 27,4% de bajas en ese mismo período. En términos absolutos, ninguna otra sección de actividad ha tenido tantas bajas por covid-19: casi 320.000. En porcentaje, otras tres secciones superan el 25%: actividades relacionadas con el empleo, actividades de servicios sociales sin alojamiento y actividades postales y de correos.
Destaca también el caso de las actividades de los hogares como empleado, donde se contabilizan más de 60.000 bajas en el periodo analizado. Sin embargo, no se ha podido calcular bien el peso sobre la media de afiliados, ya que se encuentran de forma mayoritaria en Régimen Especial. Por ello no se muestran esas cifras en los gráficos, como tampoco están las del sector de la agricultura, ganadería o pesca ni las de aquellos que tienen menos de 5.000 afiliados de media al año, donde las tasas de afectados podrían ser menos representativas. Además, en un 10% de las bajas, no se especifica el sector del trabajador.
Las bajas, en detalle
Teniendo en cuenta tanto las bajas por aislamiento como las de infección, tampoco se aprecia una relación fuerte entre el coste salarial medio de cada sector de actividad y el peso de las incapacidades temporales por coronavirus.
Además del trabajo en residencias, otras actividades con mayor exposición al virus como la recogida y tratamiento de residuos o el comercio al por menor, que engloba a los supermercados u otras tiendas con trabajadores de cara al público, sí que aparecen entre los empleos con más incidencia de bajas laborales y a su vez, con menor coste salarial para las empresas.
Por el contrario, otras profesiones mejor pagadas y en las que es más sencillo aplicar medidas de prevención como el teletrabajo, se sitúan en menor medida entre las tasas elevadas de bajas por coronavirus. Sin embargo, hay un gran bloque intermedio para el que no existe un efecto claro entre salario y tasa de infección.
A nivel territorial, las provincias del norte son las que más han sentido el impacto del covid en el mercado laboral en lo que a bajas se refiere. En todo el País Vasco, una de cada cuatro personas en edad de trabajar ha dejado de ir en algún momento a causa del virus, al igual que en Lleida y Navarra.
Por el contrario, Canarias y Galicia son las comunidades donde menos bajas se han tramitado durante la pandemia, entre un 8% y un 12%, respectivamente. En ambas, el impacto global de la pandemia ha sido menor que en resto del territorio.
El 6 de diciembre, una comida de Navidad entre trabajadores de la UCI del Hospital Regional de Málaga provocó un brote de covid-19 que, desde entonces, ha afectado a 95 profesionales sanitarios. Menos de dos semanas después, otros tres brotes han aparecido en los departamentos de digestivo, neurocirugía y medicina interna del hospital malagueño, que ya reúne a 121 contagiados.
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