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El FMI avisa: Europa lleva tres décadas desmontando el impuesto sobre sociedades
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Un agujero para la recaudación

El FMI avisa: Europa lleva tres décadas desmontando el impuesto sobre sociedades

La carrera de los países para atraer inversión ha llevado a una rebaja generalizada de los impuestos sobre sociedades y las estrategias fiscales de las multinacionales han terminado por dar la puntilla a la recaudación

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Desde los años noventa, los países han protagonizado una carrera para desmontar el impuesto sobre sociedades y atraer así inversión internacional. Fueron esos los años de la gran expansión de la globalización, con la apertura del mundo occidental a Asia, culminada con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. Desde entonces, una de las premisas de los gobiernos ha sido captar inversiones internacionales por la vía de las bajadas de impuestos. Esta carrera todavía no está acabada, ya que Francia, Bélgica, Países Bajos y Suecia han anunciado futuros recortes en los próximos años.

El resultado está siendo el desmontaje de la imposición sobre los beneficios empresariales en todo el mundo. Al mismo tiempo, las empresas multinacionales están perfeccionando sus estrategias fiscales para reducir la tributación a través de prácticas que en muchos casos rozan, e incluso superan, la línea de la ilegalidad. Para ello utilizan fórmulas, como los precios de transferencia y préstamos intragrupo, con los que consiguen vaciar de beneficios las matrices situadas en países con una fiscalidad más elevada para llevarlos a las jurisdicciones donde tienen unos tipos más reducidos, o localización de los activos de propiedad intelectual en países con baja tributación.

Foto: La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. (EFE)

La suma de ambos factores ha provocado una caída de la recaudación de la tributación de las empresas mientras sus beneficios han seguido creciendo, ganando peso en el PIB. Esto ha llegado a una situación límite con la pandemia, ya que los Estados necesitan recursos para financiar la lucha contra la crisis sanitaria y económica. Los países del G-7 están cerca de alcanzar un acuerdo para establecer un tipo mínimo en el impuesto sobre sociedades que impida a las empresas y los países rebajar su factura fiscal más allá de un umbral fijado a escala internacional.

En este contexto, el Fondo Monetario Internacional ha elaborado un estudio sobre la fiscalidad en Europa en que muestra el desmontaje generalizado del impuesto en las últimas décadas. Así resume el FMI las conclusiones de su estudio: “La fuerte competencia fiscal entre países y la importante transferencia transfronteriza de beneficios [erosión de bases imponibles] por parte de las multinacionales han generado distorsiones y reducido los ingresos fiscales a pesar de la participación creciente de los beneficios empresariales en el PIB”.

Se ha producido un viraje en la tributación desde las empresas hacia los hogares

Esto significa que en las últimas décadas se ha producido un viraje en la tributación desde las empresas hacia los hogares (con subidas en los impuestos sobre la renta y el consumo). A principios de los noventa, los tipos impositivos sobre los beneficios empresariales en los países europeos desarrollados se situaban por encima del 40%. Tres décadas después, los tipos impositivos están en el entorno del 21%, esto es, apenas la mitad.

Esta espectacular bajada de los tipos legales muestra el resultado de la competencia entre países para atraer capital. Sin embargo, como las bajadas se han producido en todos los países, el resultado es que no han conseguido mejoras relativas. En el caso de España, por ejemplo, se mantiene como uno de los territorios europeos con un tipo impositivo más elevado. Lo que sí ha provocado esta competencia a la baja de impuestos es una importante pérdida de recaudación.

En los países europeos, el beneficio operativo de las empresas ha crecido en dos puntos del PIB en las dos últimas décadas. Esto es, han crecido más las ganancias que la economía. Sin embargo, la aportación del impuesto sobre sociedades se ha reducido desde entonces. “La tendencia decreciente de rebajas del impuesto refleja una variedad de efectos, pero es un reflejo de la competencia fiscal”, explica el FMI.

Foto: La ministra de Hacienda María Jesús Montero (i) conversa con el diputado popular y exministro Cristóbal Montoro. (EFE)

Las multinacionales han sido incluso más ambiciosas que los Estados en la rebaja de impuestos y han desarrollado estrategias fiscales agresivas para reducir al mínimo su factura fiscal. Las técnicas de erosión de las bases imponibles (llevarse beneficios a los países con más ventajas fiscales) han provocado situaciones rocambolescas, como que Netflix pagara en España 3.146 euros en concepto de impuesto sobre sociedades en el año 2018.

El resultado es que las multinacionales terminan pagando una cantidad muy inferior a sus beneficios reales en los países. En España, por ejemplo, el tipo impositivo de sociedades se sitúa en el 25%, pero el tipo efectivo que pagan las empresas está por debajo del 20%. Es importante señalar que se trata de un cálculo sobre bases imponibles en el territorio nacional, esto es, se descuentan los ingresos de las filiales en el exterior de las multinacionales españolas, para no caer en la trampa de la doble imposición.

En otros países, la diferencia es muy superior. En Países Bajos, uno de los Estados que captan bases imponibles de otras jurisdicciones gracias a su fiscalidad favorable, la distancia del tipo impositivo al tipo efectivo es de más del doble. Esto es, las empresas terminan ahorrándose la mitad de la factura fiscal que pagarían cumpliendo con el tipo impositivo legal.

Uno de los datos más reveladores del estudio del FMI es la correlación inversa entre el peso de los beneficios empresariales declarados en cada país y el tipo de gravamen. En los países donde la presión fiscal es más alta, los beneficios declarados son menores, ya que se concentran en las jurisdicciones más favorables. Un nuevo indicio de la erosión de bases imponibles para reducir la factura fiscal.

Las empresas domésticas compiten en desigualdad frente a las multinacionales

Gracias a esta estrategia, las multinacionales consiguen una ventaja desleal respecto a las empresas nacionales, más pequeñas, que no tienen esa capacidad para reducir su tributación. “La evidencia empírica sugiere que los beneficios de las multinacionales son menos gravados que los de sus competidores domésticos”, señala el FMI.

“Las empresas domésticas compiten en desigualdad y los ciudadanos perciben que el sistema fiscal de las empresas es injusto”, advierte el Fondo en su estudio. Por este motivo, señala que es “más urgente que nunca poner un freno a la competencia fiscal excesiva y luchar contra la evasión de impuestos”.

El FMI hace un recopilatorio de la literatura existente sobre el impacto de la pérdida de recaudación por el traslado de beneficios entre países. Según las diferentes estimaciones, la pérdida de recaudación total oscila del 5,1% de los ingresos globales (Beer, de Mooij y Liu, 2020) hasta el 23% (Cobham y Jansky, 2018). En cualquier caso, se trata de cantidades muy relevantes para muchos países europeos. Para España, la pérdida de recaudación oscilaría entre el 2% y el 24% (Clausing, 2016). Esto es, los ingresos perdidos podrían suponer unos 5.000 millones de euros anuales.

Desde los años noventa, los países han protagonizado una carrera para desmontar el impuesto sobre sociedades y atraer así inversión internacional. Fueron esos los años de la gran expansión de la globalización, con la apertura del mundo occidental a Asia, culminada con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. Desde entonces, una de las premisas de los gobiernos ha sido captar inversiones internacionales por la vía de las bajadas de impuestos. Esta carrera todavía no está acabada, ya que Francia, Bélgica, Países Bajos y Suecia han anunciado futuros recortes en los próximos años.

Fondo Monetario Internacional (FMI)
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