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El final del estado de alarma revive el crédito al consumo: aumenta en 3.000 millones
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Entre mayo y junio

El final del estado de alarma revive el crédito al consumo: aumenta en 3.000 millones

El final de las restricciones y el inicio del verano marcan otro hito en la recuperación: los hogares vuelven a solicitar crédito para consumir

Foto: El consumo se reactivó con el final del estado de alarma. (EFE)
El consumo se reactivó con el final del estado de alarma. (EFE)
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La demanda interna se ha convertido en el gran motor de crecimiento en esta fase de la crisis una vez se ha levantado el estado de alarma. Las exportaciones siguen atascadas, en gran medida por la lenta recuperación del turismo internacional, de modo que las compras de los hogares se han convertido en el soporte de la reactivación. Uno de los indicadores que mejor muestran la disposición de las familias al consumo es el del crédito bancario, no solo porque indica la evolución de la demanda interna, sino porque también da pistas sobre la confianza de las familias en el futuro económico.

Desde el final del estado de alarma, el crédito al consumo en España se ha elevado en 3.000 millones de euros (suma de mayo y junio). Esto es, préstamos de las entidades financieras a las familias destinados a la compra de bienes o servicios de consumo, ya sean coches, bienes del hogar o el pago de las vacaciones. Esta categoría excluye los créditos para la compra de vivienda.

Foto: Un hostelero de Benidorm, donde el turismo siempre ha tenido gran importancia. (Sergio Beleña)

Este incremento del crédito al consumo es uno de los mayores registrados en los meses de mayo y junio. Tradicionalmente, se trata de meses en que el saldo deudor de las familias crece, ya que se realizan inversiones o se piden préstamos para adelantar el pago de las vacaciones de verano. Este patrón se ha vuelto a repetir este año, lo que indica una cierta normalización del comportamiento de los consumidores tras el estado de alarma. De hecho, la quinta ola del virus no está afectando al consumo de los hogares ni al turismo interior.

En concreto, según los registros del Banco de España, el crédito al consumo aumentó en 3.160 millones de euros, cifra que está muy próxima a los 3.320 millones del año 2018 y de 2007, los dos datos más elevados de toda la serie histórica. En el caso de 2018, la fase de la recuperación ya estaba muy avanzada y el consumo de las familias crecía claramente más rápido que sus ingresos. En 2007 fue cuando terminó de inflarse la burbuja inmobiliaria y el crédito fluía sin control.

[Panel, los principales indicadores de la economía española]

En esta ocasión, el aumento del crédito responde a un proceso de normalización del consumo. De hecho, es previsible que, dado el ritmo de recuperación del empleo y la masa salarial, el ahorro de los hogares siga siendo notable (el dato del segundo trimestre se publicará el próximo 30 de septiembre). Durante la crisis, el ahorro de las familias se disparó como consecuencia de las restricciones y las políticas de protección de rentas, en especial los ERTE y el cese de actividad de los autónomos. Llegó hasta tal punto que en el segundo trimestre de 2020, durante el gran confinamiento, supuso casi el 27% de la renta de las familias. Esto es, se ahorró más de uno de cada cuatro euros de ingresos.

El aumento del crédito al consumo en las últimas semanas revela que las familias quieren consumir y que no todas están en la misma situación financiera. Mientras que una parte de los hogares ha podido ahorrar y ahora tiene un colchón para realizar estas compras, otros están en una situación delicada y necesitan recurrir al crédito para financiar sus compras.

Foto: Una mujer espera ante una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

Con este incremento del crédito al consumo de mayo y junio, el saldo deudor de las familias supera los 93.800 millones de euros. Con esta cifra, se superan ya los niveles registrados antes de la pandemia. Es importante recordar que se trata de deuda bruta, no del saldo financiero de las familias. La realidad es que los hogares salen de la crisis del coronavirus con una situación financiera muy sólida gracias a la gran cantidad de ahorro forzoso que han acumulado, y que se sitúa cerca de los 60.000 millones de euros. De ahí que el aumento actual del crédito al consumo no suponga un riesgo macroeconómico.

En mayo y junio, el crédito para la compra de vivienda también se incrementó, aunque en una cifra inferior: 2.000 millones adicionales, lo que supone un avance del 0,4%. Sin embargo, son datos también positivos si se tiene en cuenta que en estos meses habitualmente se ralentiza la concesión de hipotecas. Este año, el incremento del saldo deudor indica que muchas operaciones se han cerrado con el final del estado de alarma. Sin duda, el sector de la construcción es uno de los que están más retrasados en la recuperación, por lo que necesita que el mercado crediticio vuelva a florecer.

La demanda interna se ha convertido en el gran motor de crecimiento en esta fase de la crisis una vez se ha levantado el estado de alarma. Las exportaciones siguen atascadas, en gran medida por la lenta recuperación del turismo internacional, de modo que las compras de los hogares se han convertido en el soporte de la reactivación. Uno de los indicadores que mejor muestran la disposición de las familias al consumo es el del crédito bancario, no solo porque indica la evolución de la demanda interna, sino porque también da pistas sobre la confianza de las familias en el futuro económico.

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