La brecha generacional vuelve a crecer: los mayores ganan un 40% más que los jóvenes
El riesgo de pobreza entre los menores de 30 años triplica el de los mayores de 65. Los problemas de acceso a la vivienda se agravan, extendiéndose también a los treintañeros
La economía española adolece de un grave problema que surgió con la crisis de Lehman Brothers, pero que se está convirtiendo en estructural: el abandono de los jóvenes. A medida que pasa el tiempo y la ‘generación perdida’ va cumpliendo años, los problemas económicos avanzan con ellos, hasta el punto de que golpean ya a la franja de edad entre 30 y 40 años. En el año 2018, cuando la recuperación estuvo afianzada y el sector público volvió a tener un pequeño margen para realizar políticas expansivas, la opción elegida fue mejorar la situación de los pensionistas, ampliando así la brecha existente entre jóvenes y jubilados.
En 2018, el Gobierno de Mariano Rajoy se saltó su propia reforma de las pensiones para subirlas con arreglo al IPC (un 1,7%), elevando este porcentaje hasta el 3% para las pensiones más bajas. Esta subida, unida al efecto sustitución (las nuevas pensiones son más altas que las que causan baja), elevó en nada menos que un 4% la renta anual de los mayores de 65 años, según los datos de la 'Encuesta de Condiciones de Vida' publicada el martes por el INE.
Al contrario que los mayores, los ingresos de los jóvenes se mantuvieron estancados. En el caso del grupo de edad de 16 a 19 años, su renta creció un 1,9% (apenas cubrió la inflación), pero en el grupo de edad de 30 a 34 años, sus ingresos crecieron únicamente un 0,2%. Esto es, si se descuenta la inflación del 1,7%, el resultado es que su renta real se redujo en 2018. Y eso a pesar de que ese año hubo una intensa creación de empleo en estos grupos de edad, pero sus condiciones son tan precarias que la renta media apenas avanza.
El resultado de esta política de abandono de los jóvenes y cuidado de los pensionistas ha vuelto a ampliar la brecha generacional existente en España. Los organismos internacionales han señalado repetidamente que el gasto social se concentra en los mayores, dejando al margen a los jóvenes y las familias. Los datos de 2019 y 2020 probablemente ampliarán esta brecha por dos motivos. El primero es que las pensiones han mantenido una revalorización por encima de la inflación. En 2019, subieron un 1,6%, pese a que el IPC avanzó un 0,7%, y en 2020, se revalorizaron un 0,9%, pero la inflación está en negativo. Estas ganancias de poder adquisitivo se consolidan año a año, de modo que la brecha entre jóvenes y mayores sigue creciendo. El segundo es que la crisis del coronavirus se ha cebado con los jóvenes, lo que provocará una reducción de su renta.
El escaso margen que ha tenido España durante los últimos años para elevar el gasto público lo ha destinado a elevar las pensiones. El resultado es que la renta media de los mayores de 65 años es ya un 14% superior a la que era en el pico de la burbuja inmobiliaria. Por el contrario, la renta de los jóvenes de entre 16 y 29 años ha caído un 4,2% y la de los que tienen entre 30 y 44 años se ha reducido un 2,3%.
La brecha generacional se corrigió entre 2015 y 2017 gracias a la creación de empleo, lo que mejoró la renta de los jóvenes, y a la congelación de las pensiones, con la revalorización del 0,25%. Sin embargo, la política de contención del gasto en pensiones saltó por los aires en 2018 y no se prevé que vuelva. Lo que sí se está estudiando son nuevos impuestos para ampliar las bases imponibles y así financiar el déficit de la Seguridad Social.
El resultado de estas políticas es que la brecha de ingresos se está consolidando. Si hasta el año 2008 los ingresos de los mayores de 65 años eran similares a los de la franja de 30 a 44 años, la diferencia en 2018 ya superaba el 17%. Y si se compara la brecha con los jóvenes menores de 30, ha pasado del 8% a superar el 28%. Una diferencia de ingresos de casi 3.000 euros netos al año.
El drama de la vivienda
Los datos de la ECV del INE muestran otra realidad dramática para los jóvenes: el problema de acceso a la vivienda. El porcentaje de mayores de 65 años con una vivienda en propiedad está en máximos históricos: nada menos que un 90% tiene casa propia. Sin embargo, para los jóvenes, acceder a una vivienda es misión imposible. La tasa de propietarios volvió a reducirse en 2018 y ya solo uno de cada cuatro jóvenes de entre 16 y 29 años tiene una casa.
El problema de acceso a la vivienda se está extendiendo rápidamente a la generación de entre 30 y 44 años: por primera vez, menos del 60% son propietarios. Esta generación no ha avanzado nada en la última década, a pesar de la recuperación económica. Hace una década, cuando este grupo social tenía entre 16 y 29 años, la tasa de propiedad ya era del 58%. Esto significa que hay un 40% de esta generación que tiene un problema estructural con el acceso a la vivienda.
La diferencia entre tener vivienda en propiedad y no tenerla afecta de forma significativa a la renta real de los hogares. Aquellos que no tienen que pagar un alquiler tienen mayor renta disponible por ahorrarse este gasto (pagar la hipoteca es una inversión, no un gasto). Pero, además, los propietarios se benefician de la subida del precio de la vivienda. Para corregir las diferencias que genera la propiedad de vivienda, el INE ofrece el indicador de renta con alquiler imputado, esto es, el beneficio que supone para los propietarios no tener este gasto.
En este indicador, la brecha entre jóvenes y mayores es mucho mayor y refleja la realidad social de España. La renta media por persona de los mayores de 65 años con alquiler imputado superó en 2018 los 16.000 euros, de modo que son el grupo social con más ingresos, superando a todos los trabajadores. Por el contrario, los ingresos de la generación de entre 30 y 44 años no llega a 12.000 euros netos anuales. Esto es, los mayores tienen unos ingresos que son nada menos que un 40% superiores a los hogares que están en edad de tener hijos.
El resultado es que los niveles de pobreza entre los jóvenes triplican los de los mayores. El riesgo de pobreza de los mayores de 65 años con alquiler imputado es del 8%, mientras que en los jóvenes de entre 16 y 29 años supera el 25%. Esta brecha social generará graves problemas económicos en el futuro, ya que las bases imponibles que soportan las rentas bajas son muy inferiores a las de las rentas altas. ¿Cómo podrá recaudar España para pagar las pensiones si está dejando de lado a dos generaciones completas?
La economía española adolece de un grave problema que surgió con la crisis de Lehman Brothers, pero que se está convirtiendo en estructural: el abandono de los jóvenes. A medida que pasa el tiempo y la ‘generación perdida’ va cumpliendo años, los problemas económicos avanzan con ellos, hasta el punto de que golpean ya a la franja de edad entre 30 y 40 años. En el año 2018, cuando la recuperación estuvo afianzada y el sector público volvió a tener un pequeño margen para realizar políticas expansivas, la opción elegida fue mejorar la situación de los pensionistas, ampliando así la brecha existente entre jóvenes y jubilados.