Ajuste a la vista: el FMI sitúa España entre los países con más déficit público tras la crisis

La ‘pandemia económica’ provocada por el coronavirus dejará secuelas estructurales sobre las cuentas públicas españolas que el Gobierno de turno tendrá que corregir en el futuro próximo con subidas de impuestos o recortes del gasto. O ambas al mismo tiempo. El FMI ha publicado este miércoles su Monitor Fiscal en el que actualiza las previsiones de las cuentas públicas para el próximo lustro. España saldrá de la crisis como el tercer país desarrollado con mayor déficit público, solo por detrás de Bélgica y Estados Unidos. Eso significa que la crisis dejará un impacto estructural sobre las cuentas públicas y que para corregirlo será necesario un ajuste fiscal.

El Fondo prevé que España irá reduciendo su déficit de forma relativamente rápida durante los tres próximos años, pasando del 11% con el que cerró el año 2020 hasta el 4,3% en 2024. Sin embargo, ese será el suelo del déficit de España, el del 4,3%, nivel que no conseguirá rebajar en el resto del horizonte de proyecciones del FMI. Esto significa que el saldo presupuestario negativo será claramente muy superior al umbral del 3% que marcan las reglas europeas. Lo que significa que el FMI estima que el país habrá alcanzado ahí su nivel estructural de déficit, ligeramente por encima de los 60.000 millones de euros anuales y para seguir bajándolo serán necesarios los ajustes.

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Por el contrario, la mayor parte de países europeos ya estarán por debajo del umbral del 3% de déficit en 2023. Para la eurozona, el FMI estima que el déficit será del 6,7% este año y llegará al 2,3% en 2023. La vuelta a los números verdes estará liderada por Alemania, que ya en ese año 2023 tendrá superávit.

En el caso de España, el FMI considera que el aumento del déficit es consecuencia del crecimiento del gasto público, que en buena medida se convertirá en estructural. Durante la crisis de Lehman Brothers se demostró lo complicado que es recortar el gasto público una vez que ha aumentado, lo que invita al FMI a pensar que una parte se quedará de forma estructural. Además, el envejecimiento de la población obligará a mantener un gasto sanitario elevado así como unas prestaciones públicas más altas por el pago de las pensiones.

El resultado es que el Fondo estima que el gasto público se asentará por encima del 43%, esto es, dos puntos por encima del nivel estructural previo a la pandemia. Sin embargo, los ingresos públicos se mantendrán estables, en el entorno del 39%. Como consecuencia, la brecha entre ingresos y gastos elevará el déficit por encima del 4% del PIB.

Si finalmente se cumplen las previsiones del FMI y España sale de la crisis con un déficit estructural superior al 4%, requerirá de importantes ajustes en el medio plazo. Para recortar este saldo negativo y, además, para empezar a reducir la deuda pública, sería necesario un ajuste presupuestario de unos dos puntos del PIB. Sirva como comparativa que todas las subidas de impuestos aprobadas en los presupuestos de 2021: sociedades, IRPF, IVA a los productos azucarados, impuesto a las primas de seguros, endurecimiento de la lucha contra el fraude y la creación de tres figuras nuevas: impuesto digital, financiero y al plástico, recaudarán apenas el 0,5% del PIB en el mejor de los casos.

El FMI insiste en el Monitor Fiscal en la importancia de mantener las políticas expansivas mientras dure la crisis. Según sus cálculos, estas medidas han evitado una recesión que habría sido tres veces superior como consecuencia de la pandemia. De ahí la importancia de mantener los estímulos fiscales mientras dure la crisis sanitaria y hasta que la recuperación esté encaminada.