El 50% de la población ocupada se jubilará en los próximos 15 años

Los intensos cambios demográficos observados en los últimos años —caída en el número de nacimientos o aumento de la longevidad—, así como las dificultades históricas de la economía española para crear empleo, empiezan a pasar factura de una forma significativa. Hasta el punto de que en los próximos 15 años la mitad de la población que hoy está ocupada se encontrará en condiciones de jubilarse. En concreto, 6,36 millones de trabajadores que hoy tienen más de 50 años, y que representan prácticamente el 50% de los 12,81 millones de ocupados que hoy cuentan con menos de 50 años.

Lo relevante no es tanto el número absoluto de trabajadores que podrán jubilarse, sino su peso relativo respecto del conjunto de la población ocupada, por las dificultades históricas que ha tenido este país para crear puestos de trabajo, lo que hace que su contribución al mercado laboral sea enorme. España, de hecho, tiene hoy los mismos empleos (19,17 millones, según la EPA), que en el segundo trimestre de 2005 (19,16 millones), lo que da idea de los problemas de la economía para crear puestos de trabajo. Los últimos datos de la Seguridad Social muestran que la edad media de las altas de jubilación se sitúa en 64,56 años.

El problema se agrava a la luz de las proyecciones sobre la evolución de la población española que acaba de hacer públicas la Comisión Europea, y que reflejan una caída dramática de la población entre 25 y 54 años respecto del total de habitantes hasta el año 2070. En concreto, según el Ageing Report 2021, se pasará del 42,8% actual al 35,2% en 2040, dentro de apenas dos décadas, mientras que al final de la proyección se situará en el 33,5%.

El problema se agrava a la luz de las proyecciones sobre la evolución de la población española que acaba de hacer públicas la Comisión Europea

En la misma línea, y según el informe anual sobre envejecimiento que elabora Bruselas, la población situada entre cero y 14 años tenderá a perder peso respecto del conjunto. Pasará del 19,7% actual al 16,3% en 2040. Es decir, cuando se hayan jubilado los casi siete millones de españoles que hoy tienen un empleo. Por el contrario, según las proyecciones de Bruselas, la población con más de 65 años pasará del 19,5% actual al 29,4% en 2040, y al 32% en 2070, lo que refleja los intensos cambios demográficos que se producirán en las próximas décadas, y que afectarán, como es lógico, a la oferta laboral.

Dos millones menos de ocupados

La Comisión Europea estima que la tasa de crecimiento del empleo será positiva hasta 2030 (0,4%), pero en las décadas siguientes será negativa. Un -0,3% en la década de los cuarenta y de los cincuenta, y una media del -0,2% en las dos siguientes. Esto se traducirá en que España, a partir de 2030, contará con casi dos millones de personas en edad de trabajar menos que ahora.

En concreto, la población situada entre 20 y 64 años pasará de 28,66 a 26,84 millones en 2040. La población activa, es decir, la suma de los parados y los ocupados, de hecho, pasará de los 23,4 millones en 2030 a 20,5 millones en 2050, cuando uno de cada tres españoles tendrá más de 65 años.

La parte positiva es que, presumiblemente, la tasa de paro tenderá a bajar de una forma muy relevante por falta de mano de obra, pero, en sentido contrario, menos población en edad de trabajar significa también mayores tensiones en el mercado laboral, ya sea vía precios (mayores demandas salariales) o productividad, en un contexto de generalización de las prestaciones públicas. Y los datos más recientes del INE (Instituto Nacional de Estadística) no apuntan, precisamente, en la buena dirección para sustituir a los 6,6 millones de trabajadores que se jubilarán en los próximos años.

Según sus proyecciones, en los 15 próximos años, España ganaría 954.497 habitantes, lo que supone un 2%, hasta superar los 48 millones de personas en 2035. En 2070, la población alcanzaría los 50,6 millones, con un incremento de 3,2 millones de personas.

Estos datos incorporan la inmigración como el nuevo yacimiento para atender la demanda de puestos de trabajo por parte de las empresas ante la existencia de un salgo vegetativo negativo, es decir, más defunciones que nacimientos. Como sostiene Estadística, el aumento proyectado de la población se deberá exclusivamente a la inmigración. Y eso produciría que la población nacida en España disminuiría y pasaría de significar el 85,2% del total actualmente a representar el 66,8% dentro de 50 años. Es decir, aproximadamente, uno de cada tres residentes habrá nacido fuera de nuestras fronteras.

La llegada de inmigrantes, como es lógico, está sujeta a múltiples interrogantes, de ahí que las proyecciones difieran de forma significativa. Mientras que Estadística calcula unas 200.000 entradas netas al año, los flujos migratorios netos previstos por la AIReF son muy superiores: por encima de los 400.000 individuos en 2050.

La reducción de la fuerza laboral no es un asunto menor en términos económicos. Como ha puesto de relieve Óscar Arce, director del servicio de Estudios del Banco de España, en diversos informes, menor base fiscal asociada al trabajo, debido la caída en la participación de los salarios en el PIB, provoca un aumento del porcentaje de contribuyentes con tipos efectivos menores. Es decir, la Hacienda pública se resiente. Entre otras razones, porque la acumulación de rentas del capital que se produce en las edades más avanzadas está asociada a menores tipos efectivos en el impuesto sobre la renta.

Igualmente, los patrones de consumo difieren a lo largo del ciclo vital, generando variación en el tipo efectivo sobre el consumo. Son más bajos en prestaciones esenciales, como los productos sanitarios, lo cual también redunda en menores recursos para el Estado, Por último, el envejecimiento poblacional se suele asociar en la literatura económica a menores tasas de empleo e innovación, con un impacto negativo sobre el crecimiento económico.