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Los 'sabios' de Macron recomiendan dejar de vincular las pensiones al IPC
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PROPUESTAs PARA el futuro de FRANCIA

Los 'sabios' de Macron recomiendan dejar de vincular las pensiones al IPC

El panel de expertos encargado por el presidente galo avala su polémica reforma. Propone introducir un factor de sostenibilidad como el de Rajoy, que Sánchez acaba de eliminar en España

Foto: El presidente de Francia, Emmanuel Macron. (EFE)
El presidente de Francia, Emmanuel Macron. (EFE)

Francia aún puede cambiar. Al menos así lo cree Emmanuel Macron, que desde su llegada al Elíseo se ha enfrentado a casi todos los sectores de la sociedad gala para acabar con los intereses creados que perviven en el país desde hace décadas. El resultado: pocas medidas y muchas huelgas. La más larga, entre diciembre de 2019 y enero de 2020, puso la nación en pie de guerra por la reforma de las pensiones. El presidente dio entonces una de cal y otra de arena: aprobó por decreto la norma, pero encargó a un 'comité de sabios' que emitiese sus recomendaciones para tratar de legitimarla. Casi dos años después, la reforma se encuentra paralizada y el informe se acaba de conocer.

La Francia que dibujan los 26 expertos, capitaneados por el Nobel Jean Tirole y el ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional Olivier Blanchard, es muy similar a la que sueña Macron: menos burocracia, un sistema fiscal simplificado y armonizado con Europa, una economía descarbonizada y un mercado laboral adaptado a las disrupciones tecnológicas.

Foto: Manifestación contra las pensiones en París. (Reuters)

Los 'sabios' califican de "excelente punto de partida" la actual propuesta sobre las pensiones e incluyen una recomendación que el ministro español de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, habrá leído con atención: el IPC resulta insuficiente como referencia para actualizar el cálculo de la jubilación. Ahí está la madre de todas polémicas, así al norte como al sur de los Pirineos. Se conoce como factor de sostenibilidad, aunque los eufemismos abundan.

En plena polémica sobre la reforma en España, el panel de economistas de Macron toma partido, sin pretenderlo, por una de las dos alas del Gobierno que preside Pedro Sánchez: la que, como Escrivá, aboga por incluir la esperanza de vida y la proporción entre asalariados y pensionistas en la ecuación. "Hay mejores maneras de indexar las futuras pensiones que el nivel de precios (...). Por ejemplo, pueden ser calculadas con los salarios menos la ratio de dependencia del sistema [el número de beneficiarios entre el número de contribuyentes] a través de un factor de sostenibilidad", se afirma en el tercer capítulo del informe, dedicado al desafío demográfico. Y cita cuatro modelos: Australia, Alemania, Portugal... y España.

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)

Los expertos de Macron se refieren al mecanismo introducido por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2013, que quedó en suspenso hasta 2023 ante la gran oposición popular. El actual Ejecutivo lo ha derogado en el acuerdo sobre el primer tramo de la reforma, rubricado el pasado 1 de julio por la patronal y los sindicatos, y que garantiza la indexación con base en el IPC. Pero queda un segundo asalto, y la propuesta de Escrivá consiste en introducir un elemento similar, al que ha llamado mecanismo de solidaridad intergeneracional, cuyo efecto sobre el retiro de los 'baby boomers' resulta incierto.

La pirámide poblacional no perdona, y los principales países europeos, que presentan —junto a Japón— la media de edad más elevada del mundo, tienen por delante una ambiciosa tarea: hacer sostenible un sistema al que la parte más ancha del dibujo dejará de contribuir en los próximos años, para convertirse en receptora. ¿Cómo pagar las pensiones de los nacidos durante la explosión demográfica de los años sesenta y setenta sin que el modelo quiebre? España va por delante de Francia en muchos aspectos, gracias a las reformas de los anteriores gobiernos, que promulgaron la simplificación de los regímenes especiales o la elevación progresiva de la edad de jubilación, hasta alcanzar los 67 años en 2027. Por ahí van, precisamente, las recomendaciones de los expertos para el país vecino.

El panel cree que es hora de repensar el sistema "injusto e incomprensible" de 1945, basado en numerosos regímenes especiales

Frente a la vaguedad de los dos primeros capítulos del informe, que tratan sobre el cambio climático y la desigualdad, los 'sabios' de Macron proponen en el tercero una "reforma estructural", con medidas muy concretas, para el sistema de pensiones. Aunque reconocen como positivos los cambios emprendidos entre 1993 y 2014, que —como en España— han endurecido las condiciones de cálculo de la prestación, el panel considera que es hora de repensar desde la base el sistema "injusto e incomprensible" diseñado en 1945, cuando De Gaulle encabezaba el Gobierno provisional de la Francia liberada. Lo primero: integrar en la Seguridad Social los regímenes que otorgan "privilegios", aseguran, a trabajadores de ámbitos tan dispares como la Ópera de París o la compañía nacional de trenes SNCF. Estos últimos paralizaron el país en protesta contra la reforma de Macron.

El comité, formado mayoritariamente por economistas, avala los principales aspectos del polémico decreto, que le costó el puesto al ex primer ministro Édouard Philippe. Defiende el modelo unico propuesto por el presidente, en el que cada trabajador, independientemente de su profesión, va acumulando puntos a lo largo de su vida laboral, de manera que cada uno de ellos da derecho a un mismo retorno a la hora de la jubilación. Esto supondría acabar con un sistema que, a juicio de los expertos, "es percibido como injusto, porque la misma contribución genera diferentes prestaciones en función del régimen".

Sin embargo, advierten de que la propuesta de Macron "puede y debe ser mejorada" para garantizar la eficiencia y transparencia del sistema. Entre las propuestas, no solo está el factor de sostenibilidad, sino la adopción de un mecanismo que permita establecer una relación más clara entre la contribución al sistema y los puntos recibidos. Sobre la extensión de la edad de jubilación, el panel considera que es "inevitable" si continúa aumentando la longevidad, pero propone un sistema alternativo al del presidente. En lugar de establecer un único umbral para todos los trabajadores, que el Gobierno ha llamado 'edad de equilibrio' y pretende recalcular cada año en función de la esperanza de vida, el documento pide tener en cuenta las condiciones laborales de cada sector y establecer un modelo más flexible.

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)

El objetivo de los expertos es acercar la edad real de jubilación a la edad teórica. Ambas se sitúan en Francia entre las más bajas de Europa: 60,5 y 62 años, respectivamente, aunque la prestación completa solo se recibe si se trabaja hasta los 66 años. El panel aboga por profundizar en ese modelo para generar incentivos que logren extender aún más el momento en que los franceses se retiran, y defiende una política redistributiva que suponga el incremento de las pagas más bajas. En conjunto, sin embargo, recomienda una paulatina moderación que garatice la sostenibilidad: "Para equilibrar el sistema, hay que reducir el crecimiento de la cuantía de las pensiones". Y lanza una advertencia: "Sin apoyo popular, las reformas están condenadas a fracasar". En Francia, esto supone la cuadratura del círculo.

Los chalecos amarillos no tenían razón

Las discrepancias con el proyecto del presidente se hallan más en la forma que en el fondo, como sucede con el resto de los aspectos que analiza el documento. Otro ejemplo es la política energética. Los expertos avalan la polémica tasa al carbono que provocó la revuelta de los chalecos amarillos, un movimiento de trabajadores de las zonas rurales surgido en 2018 para hacer frente a la subida de los combustibles. Sin embargo, advierten de que es necesario compensar a los perdedores de la transición ecológica, con un matiz: los subsidios deben resarcir los perjuicios sufridos, pero no desincentivar la búsqueda de alternativas de cara al futuro. Y en ningún caso pueden beneficiar a las industrias que han tenido tiempo para adaptarse y no lo han hecho. La propuesta choca frontalmente con la política emprendida durante los últimos años en España. Pero no es la única: también defienden medir muy bien los costes de las renovables antes de acometer nuevas inversiones y acompañar estas fuentes de energía con la nuclear mientras dure la vida útil de las centrales.

En el bloque dedicado a la equidad, los 'sabios' reconocen que la percepción de la desigualdad está creciendo en Francia, pese a tratarse de un referente de políticas sociales en Europa y uno de los países donde menos ha aumentado la brecha entre ricos y pobres tras la Gran Recesión de 2008. Para atajar el sentimiento de desamparo que sufre una parte de la sociedad, amenazada por la depauperación de las condiciones de trabajo y la angustia ante las transformaciones tecnológicas, proponen reformar el sistema educativo inspirándose en el exitoso modelo finlandés, mejorar la financiación de las escuelas con un elevado porcentaje de alumnos en situación de exclusión, especialmente inmigrantes, y fortalecer los programas de capacitación laboral y formación profesional, con una mayor presencia de las empresas en el proceso. Todas estas ideas conducen a un concepto abstracto, pero que haría las delicias del 'precariado': crear "buenos trabajos". Los expertos piden abrir el debate sobre gravar a los robots, aunque no especifican cómo.

El panel propone una revolución en el impuesto de sucesiones para evitar que beneficie a los ricos, como hasta ahora

El apartado fiscal también es muy genérico. El informe recuerda que Francia es uno de los países europeos con unos impuestos más altos —el tipo máximo del IRPF supera el 55%—, por lo que existe poco margen para subirlos. Sin embargo, aboga por mejorar la recaudación a través de nuevas figuras impositivas relacionadas con la transición ecológica, una simplificación del sistema que elimine muchas de las actuales exenciones y una lucha efectiva contra el fraude fiscal. Estas líneas maestras bien podría firmarlas la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para la reforma que prepara en España. Los expertos se suben a la ola que recorre el mundo tras la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos y aplauden la imposición de un tipo mínimo de sociedades como el acordado en el G-7.

La novedad llega al abordar la inequidad entre los jóvenes. Mientras la mitad de los países europeos carece de él y muchas regiones españolas lo tienen bonificado, el panel propone una revolución en el impuesto de sucesiones para evitar que beneficie a los ricos, como —apostilla— sucede ahora. Pide que no se grave la herencia, sino al beneficiario, y que sea progresivo en función del valor acumulativo de los bienes que este vaya recibiendo a lo largo del tiempo. Además, propone que la recaudación sea destinada específicamente a programas de fomento de la igualdad de oportunidades. Macron prometió a los elegidos independencia y estos han tomado sus palabras al pie de la letra. En plena lucha por captar al votante tradicional de la derecha para repetir mandato en las presidenciales de 2022, esta reforma no gustará nada al electorado conservador.

De hecho, el panel incluye figuras destacadas del pensamiento progresista, como Paul Krugman, pero ha sido criticado por la izquierda al no recoger las ideas heterodoxas de Thomas Piketty, el economista francés más mediático del momento, que propone el regreso a un socialismo renovado. Entre los ponentes, procedentes de Francia, el resto de Europa y Estados Unidos a partes iguales, se encuentra la española Mar Reguant, coordinadora del capítulo dedicado al cambio climático. "Nos animó a cambiar el mundo", declaró la profesora al diario 'El País' tras el primer encuentro de los 'sabios' con Macron, en mayo de 2020. La tarea inmediata del líder galo también se antoja ingente, pero mucho más prosaica: primero deberá demostrar que se puede cambiar Francia.

Francia aún puede cambiar. Al menos así lo cree Emmanuel Macron, que desde su llegada al Elíseo se ha enfrentado a casi todos los sectores de la sociedad gala para acabar con los intereses creados que perviven en el país desde hace décadas. El resultado: pocas medidas y muchas huelgas. La más larga, entre diciembre de 2019 y enero de 2020, puso la nación en pie de guerra por la reforma de las pensiones. El presidente dio entonces una de cal y otra de arena: aprobó por decreto la norma, pero encargó a un 'comité de sabios' que emitiese sus recomendaciones para tratar de legitimarla. Casi dos años después, la reforma se encuentra paralizada y el informe se acaba de conocer.

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