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El ascenso de Yolanda Díaz: de azote del Pacto de Toledo a ‘vicepresidenta consenso’
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Nueva figura referente de Podemos

El ascenso de Yolanda Díaz: de azote del Pacto de Toledo a ‘vicepresidenta consenso’

La ministra de Trabajo ha pasado de ser una cara desconocida para los votantes a una de las más reconocidas y valoradas del Consejo de Ministros por capacidad de negociación y su papel en la crisis

Foto: La ministra Yolanda Díaz en un acto de campaña en A Coruña en febrero de 2020. (EFE)
La ministra Yolanda Díaz en un acto de campaña en A Coruña en febrero de 2020. (EFE)

En poco más de un año en el Gobierno, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha conseguido una gran notoriedad pública acompañada, cosa difícil en la política, de una buena valoración de los ciudadanos. Desde hace meses es el valor en auge dentro de Unidas Podemos y ahora es también candidata a vicepresidenta. El líder de la formación, Pablo Iglesias, le ha cedido el testigo para ocupar el máximo cargo público que ha ostentado Unidas Podemos desde su creación, la vicepresidencia segunda del Gobierno. Todo parece encaminado una vez que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abierto la puerta a este movimiento al reconocer que existe “una vicepresidencia segunda que representa a Unidas Podemos en el Gobierno" y que "no va a haber ningún problema ni ningún malentendido”.

El camino de Díaz hacia la vicepresidencia se despeja por momentos, aunque quedan algunas incógnitas por aclarar. La más importante es cómo se resolverá el equilibrio de poder con Nadia Calviño, vicepresidenta tercera y supervisora de todas las decisiones económicas del Gobierno. En las cuestiones de la política, estos gestos tienen una gran relevancia, pero parece complicado que el presidente quiera frenar el auge de Díaz.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ocupará la vicepresidencia segunda en sustitución de Pablo Iglesias y será la candidatura de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. (EFE)

La ministra era una gran desconocida en la política nacional cuando entró en el Gobierno en enero de 2020. Hasta ese momento, su gran acción en el Congreso de los Diputados fue dinamitar el Pacto de Toledo cuando estaba a punto de cerrar sus recomendaciones. Fue en febrero de 2019, después de que Sánchez adelantara las elecciones tras perder la votación para la aprobación de los Presupuestos. Los partidos habían cerrado el borrador del acuerdo en las semanas previas y ya solo quedaba la firma definitiva. Sin embargo, ante el inicio de la campaña electoral, Unidas Podemos optó por introducir enmiendas a todas las recomendaciones y finalmente se levantó de la mesa. La portavoz de Unidas Podemos en la comisión era Yolanda Díaz.

En poco más de un año al frente del Ministerio de Trabajo, Díaz ha conseguido entrar en la terna de ministros mejor valorados, según las encuestas, con un amplio reconocimiento social. La clave de su éxito se asienta sobre el diálogo y consenso que ha conseguido forjar. En estos tiempos de gran confrontación política y polarización, la ministra ha alcanzado seis importantes acuerdos en el diálogo social pactando con sindicatos y también con las empresas. Entre ellos se encuentran la regulación del teletrabajo o de los 'riders', la subida del SMI a 950 euros o la puesta en marcha de los ERTE.

placeholder La ministra de Trabajo durante el cambio de carteras de 2020. (EFE)
La ministra de Trabajo durante el cambio de carteras de 2020. (EFE)

Este último es, sin duda, el más importante. De hecho, ante una crisis económica, lo normal es que la popularidad del ministro de Trabajo caiga de forma brusca. En esta ocasión, por el contrario, la valoración de Díaz no ha hecho más que aumentar pese al avance del desempleo. La clave está en que en esta ocasión España ha desarrollado una política de protección del empleo inédita en el país: los ERTE extraordinarios de la pandemia. Esta herramienta consiste, básicamente, en descargar a las empresas de sus costes salariales, soportando el Estado el pago de un porcentaje de los salarios y de las cotizaciones sociales.

Se trata de una política social impulsada desde Europa y financiada en parte con fondos comunitarios, ya que las están aplicando casi todos los países de la Unión, independientemente del color del Gobierno de turno. De hecho, previsiblemente en España se habría aplicado una política muy similar con un Gobierno de otro color, ya que esta es la respuesta evidente ante una crisis con unas características particulares, muy profunda, pero corta, que se puede atajar fácilmente con esquemas de protección de empleo temporales. El azar hizo que fuese Díaz la encargada de diseñar y canalizar estas ayudas, que superan los 40.000 millones de euros desde el inicio de la pandemia y, por tanto, quien ha capitalizado este gran rédito político.

La capacidad de acuerdo de Díaz se asienta también sobre la 'procrastinación' de la tarea más importante que tiene por delante su ministerio: la reforma laboral. En más de un año al frente del Ejecutivo, la ministra todavía no ha abordado los cambios en la normativa que levantó el Gobierno de Mariano Rajoy. El ministerio sigue retrasando este momento a pesar de la insistencia de los sindicatos, que ya han celebrado movilizaciones a nivel nacional para exigir a la ministra que “ahora sí toca”. Si ya es difícil conseguir consenso para desmontar la reforma laboral en el diálogo social, lo es mucho más en el seno del Gobierno, donde el ala encabezada por Calviño considera que es imprescindible conservar algunos de los avances introducidos por el anterior presidente.

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Díaz ha optado por dejar correr el tiempo sin abordar la reforma laboral, de modo que ha evitado conflictos que pudieran romper el entendimiento en el diálogo social y en el Consejo de Ministros. Y no será porque no haya tenido opciones. La más importante fue en mayo de 2020, cuando PSOE y UP acordaron con Bildu derogar la reforma laboral de forma urgente. En ese momento, Calviño se movilizó para romper ese pacto en medio de las críticas de Unidas Podemos.

Díaz rechazó seguir la estrategia de Iglesias, quien cargó contra su aliado por romper el pacto que había firmado con Bildu y su formación. Sin embargo, Díaz se desmarcó de la postura de Unidas Podemos y optó por cerrar filas con Gobierno y apagar el fuego creado. Su decisión le sirvió para ganarse apoyos en el seno del Consejo de Ministros y asentar su imagen de ministra conciliadora. Desde entonces se han sucedido los encontronazos entre Unidas Podemos y PSOE, pero Díaz ha optado siempre por dejar las discusiones para la confidencialidad del Consejo de Ministros, asentando así su figura de consenso.

La ministra ha optado por mantener la contrarreforma laboral en el congelador y así mantener el entendimiento

La ministra ha optado por mantener la contrarreforma laboral en el congelador y así mantener el clima de entendimiento en el Gobierno y también en el diálogo social. El resultado es que ya ha pasado más de un año al frente del ministerio sin abordar los trabajos preparatorios para abordar el mandato más importante que tiene por delante. La semana pasada anunció que las conversaciones empezarían de forma inminente, pero los sindicatos siguen esperando su llamada para poner en marcha la mesa de negociación.

Será en este tablero en el que Díaz tenga que demostrar sus dotes de negociación y acuerdo. Las posiciones entre sindicatos y patronal no solo tienen posiciones distantes, además parecen irreconciliables. Los sindicatos ya le han pedido que legisle si no hay acuerdo social. Pero, sin acuerdo social, difícilmente Calviño dará su visto bueno a la contrarreforma laboral. Un auténtico rompecabezas en el que están puestas grandes esperanzas de los votantes de Unidas Podemos.

En poco más de un año en el Gobierno, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha conseguido una gran notoriedad pública acompañada, cosa difícil en la política, de una buena valoración de los ciudadanos. Desde hace meses es el valor en auge dentro de Unidas Podemos y ahora es también candidata a vicepresidenta. El líder de la formación, Pablo Iglesias, le ha cedido el testigo para ocupar el máximo cargo público que ha ostentado Unidas Podemos desde su creación, la vicepresidencia segunda del Gobierno. Todo parece encaminado una vez que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abierto la puerta a este movimiento al reconocer que existe “una vicepresidencia segunda que representa a Unidas Podemos en el Gobierno" y que "no va a haber ningún problema ni ningún malentendido”.

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