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Los rebrotes del virus afectan al consumo: recaída del gasto desde finales de julio
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Malas noticias para la recuperación

Los rebrotes del virus afectan al consumo: recaída del gasto desde finales de julio

La segunda oleada del virus ha asestado un golpe de muerte al turismo internacional, pero también está pasando factura a la confianza de las familias, que han frenado las compras en los últimos días

Foto: Tienda de ropa del centro de Madrid cerrada en plenas rebajas. (EFE)
Tienda de ropa del centro de Madrid cerrada en plenas rebajas. (EFE)
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Los datos de compras con tarjetas de crédito y retiradas de efectivo muestran un agravamiento de la crisis económica a finales del mes de julio y los primeros días de agosto. La tendencia de recuperación que vivía España hasta entonces, gracias al impulso de la desescalada, se ha revertido coincidiendo con el agravamiento de la pandemia del coronavirus. En los últimos días se están registrando cifras de nuevos contagios no vistas desde el mes de abril. Es cierto que la pandemia ahora está en una fase muy diferente y que se detectan tantos casos porque se hacen muchas más pruebas PCR, pero la incertidumbre económica ha vuelto con fuerza.

El gasto con tarjetas de crédito y retiradas de efectivo de los cajeros es solo un ejemplo más de los datos de alta frecuencia que evidencian el impacto inicial de los rebrotes sobre la economía. Según los registros de CaixaBank a partir de sus tarjetas de crédito y terminales TPV, el comercio minorista registró en la última semana de julio (del 27 al 2 de agosto) el primer descenso interanual desde el mes de junio. Aunque el descenso fue leve, inferior al 1%, contrasta con el incremento superior al 4% que se registraba hasta principios de julio.

Foto: Tiendas cerradas en Sevilla durante los días de confinamiento. (EFE)

Aunque los focos del virus están controlados, están contagiando a la economía por la vía de la confianza de los agentes económicos. Los datos de la última encuesta de la Comisión Europea elaborada a los consumidores muestran una leve recaída del clima económico en julio respecto a junio. Justo cuando los datos deberían haber experimentado un fuerte repunte gracias a la desescalada y el inicio de la temporada turística, ocurrió todo lo contrario.

El saldo de respuestas optimistas, menos las pesimistas respecto a la evolución económica en los próximos 12 meses, bajó hasta -37 en julio frente al saldo de -33,8 registrado en junio. Este deterioro de la confianza no ocurrió en el conjunto de la eurozona, donde el indicador siguió mejorando. De hecho, España se quedó rezagada en julio respecto al resto del continente, registrando el quinto peor dato, solo mejor que Grecia, Portugal, Eslovaquia y Eslovenia.

[La reapertura económica apenas recupera un 40% de la actividad perdida]

La caída del consumo con tarjetas fue especialmente mala en el sector turístico. Realmente, este año el transporte y la hostelería pueden despedirse ya del verano. Las compras con tarjetas extranjeras en TPV de CaixaBank sufrieron un desplome interanual en la última semana de julio del 58,2%, cifra que es 1,1 puntos peor que la de la semana anterior. No hay mejor indicador que este para comprender el drama que vive el sector turístico.

Pero no solo los viajes extranjeros están pinchando, también los nacionales. El gasto con tarjetas de residentes en transporte en la última semana de julio fue un 25% inferior a la del mismo periodo de 2019 y 8 puntos peor que la de la semana anterior. Estos datos reflejan, por una parte, que los españoles están evitando el transporte público y, por otra parte, que los viajes se han reducido.

Además de la caída en las compras con tarjeta, también han sufrido un fuerte descenso las retiradas de efectivo en cajeros, con una caída del 25% respecto al mismo periodo del año anterior. Este descenso ha sido siete puntos superior al de la semana anterior, pero la brecha asciende a 20 puntos si se compara con los datos que se registraban a inicios de julio.

Estos datos muestran cómo el temor que generan los rebrotes está afectando a la confianza de los hogares y, por extensión, al consumo. A finales de julio todavía quedaban más de un millón de trabajadores en ERTE (expediente de regulación temporal de empleo). A medida que pasan las semanas y queda todavía una gran bolsa de trabajadores sin reincorporarse a su empleo (son casi un tercio del total de parados), el riesgo de un aumento brusco del paro se va consolidando.

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Esta realidad también se ve reflejada en la última encuesta de confianza de la Comisión Europea en el apartado relativo a la evolución del desempleo durante los próximos 12 meses. El saldo de respuestas optimistas menos pesimistas bajó en julio hasta el -50,6%. Esto es, claramente la gran mayoría de los encuestados temen un aumento del paro, y eso a pesar de que desde abril se viene reduciendo el número de desempleados registrados en las oficinas de empleo.

Este temor sobre la evolución futura del mercado laboral explica por qué España ha sufrido un revés en la tendencia de recuperación vivida hasta ahora. La caída del consumo en los últimos días de julio también se explica por el final del efecto 'demanda embalsada' de los hogares. Muchas familias no pudieron completar sus necesidades de consumo durante la cuarentena por el cierre de negocios y tuvieron que posponerlas hasta la reapertura. Este tipo de compras van desde un sencillo corte de pelo hasta la compra de bienes de consumo duradero como muebles o vehículos.

Durante el mes de junio e inicios de julio se registró un importante repunte del gasto en este tipo de bienes o servicios (en especial bienes de consumo duradero), pero a medida que pasan las semanas, esta demanda embalsada se agota y vuelve a la normalidad. Esto también explica por qué los datos más recientes no mantuvieron la tendencia positiva del inicio de la desescalada ni siquiera los relativos a la demanda doméstica. Y supone un augurio peligroso para las próximas semanas.

Los datos de compras con tarjetas de crédito y retiradas de efectivo muestran un agravamiento de la crisis económica a finales del mes de julio y los primeros días de agosto. La tendencia de recuperación que vivía España hasta entonces, gracias al impulso de la desescalada, se ha revertido coincidiendo con el agravamiento de la pandemia del coronavirus. En los últimos días se están registrando cifras de nuevos contagios no vistas desde el mes de abril. Es cierto que la pandemia ahora está en una fase muy diferente y que se detectan tantos casos porque se hacen muchas más pruebas PCR, pero la incertidumbre económica ha vuelto con fuerza.

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