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La insostenibilidad del sistema o por qué es necesario invertir para la jubilación
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La insostenibilidad del sistema o por qué es necesario invertir para la jubilación

Los números del sistema público no salen: mayor longevidad y llegada masiva de la generación del 'babyboom' a la jubilación; el número de mayores de 65 años se duplicará en próximas décadas

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Los expertos lo tienen claro. Los ciudadanos no ahorran para la jubilación porque no perciben ninguna necesidad que les haga ver que les conviene tener un plan B en forma de ahorro particular, pero también tienen claro que esa fe ciega en el sistema no es sostenible. Hasta ahora, el sistema público de pensiones mantiene con una elevada generosidad el modelo. Sendos informes el Banco de España y del Instituto de Actuarios Españoles vienen a concluir que la pensión que percibimos al jubilarnos es mayor de lo que hemos aportado al sistema a través de nuestras cotizaciones.

Por otra parte, en España la tasa de reposición o sustitución, que es aquella que cuantifica el nivel de porcentaje del último sueldo que se percibe como pensión, es la más elevada de la UE. Según un informe de Bruselas, un 72% frente al 46,3% que de media perciben en la Unión Europea. “¿Para qué vamos a ahorrar si el sistema nos devuelve un elevado porcentaje?”, se pregunta con ironía el experto en jubilación y pensiones, José Antonio Herce, socio fundador de LoRIS. Lo cierto es que la tasa de reposición tenderá a disminuir y a situarse por debajo del 50% a mediados de siglo, tal y como apunta el gráfico de Ageing Report de la Comisión Europea.

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Herce recomienda indexar la edad de jubilación a la esperanza de vida a partir de 2027, cuando la edad legal de jubilación se situará a los 67 años. “Las nuevas pensiones mensuales van a tener que ser sensiblemente inferiores en proporción a los salarios de cada momento, pero no en términos de valor absoluto. Como se vive más, la masa que se cobra va a ser mayor y la forma de limitarla es reduciendo la tasa de reposición y con jubilaciones más tardías”, asevera.

El escenario es el siguiente. España es el segundo país más longevo, por detrás de Japón, con 83 años. Y subiendo. Por cada década, ganamos a la vida dos años más y a mediados de siglo nos situaremos cerca de los 90, según la OCDE. Mayor longevidad supone mayor probabilidad de sufrir dependencia. Para 2030, el 5% de la población española mayor de 65 años sufrirá gran dependencia, la peor de todas, que requiere de asistencia de terceras personas para las necesidades básicas de la vida, según un estudio de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Así que, no se trata solo de tener dinero para disfrutar de los 20 años que de media tenemos después de jubilarnos, sino también para hacerlo en las mejores condiciones. Pero los números del sistema público no salen con este cambio demográfico (mayor longevidad y llegada masiva de la generación del 'babyboom' a la jubilación), que casi duplicará el número de mayores de 65 años en próximas décadas, cuando habrá menos del dos cotizantes por pensionista, ante la baja tasa de natalidad (1,2 hijos por mujer).

Hay que poner a trabajar el dinero y acumular un buen colchón financiero para disfrutar en las mejores condiciones de nuestro retiro laboral

Con estas mimbres, no queda otra que ahorrar por nuestra cuenta para cubrir ese gap. En los países nórdicos, por ejemplo, la tasa de reposición es del 30% y el resto se aporta a través del ahorro privado, vía planes de empleo (planes de pensiones ofrecidos por empresas a sus trabajadores) y planes de pensiones individuales.

Porque no solo basta con ahorrar. Para metas ambiciosas como es la jubilación hay que poner a trabajar ese dinero para que crezca con el paso del tiempo y acumular un buen colchón financiero para disfrutar en las mejores condiciones de nuestro retiro laboral. “El ahorrador no puede pararse a pensar si el Estado va o no a cubrir sus necesidades en el futuro. Debe tomar decisiones que estén a su alcance. La más importante es tomar la decisión de invertir sus ahorros y que, con el tiempo, trabajen para generar rentas atractivas para el futuro. Es muy importante empezar a ahorrar cuanto antes, desde jóvenes”, recomienda Rafael Amil, director de negocio de Bestinver.

De este modo, para alcanzar esta meta hay que poner el ahorro a trabajar, aquel que no necesitamos a corto plazo debe ser invertido a largo plazo. El tiempo es el gran aliado de las inversiones, el que hace que se revalorice año tras años gracias al efecto del interés compuesto, aquel que hace que el capital invertido crezca de forma exponencial al acumular sobre el principal la rentabilidad obtenida año tras año. “El tiempo es nuestro gran aliado y compañero. Eso, contar con el fondo adecuado a nuestro horizonte temporal y con el equipo de inversión centrado en la gestión, provocará que podamos obtener rentabilidades atractivas a largo plazo en el fondo en el que invirtamos”, añade Amil.

Cuando se dispone de un horizonte temporal amplio el fondo de inversión y el plan de pensiones son idóneos por sus ventajas fiscales

“Hemos descuidado la educación financiera de nuestros jóvenes. Es necesario alfabetizar en cultura financiera y adoptar el prefijo pre, de precautorio, por si acaso, y convertir ese ahorro en previsional”, apunta Herce.

El llamado ahorro complementario para la jubilación tiene muchas formas, pero cuando se dispone de un horizonte temporal amplio el fondo de inversión y el plan de pensiones son idóneos, también por sus ventajas fiscales. El primero, por el llamado peaje fiscal, por el que no se tributa por las ganancias hasta que se reembolsa pudiendo cambiar de fondo tantas veces como se quiera; el segundo, por la desgravación en la renta de las aportaciones, de momento, hasta un límite de 8.000 euros anuales (el Gobierno ha propuesto en los próximos Presupuestos Generales del Estado reducir ese límite a 2.000 euros).

Más apetito inversor

Poco a poco se observa como el ahorrador ha dado paso a un inversor que va asumiendo algo más de riesgo para obtener rentabilidad a sus ahorros en un contexto en el que los bajos tipos de interés han dejado activos más seguros como los depósitos con nula rentabilidad.

“En los últimos años hemos visto cómo el apetito de los inversores ha ido enfocándose sobre activos con algo más de riesgo como la renta variable ante la evidente baja rentabilidad que iban a dar otros productos, como los depósitos o la renta fija. El covid-19 ha podido suponer una pequeña piedra en el camino para la renta variable, pero los mercados son tozudos y al final demuestran que se trata de ser capaces de poner el tiempo encima de la mesa. Llegamos a final de año y muchos índices se aproximan a términos positivos. Es bueno estar invertidos a largo plazo”, señala el directivo de Bestinver.

De este modo, en la última década el peso de los depósitos bancarios y cuentas corrientes en el ahorro financiero de las familias ha caído más de cinco puntos para situarse por debajo del 40%, mientras que la inversión en fondos de inversión ha pasado del 8,4% al 14,1%, según datos del Banco de España.

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“Necesitamos un 'big bang' cultural, regulatorio y de comportamiento para generar el ahorro previsional del futuro. La Seguridad Social está exhausta. No te preguntes qué pude hacer la Seguridad Social por ti, si no qué puedes hacer tú por ella”, concluye Herce.

Los expertos lo tienen claro. Los ciudadanos no ahorran para la jubilación porque no perciben ninguna necesidad que les haga ver que les conviene tener un plan B en forma de ahorro particular, pero también tienen claro que esa fe ciega en el sistema no es sostenible. Hasta ahora, el sistema público de pensiones mantiene con una elevada generosidad el modelo. Sendos informes el Banco de España y del Instituto de Actuarios Españoles vienen a concluir que la pensión que percibimos al jubilarnos es mayor de lo que hemos aportado al sistema a través de nuestras cotizaciones.

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